Un secuestro, un asesinato y un terrible secreto. Esto enfrenta, intriga y une a tres amigas, que pertenecen a distintas clases sociales, quienes descubren así el mundo de apariencias en el que han vivido. Esta es la trama que desarrolla la novela negra Una vida de mentiras (Planeta), de la escritora mexicana Nuria Kaiser (1979).
El thriller no es un género que sienta cercano, pero me fue muy bien. Me gustó incursionar en él, porque el reto es mantener al lector pegado al libro, en vilo, al filo del abismo y disfrutando la magia de pasar cada página”, comenta en entrevista.
La licenciada y maestra en Letras Modernas Inglesas por la UNAM agrega que decidió que su primera novela sucediera en Querétaro. “Todo está centralizado, el poder, pero también la narrativa. Hace falta que nos relatemos a nosotros mismos desde otros lugares”.
Confiesa que le atrajo la idea de que las protagonistas de esta novela negra fueran mujeres, pues quería explorar distintos puntos de vista y la mirada femenina.
Entre Lucía, Cecilia y Mimí, la que más me gusta es esta última, pues es una policía y es la que más se aleja de mí. Lo maravilloso de la literatura es que puedes recrear cualquier realidad y época”.
La trama, explica la cuentista y editora, aborda temas como la maternidad, el embarazo, el feminicidio, el amor, el compromiso y el matrimonio; pero también la corrupción y la mentira, “comportamientos que trascienden el género. Somos el resultado de la biología, pero también de nuestro entorno cultural e histórico”.
Los cuestionamientos centrales de Una vida de mentiras son: ¿estás segura de que tu historia es perfecta?, y ¿preferirías vivir un engaño o aceptar la dolorosa verdad? “No es exclusivo de las mujeres vivir en el autoengaño. Es humano preferir la visión cómoda, en lugar de ver la realidad como es, porque darte cuenta te obliga a actuar, a tomar decisiones”.
La autora de Provincia me mata (Premio Manuel José Othón) admite que lo más difícil fue construir el secuestro y el asesinato.
Hemos normalizado tanto la violencia, las balaceras y los narcobloqueos, que ya hemos perdido el asombro. Tengo a gente cercana que ha padecido esto y sé que es un evento demoledor para la familia”, destaca.
La narradora potosina indica que le agradó tanto el género de largo aliento que ya comenzó a escribir su segunda novela. “El cuento me encanta porque es breve. Pero la novela me hizo superar mi carácter disperso, me exigió más disciplina. El nuevo tema gira en torno a mi mayor preocupación, la crisis ambiental”.
