Con dos exposiciones colectivas realizadas gracias a Dimitrova Gallery, Reska Ventura cumplió su sueño de colgar sus obras “Mis 4 lunas” y “Trazos de vida” en La Calera, al lado de maestros consagrados que reafirmaron que estaba encontrando el camino correcto.
Así también, en la Casa de la Cultura se encuentra expuesta una de sus pinturas que lleva el nombre de “Una noche de sinfonía”, la cual está rodeada de diferentes estilos de 15 artistas para sumar a su arte una gran experiencia con tantos maestros que lo acompañan en la galería Atanacio García Tapia.
Un cambio muy radical a lo que venía haciendo, es como define el artista su trabajo actual abstracto materialista.
Desde los 14 años realizaba grafiti desde las colinas rurales influenciado por los cholos y grafiteros que marcan territorios, sobre todo por las tipografías para el nombre.
Desde la secundaria ya le compraban algunos grafitos por el estilo que tenía. Sobre todo porque tenía la influencia de un grafitero europeo y porque salía de lo tradicional. Hace 10 años todo era por aerosol, pero ese grafitero usaba acrílico y técnicas más innovadoras.
Su primera experiencia en la pintura fue cuando conoció al maestro Armando Ruiz, quien daba talleres en el centro, pero al no poder acceder a estos por no tener posibilidades, le planteó un convenio para ayudarle en algunas tareas y recibir clases de manera gratuita.

Eso le dio la oportunidad de hacer una gran amistad con el artista para realizar trabajos juntos, desde escenografías en teatros, hasta aprender a trabajar con acrílico, óleo y grabado en punta seca y muchas maneras de tener una base en el arte.
Al llamarle la atención el grabado pudo entrar al CASA para ser parte de la segunda generación de grabado menos tóxico, una manera de sustituir químicos con materiales ecológicos. Posteriormente en Veracruz trabajó con el maestro Antonio Pérez y volvió a Oaxaca con mucha más preparación.
Los murales también fueron parte de su aprendizaje, pues tuvo un proyecto en el que realizaba diez murales a la semana.
Reska define su trabajo como abstracto mientras nos invita a verlo trabajar en su taller en Santa María Atzompa, de donde es originario, ahí ha experimentado todo lo que ha aprendido aunado a la nueva ventana que se abrió al ser parte de Dimitrova Gallery, un proyecto en el cual volvió a nacer.
“Ha sido un cambio muy fuerte, traía una cocina muy marcada y me bloqueé por un tiempo, ya que venía trabajando de una manera muy marcada. Tuve que salirme de lo convencional para salirme de la paleta Oaxaqueña”, nos platica el artista mientras aplica materiales en sus lienzos en blanco que prepara para una próxima exposición que se realizará en este enero del 2025.
“Ahora estoy desarrollando una manera distinta de trabajar en mi obra, llego a mi taller y mi pieza me va dando un dialogo para poder plasmar a mi manera para tener la oportunidad de exponer algo de calidad”.
Exponer en la Casa de la Cultura era un sueño inalcanzable, al igual que en La Calera, nos narra el artista, pero sobre todo observar que grandes artistas con los que se encuentra exponiendo se detienen a ver su obra es una gran emoción y afirma que va por buen camino al estar en una galería que le dio la oportunidad que no habían obtenido.
Reska finaliza diciendo: “prácticamente volví a nacer con este proyecto es otro estilo de pintura y formas que van surgiendo muy bien y estoy contento de lo que viene para que conozcan mi arte y lo que voy avanzando”.