La violencia, la corrupción, el caos y el precio que las sociedad otorgan a las cosas o las personas en un contexto donde lo que se busca es el poder, son parte de las reflexiones propuestas por el artista guerrerense Orlando Velázquez, quien expone su trabajo en el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO).
A través de 17 grabados, el originario de Taxco, Guerrero, pero que estudió en el Centro Morelense de las Artes, ve en la gráfica un arte ideal para la denuncia. Por ello, retoma varios temas cercanos a la realidad de su estado y país: el narcotráfico, la corrupción, el poder y todo lo que ello implica en quienes padecen sus consecuencias.
En una entrevista hecha por el IAGO, Orlando cuenta que abordó “los vicios que persisten en el ser humano, todo lo que detona el deseo del poder”. Aunado a ello, la relación del ser humano con la naturaleza, de “cómo de repente los seres humanos explotamos la tierra, los recursos y les ponemos precio, todo eso está generando este caos”.
El deseo que corrompe es el nombre de la exposición que Orlando comparte en el IAGO, por medio de una propuesta crítica hacia los objetos de deseo: dinero, fama y poder y los perfiles que se generan a partir de ellos: empresarios, políticos, narcotraficantes, según explica Santos.
Asimismo, invita a pensar en conceptos como crimen y política, vida cotidiana y violencia, relaciones que Guillermo Santos, autor del texto de sala, tienen límites que se han difuminado.
El deseo que corrompe es una exposición que invita a pensar también en cómo el ser humano es visto y considerado como mercancía en una dinámica criminal en México. De ahí que se observen cuerpos en escenas de “un intercambio siniestro entre objetos y valores, cuyo flujo se ha aceitado con sangre”.
La muestra se encuentra en curso en el IAGO y muestra un trabajo del artista Orlando Velázquez en el que la relación de gráfica y la política se hallan en sus personajes, formas y tonos. Durante agosto, y parte de septiembre, la exposición seguirá abierta al público.
