A los 97 años falleció, Peter Brook uno de los directores de teatro más influyentes del siglo XX por su capacidad para reinventar el arte teatral reduciéndola a sus elementos más básicos y poderosos.
Puedo tomar cualquier espacio vacío y llamarlo escenario desnudo”, escribió Brook, quien junto con Konstantin Stanislavsky marcó la teoría escénica del siglo XX.
Debutó como director profesional a los 17 años. En 1964 cautivó al público de Londres y Nueva York con su obra Marat/Sade, que ganó un premio Tony, y tres años más tarde escribió El espacio vacío, uno de los textos teatrales más influyentes de la historia.
Vivió en París desde principios de la década de los setenta donde creó el Centro Internacional de Investigación Teatral en una antigua sala de música llamada Bouffes du Nord. Su producción en 1970 de El sueño de una noche de verano, de William Shakespeare, en un gimnasio de cubos blancos fue un punto de inflexión en el teatro mundial. Inspiró a la actriz Helen Mirren a abandonar su floreciente carrera para unirse a su naciente compañía experimental en París.
Su adaptación de El Mahabharata, una versión de nueve horas de la epopeya hindú sorprendió a propios y extraños.
Dramaturgo experimental
Brook nació en Londres el 21 de marzo de 1925, en el seno de una familia de científicos judíos que habían emigrado de Letonia. Era un aclamado director del West End londinense a mediados de sus 20 años. Antes de cumplir 30 años ya dirigía éxitos en Broadway.
En París montó El rey Lear con actores de diferentes culturas. En 1971 realizó un viaje con Hellen Mirren y Yoshio Oida a través de África para poner a prueba sus ideas sobre el teatro y la actuación. “Para Peter Brook el teatro consistía en liberar la imaginación del público”, escribo el crítico John Heilpern en el libro Conference of the Birds: The Story of Peter Brook in Africa.
Llevó a escena también El hombre que confundió a su mujer con un sombrero, de Oliver Sacks y Happy Days, de Samuel Beckett. Con 92 años escribió y dirigió El prisionero con Marie-Helene Estienne, una de las dos mujeres con las que compartió su vida.
Ganador del Premio Princesa de Asturias en 2019, escribió Hilos de tiempo (Siruela), su autobiografía y en la que medita sobre sus vicisitudes artísticas, sobre las personas que admiró o que más le enseñaron durante su amplia trayectoria.
