La ignorancia está prostituyendo a la cultura, dice Pérez Cruz
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Arte y Cultura

La ignorancia está prostituyendo a la cultura, dice Pérez Cruz

Voracidad comercial vacía de significados a la Guelaguetza, Convite, Calenda, indica


Foto: archivo // La guelaguetza, es un hábito, es una forma de vida, una manera de ayuda comunitaria como el tequio.
Foto: archivo // La guelaguetza, es un hábito, es una forma de vida, una manera de ayuda comunitaria como el tequio.

Las palabras como guelaguetza, convite, calenda y otras sobre las prácticas comunitarias y las tradiciones, lo mismo que los textiles, están perdiendo sus significados ante la voracidad comercial y las políticas gubernamentales. El periodista José Luis Pérez Cruz, director de la plataforma informativa y de difusión Santa Cultura, señala que a la par de esta pérdida tanto las autoridades como la misma población están prostituyendo a la cultura y que esto es por la ignorancia y le interés económico.

Pérez Cruz es un oaxaqueño nacido hace 50 años en la ciudad de Oaxaca, descendiente de una familia de comerciantes de frutas y legumbres en el mercado Benito Juárez, en el centro histórico.

Me tocó conocer un Oaxaca más genuino y creo que diferente. Eso me hace añorar mucho el pasado”, confiesa el periodista, quien en entrevista comparte sus reflexiones sobre la utilización de las tradiciones, a propósito de actividades como el nuevo desfile de carros alegóricos y de esculturas con motivo de la Noche de Rábanos o de los realizados por el Día de Muertos y Fieles Difuntos.

De varios años a la fecha, la actividad turística ha delineado sus actividades en torno a la cultura, ¿qué política turística observas en esta administración?

Más allá de las políticas que una secretaría de cultura o de turismo han implementado desde hace varios años estas muestran un desconocimiento. Para alguien como yo, mis antepasados y muchas familias que se resisten a irse del centro histórico, nos tocó vivir otro Oaxaca y conocerlo de otra manera. Y eso es de lo que carecen y adolecen quienes toman las decisiones respecto al turismo y a la cultura: conocer a Oaxaca a pie, a profundidad, conocerlo desde la personalidad que tenían los oaxaqueños antes. Ser oaxaqueño no se define por usar una camisa con un bordado o usar un huipil sino a partir de los valores que nos enseñaban, del amor a la tierra y del respeto a las herencias y patrimonio cultural que tiene una ciudad como Oaxaca.

José Luis reconoce que la actividad turística es importante para la capital del estado. Sin embargo, aclara que las y los turistas son “transitorios”, no así “quienes vivimos en esta ciudad”, pues “somos permanentes hasta que Dios decida llevarnos de este plano” y por ello tenemos una responsabilidad con los patrimonios y territorios: que la gentrificación (turística) no desplace a la población original. Es decir, que como parte de la actividad turística y el incremento que en las rentas, servicios y productos que conlleva no se termine desplazando a la población local por una de mayor poder adquisitivo.

Siempre han venido los turistas a Oaxaca”, pero las políticas, visiones y acciones que rigen la actividad turística adolecen del desconocimiento de la historia de la ciudad, explica Pérez. Por ejemplo, el que la mayoría de las tradiciones son producto del sincretismo de la cultura prehispánica y la que llegó con la conquista, a través de la religión católica.

 

Muchas de estas usanzas responden a actos de fe y de evangelización de la iglesia católica, pero hoy en día se desvirtúan para dar paso al espectáculo. Los usos que se dan ahora a las costumbres son netamente comerciales. Se puede hacer, siempre y cuando el turista tenga el derecho a saber a qué se debe una tradición, qué es la guelaguetza, por ejemplo. (Guelaguetza) no es una serie de bailes o espectáculo de ellos, muchos inventados; no es una marca. Es un hábito, es una forma de vida, una manera de ayuda comunitaria como el tequio. Pero ahora vocablos de este tipo de solvencias comunitarias son usados de manera comercial para nombres de restaurantes, para nombres de proyectos culturales, que nada tienen que ver”.

 

Dos días antes de la fiesta grande llega la calenda, que anuncia la celebración en grande al Cristo, santo o virgen.

 

¿Se están vaciando los significados de estas prácticas?

Sí. A cualquier cosa le puedes poner el nombre de una tradición: calenda. ¿Qué es una calenda? No es un acto para celebrar, es un acto para anunciar una fiesta patronal de la iglesia católica.

 

¿Y qué es un convite?

Es un aviso de que inicia el novenario, los rezos que se van a realizar en torno a una virgen, a un Cristo o a un santo, y que culminan con la fiesta patronal o día grande.

 

¿Entonces es primero el convite y después la calenda?

Primero es el convite que anuncia el novenario, posteriormente inician las rendidas de culto… Dos días antes de la fiesta grande llega la calenda, que anuncia entre el barrio, entre la comunidad, que en dos días se celebra en grande al Cristo, santo o virgen.

Todas estas palabras: convite, calenda, guelaguetza, están perdiendo sus significados…

Se están prostituyendo.

 

¿Quién las prostituye?

Las prostituye la ignorancia porque las culturas de Oaxaca ameritan un respeto, (Las prostituyen) la ignorancia y el hambre de explotación de estos recursos culturales. Creo que se pueden crear productos culturales, pero algo nuevo y respetando lo que ya está. A los trajes regionales lo mismo los meten en la Procesión del Silencio que en el desfile de delegaciones, que en una comparsa, una muerteada…

 

Ahora los usan las y los funcionarios

Se vuelven uniformes y uno que usaba estas prendas se abstiene de hacerlo porque ya tienen otro sentido. Un textil se usa por el gusto, porque se nota cuando a alguien le agrada, pero también se nota cuando un funcionario lo usa para cumplir una cuota de baño de pueblo. Eso es lamentable y lo más es que como población, comunidad, ciudad, como oaxaqueños, permitimos este tipo de cosas.

 

Se dice que no se cuida ni respeta lo que no se conoce

Claro. En tiempos de redes sociales, la vanidad, que era algo que señalaba mucho doña Casilda Flores Morales, una gran oaxaqueña más allá como comerciante. Ella deja un grupo de chinas oaxaqueñas porque no está de acuerdo en que se usen esas indumentarias y lo que representa una canasta, una promesa de fe, se usen para un mitin político o la toma de un presidente municipal o un informe de gobierno. Esa gente respetaba esas costumbres y creo que nos falta esa visión, que no hemos sabido heredar a las juventudes. Tener la conciencia que estamos traicionando nuestros pensamientos antiguos. Creo que se debe a que vivimos en una ciudad y nos vamos perdiendo.

 

¿Estamos ya en una escenografía? ¿En una versión de Disneyland?

Sí. Tenemos este nuevo sentido empresarial de que todos estos desfiles que en diferentes épocas turísticas de Oaxaca se están presentando con los elementos de las culturas oaxaqueñas responden como a esos desfiles que se hacen en los parques de diversiones de Disney o que se hacían en Reino Aventura o se hacen en Six Flags, que al final presentan estos carros alegóricos y los personajes ambientados a la época. En eso están convirtiendo a las culturas, en un espectáculo que se amolda a las necesidades comerciales de las diferentes temporadas vacacionales… Es muy lamentable porque es una falta de respeto a lo que responden (los elementos de una cultura), sobre todo los textiles, que responden a una iconografía, a una cosmovisión más profunda que verlos como espectáculos baratos.

 

Se nota cuando un funcionario lo usa (vestimenta o textil) para cumplir una cuota de baño de pueblo. Eso es lamentable”

José Luis Pérez Cruz, director de la plataforma informativa y de difusión Santa Cultura


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