Concebido a finales del siglo XIX, para preservar y divulgar piezas artísticas representativas de la refinación estética alcanzada por el ser humano en diversos momentos y lugares del planeta, el Museo Metropolitano de Arte (Met, por su acrónimo inglés) entra a una nueva etapa de su historia, de la mano de la reapertura de su ala Michael C. Rockefeller.
Así se anunció ayer en conferencia de prensa en el museo neoyorkino, para dar a conocer los nuevos rostros de las tres salas que comparten dicha ala: África, Oceanía y Arte de la Antigua América, esta última diseñada con la colaboración del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Para Laura Filloy Nadal, responsable del rediseño curatorial de la Sala de Arte de la Antigua América, junto con Joanne Pillsbury, curadora de Arte Americano Antiguo Andrall E. Pearson en el Met, esta reapertura marca el cierre de casi una década de trabajo.
La académica mexicana, quien en México ha tenido a su cargo el estudio integral y la restauración de la máscara funeraria de Pakal ‘el Grande’, soberano de Palenque, señala que, en 2018, en el Museo Nacional de Antropología, de la Ciudad de México, iniciaron una serie de reuniones encaminadas a repensar la presencia de las sociedades americanas, pasadas y presentes, en el Met.
La diversidad y riqueza de culturas americanas
Con la participación de investigadores como el director del MNA, Antonio Saborit García-Peña; la titular del Museo del Templo Mayor, Patricia Ledesma Bouchan, y otros especialistas de instituciones y museos de Centro y Sudamérica, emprendieron el citado reordenamiento conceptual de la sala.
Así, Filloy Nadal y Pillsbury llegaron a una cifra cercana a los 700 objetos patrimoniales, elaborados en piedra, madera, cerámica, metal, jadeíta y concha, entre otros, que recorren una temporalidad que va, aproximadamente, del año 1200 a.C., al comienzo del siglo XVI y la llegada de los exploradores europeos al continente americano.
“Un objetivo es comunicar la vastedad territorial de las culturas americanas. De este modo, al ingresar a las galerías de Arte Moderno y Contemporáneo del museo, se puede apreciar una gran sección dedicada a los textiles sudamericanos.
“Dentro de esta área, única en su tipo en recintos de Estados Unidos, hay piezas de las culturas inca, moche o wari; luego, hay otra gran sección que nos lleva a un recorrido temporal y geográfico de la Patagonia al Perú, y finalmente, en una galería de doble altura, delineamos un corredor que asciende desde la actual Colombia y llega hasta el área mesoamericana. Esto nos permite destacar las intensas relaciones comerciales y de intercambio de saberes y tecnologías que existían ya desde tiempos remotos”.
Además, hay innovaciones museales, como el incluir, por vez primera, el nombre de los antiguos artistas dedicados a la talla de relieves en piedra para las cortes mayas, es el caso de Chakalte’, quien se sabe -por piezas como un dintel recuperado en el sitio La Pasadita, en Guatemala- estuvo activo como creador predilecto de la elite del Usumacinta, hacia 770 d.C.