Convertido el aeropuerto en Centro de Cultura y Arte

Con la escultura de un maguey en su acceso, el Aeropuerto Internacional de Oaxaca presenta a turistas nacionales y extranjeros “la parte medular de lo que es hoy por hoy Oaxaca”, pero también se convierte en un “centro cultural de arte”. Esa es la descripción que de este espacio e iniciativa comparte la gestora cultural Lizbeth Bernal García Cano.

De la mano de la administración del aeropuerto, Bernal ha impulsado La Barda de Adobe, una propuesta de exposiciones que empezó con el artista oaxaqueño Manuel Miguel. Pero que es antecedida por la incursión del también oaxaqueño Fernando Andriacci hace algunos años y de otras galerías o autores que han compartido su trabajo en este sitio.

En una nueva etapa, en la que La Casa de Adobe impulsa el arte oaxaqueño en el aeropuerto, Bernal señala que la idea es que este “recinto de arte y cultura” se incorpore a los corredores artísticos del estado. Y así consolidarse como “la llave de entrada para conocer lo que es Oaxaca en su esplendor artístico”, en donde la gente “pueda admirar la obra y pueda saber qué está viendo y por qué el artista lo expresó así”.

Desde 2021, en el aeropuerto se muestra la obra del artista Manuel Miguel (originario de Teococuilco de Marcos Pérez). Esto luego de que tras la participación de Andriacci la directiva del aeropuerto se propuso “darle lugar a las nuevas generaciones”.

Por ello, a partir de 2021 en los pasillos se exhiben cerca de 15 esculturas monumentales y de otros tamaños elaboradas por Manuel Miguel. A través de colibríes, abejas, caballos y agaves, el autor propone reflexiones y mediante representaciones de agaves muestra no solo la cultura mezcalera del estado sino la importancia del cuidado de la flora y fauna.

De la mano del proyecto La Barda de Adobe, el Aeropuerto Internacional de Oaxaca emprende una nueva etapa, pero en el área de los corredores. Es decir, en el interior del aeropuerto, donde también se presenta otra serie de esculturas y pinturas del mismo autor. Sin embargo, ahora será de la mano de nuevos autores como el artista visual Jesús Cuevas, cuya obra estará en este sitio en próximas semanas.

Pero la intención de esta nueva etapa, explica Bernal, es que también se proyecte el arte popular como las tallas de madera conocidas comúnmente como alebrijes.

Exposiciones a detalle

Desde 2018, cuando La Barda de Adobe se vinculó con el aeropuerto, parte del trabajo se ha enfocado en proyectar el arte plástico y la cultura popular del estado. Y por ello se han generado textos para cada obra, su contexto y la intención con la cual la creó el autor.

Como esto es un centro cultural, lo que hacemos es dar a conocer el nombre del artista su historia, procedencia, quitar el tabú informativo”, cuenta Bernal sobre las hojas en las que en idioma español e inglés se proporciona la explicación. Y junto a ellas, códigos QR con los textos y catálogo de la obra expuesta, además de que se contextualiza al espectador sobre el proyecto y los orígenes o historia del arte oaxaqueño.

Una expresión y “probadita” de Oaxaca

Juan Pablo García-Luna Gutiérrez, administrador del Aeropuerto Internacional de Oaxaca, contó que la iniciativa de hacer del aeropuerto una especie de centro cultural y artístico nace de la necesidad de dos vertientes: “darle a los artistas la posibilidad de expresarse en el aeropuerto y que los pasajeros, cuando lleguen, tengan ya una probadita de lo que van a ver en Oaxaca, en la ciudad”.

El administrador señaló que el aeropuerto no cobra a los artistas por publicitarse o proyectarse en él, ya que lo que se pretende es fomentar “la cultura, el arte local”, y que el pasajero tenga con estas obras sus primeras impresiones del estado.

Antes de Manuel Miguel, los corredores del aeropuerto han contado con las obras de la galería Sonríe, del artista Fernando Andriacci (que fue el primero en exponer), así como una muestra de textiles del maestro artesano Felipe Santiago y otra exposición gestionada por La Barda de Adobe.

La idea es que vayamos cambiando las exposiciones. A las esculturas, les damos un plazo más amplio, un año. Y las que tenemos adentro las vamos moviendo alrededor de cada seis meses”, detalló. Con La Barda de Adobe, esta dinámica será de un mes por artista en los próximos seis meses.