Voces, ecos y secretos: Guadalupe Morfin: poeta de lo cotidiano
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Voces, ecos y secretos: Guadalupe Morfin: poeta de lo cotidiano

Su libro de 110 páginas es un viaje hacia adentro, un dialogo interno entre rutinas


Voces, ecos y secretos: Guadalupe Morfin: poeta de lo cotidiano | El Imparcial de Oaxaca

Es jueves por la tarde, el bullicio y ansias por el fin de semana se deja correr en la Ciudad de México. Estoy en una banca de la Alameda Central, lo más alejado que puedo de los vendedores ambulantes, el ruido de los cláxones, la prisa de los oficinistas que corren a su hora de comida y de los patinadores que agarran vuelo por los azulejos del parque.

En medio tanto caos necesito algo de silencio y en la línea del celular converso con Guadalupe Morfin, poeta tapatía, que me lee ufana algunos fragmentos de Teología de las pequeñas cosas (Arlequín/2022) su más reciente poemario: “Invisibles a nuestros ojos/ pródigas constelaciones parpadean/ Ni siquiera en calma/ logramos acertar en su designio/ tanta es su luz…” escrito en tiempos de pandemia.

Su libro de 110 páginas consta del poema central (que da el título) y otras tres partes, la primera es La caso barro de mí misma, habla de las rutinas del hogar, la autora me comenta, “con humildad fui conectando con las rutinas, objetos y fui descubriendo un misterio en esos actos repetidos”. La segunda parte Por este caminar entre el responso “conecta el quehacer de la poesía con el dolor de la patria y la esperanza”, además incluyó un poema dedicado a “la guerra ciega de Ucrania”.

Y aunque admite que espiritualidad hay en toda la poesía, considera que la tercera parte de su libro En los bolsillos del alma es la más espiritual porque habla del adviento, la navidad y la pascua; “poemas donde a través del contacto con nuestra realidad cotidiana, podemos conectar con Dios, no en esa reflexión teologal, sino como experiencia vivida”.

El derecho es racional y la poesía sentimental, no obstante Guadalupe Morfin se ha devaneado profesionalmente en ambos mundos gracias a los Derechos Humanos que para ella son “el lado matria del derecho”, pues son un tejido que se hace para combatir y buscar la paz. Fue presidenta de la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Jalisco entre otros cargos públicos, a los que dice, “ha robado tiempo” para dedicarse también a la poesía y en su haber lleva desde 1985 hasta la fecha, seis poemarios.

Este libro es un viaje hacia adentro, un dialogo interno entre rutinas. “En mi caso estuve (en la pandemia) casi dos años de vivir sin ayuda en casa y entré en diálogo con esas tareas de cuidado que tradicionalmente han sido confiadas a las mujeres, no porque tenga que ser así, pero estamos acostumbrados, dialogué con el patio, el lavadero, los mandiles, los fogones”.

El tiempo de silencio y encierro le permitió a la jalisciense conectarse con otras y otros que desde afuera viven sus dolores y esperanzas; “reconociendo que todas y todos somos interdependientes”. La poesía para ella fue un aire nuevo, una nueva forma de respirar cuando la cotidianidad parecía ahogarnos, por eso este libro versa en torno al tiempo, el silencio y la compañía no sólo de personas sino de cosas; pero sobre todo sobre la gratitud.

@Urieldejesús02


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