En medio de la disputa y crisis diplomática creada contra la corona española a quien el gobierno de Andrés Manuel López Obrador le demandó “una disculpa” histórica “por las atrocidades cometidas durante la conquista”, el dhía de hoy la corona otorgó el Premio Princesa de Asturias de la Concordia 2025 al Museo Nacional de Antropología de México.
De acuerdo al sitio de la institución, la sede actual del Museo Nacional de Antropología en el bosque de Chapultepec, en la zona de Polanco, fue inaugurada el 17 de septiembre de 1964, y por más de cinco décadas, “ha cumplido con la misión de investigar, conservar, exhibir y difundir las colecciones arqueológicas y etnográficas más importantes del país”.
Desde su concepción, este ícono de la arquitectura urbana del siglo XX, fue ideado para ser, más que un repositorio, un espacio de reflexión sobre la rica herencia indígena de nuestra nación multicultural. Sus 22 salas y sus más de 45 mil metros cuadrados de construcción lo convierten en el museo más grande de México y en uno de los más destacados del mundo.
“Alberga y exhibe el acervo arqueológico del país”, señala en sus motivos el premio Princesa de Asturias. “Su colección está conformada por numerosas piezas arqueológicas —7.761 en exhibición— y etnográficas —otros 5,765 objetos— provenientes de todo México, testigos de múltiples grupos culturales durante cientos de años de historia, que dan cuenta de la diversidad étnica del país.
“Concebido como espacio de reflexión sobre la herencia indígena de la nación mexicana, el MNA está considerado un referente global en el estudio de la humanidad, debido a su compromiso con la divulgación, la investigación y la preservación del patrimonio cultural”, se lee en la nota de prensa difundida por la Fundación que otorga el premio.
Al referirse al galardón durante la conferencia mañanera, la presidenta Claudia Sheinbaum indicó “es un buen primer paso de la corona”, referente a que el gobierno de México aún está a la espera de la “disculpa” solicitada durante el sexenio pasado.
“Espero que continúen en este proceso de reconocimiento pleno a los pueblos originarios, a las grandes civilizaciones del pasado, a los pueblos de hoy, y a las grandes atrocidades que se cometieron durante la llamada conquista española”, puntualizó esta mañana.
El Museo Nacional de Antropología, institución creada en 1940 que investiga, conserva y exhibe las colecciones arqueológicas y etnográficas más importantes del país.
LA PIEDRA DEL SOL
El museo tiene piezas emblemáticas de la cultura mexicana como la Piedra del sol, conocida como Calendario Azteca, un enorme monolito de unas 24 toneladas, referencia de cómo medían los mexicas el tiempo. También se puede visitar el Atlante de Tula —una emblemática pieza tolteca—, la Máscara de Pakal —de la cultura maya—, o más de una decena de cabezas colosales olmecas.
El museo de Antopología tiene 22 salas y más de 45 mil metros cuadrados de construcción lo convierten en el museo más grande de México y en uno de los más destacados del mundo.
LA SALA 7 DE CULTURAS DE OAXACA
En su presentación de la Sala 7, destinada a las cultura de Oaxaca, el Museo de Antropología e Historia indica que “Oaxaca fue escenario de dos grandes culturas: los zapotecos, constructores de la ciudad de Monte Albán, y los mixtecos, destacados por su sensibilidad artística.”
En la sala Culturas de Oaxaca, se destacan algunos elementos de la capital zapoteca Monte Albán, sobresaliendo la maestría constructiva de sus arquitectos, tanto en los edificios civiles y religiosos, como en templos, tumbas y juegos de pelota. Los objetos de cerámica son otro rasgo a resaltar por su exquisitez y variedad de formas, donde sobresalen las urnas que generalmente se depositaban en las ofrendas mortuorias.
En la sala también se presenta el desarrollo cultural de los mixtecos. Considerados como los más importantes orfebres del México prehispánico, trabajaron las más finas y delicadas piezas de oro. Entre las piezas que más destacan hay que mencionar la cerámica polícroma y el tipo “códice”.
EL JUGADOR DE PELOTA
Una de las figuras de barro más representativas del juego de pelota en Monte Albán es el fragmento de vaso efigie que reproduce a un jugador de pelota sentado en actitud de reposo. Los atuendos que porta revelan una alta jerarquía social, así como en la deformación craneal y mutilación dental.