Entrevistas Sin Fecha: Daniela Tarazona
Oaxaca
La Capital Los Municipios
El Imparcial del Istmo El Imparcial de la Costa El Imparcial de la Cuenca
Nacional Internacional Súper Deportivo Especiales Economía Estilo Arte y Cultura En Escena Salud Ecología Ciencia Tecnología Viral Policiaca Opinión

Arte y Cultura

Entrevistas Sin Fecha: Daniela Tarazona

“Ignoramos la muerte para sobrevivir”


Entrevistas Sin Fecha: Daniela Tarazona | El Imparcial de Oaxaca
Daniela Tarazona (Ciudad de México, 1975)

Daniela Tarazona (Ciudad de México, 1975) es autora de novelas como El animal sobre la piedra (Almadía/2008), El beso de la liebre (Alfaguara/2012) y la más reciente Isla Partida (Almadía/2021), una novela fragmentaria en la que la protagonista se enfrenta a muchas caras de su mente, en una construcción colectiva del yo.

“La voz de esta mujer está construida por una serie de pensamientos muy caóticos, quise representar su voz interna; que tiene que ver con un episodio biográfico que viví”, me dice en una videollamada. Para Tarazona el haber sido becaria del programa de Jóvenes Creadores fue algo fundamental para su carrera, pues ha tenido un romance casi de amantes con el teatro, ya que a veces es cercana y otras distante. No obstante,decidió escribir novela, aunque reconoce “Me tardo mucho en escribir porque me cuesta mucho hacerlo”, puesto que siempre busca ponerse en juego con una escritura riesgosa:

Al leer Isla Partida me pregunté ¿Qué es la identidad para Daniela Tarazona?

—Yo he trabajado la identidad desde mi primera novela El animal sobre la piedra; en El beso de la Libre, también. La identidad para mí es algo en constante cambio, a mí me sorprende mucho pensar cómo fui hace cinco años. De pronto hay un desconocimiento, uno no puede pensar que a los 15 años tenía ciertas maneras de ver el mundo y ahora no. A mí me interesa mucho plasmar en mis textos esta condición indescriptible de la identidad. Creo que nuestra existencia está muy marcada por nuestros ancestros, familiares o amigos, las gentes que han estado cerca de nosotros y todo eso nos da características y nos hace ser de una manera o de otra, tenemos miradas heredadas, pero también otras aprendidas que nos parecieron interesante, para mí la identidad está en los otros.

¿Entonces la identidad es algo colectivo?

—Sí, yo creo que tiene un componente de construcción colectiva muy importante y aunque mis novelas, sobre todo Isla Partida podría leerse como una novela muy cifrada, pone sobre la mesa que el “yo” es una cosa difícil de atrapar.

 

Izquierda: El beso de la liebre (Alfaguara/2012) / Derecha: Isla Partida (Almadía/2021)

 

En el libro incluyes láminas de resonancias magnéticas tuyas, si a veces es difícil mirarse directo al espejo ¿Qué fue para ti esta visión abstracta de ti?

—Mi neuróloga me explicaba algunas cosas de las imágenes porque es un lenguaje que no es el mío, entonces cuando leí ese diagnóstico, pues sí me impresioné muchísimo porque decía tal cual que sí había algo ahí que atender y fue muy sobrecogedor; me asusté mucho, pero luego cuando ya me dijo la doctora que era mejor tener algo que se identificara fácilmente para tratarlo, eso fue un alivio porque a partir de ese momento comencé a tener un tratamiento que me ha ayudado a nunca más estar así.

Me llama la atención que dices “Sentí fragilidad” ¿Por qué?

—Porque si lees algo que te dice “esto no está funcionando bien”, no sabes en ese momento si eso va a tener cura o tratamiento y lo que te da es una sensación de estar muy desarmada, te preguntas “¿Qué va a ser de mí?” Afortunadamente, fue inmediato, me cambiaron el medicamento y me he mantenido completamente bien.

Desde tu primera novela haces énfasis en lo mucho que significó la muerte de tu abuela ¿Crees que la vida se concibe diferente después de ese primer contacto con la muerte?

—Sí, definitivamente, yo creo que la primera vez que perdemos a un ser cercano, primero ves como el descenso —hay casos en los que eso no ocurre— pero en mi caso vi la descomposición de la vida, cómo se va extinguiendo y luego cuando ya sabes que ha muerto pues te queda muy claro que la muerte está ahí al lado, algo que ignoramos para sobrevivir. Digo, aquí en México tenemos una relación más festiva con la muerte; sin embargo, no quiere decir que tengamos tan claro que la muerte es de un momento a otro. Ese instante en el que uno está vivo y de repente muere es muy sorprendente, uno no puede entenderlo.

Tienes una frase que dice “Las palabras se han convertido en carne, ahora todo se compra” y es muy cierto, puedes adquirir cualquier cosa con un capital ¿No?

—Tremendo… es lo que más me da miedo del mundo de hoy, porque ya llegamos no a un límite, borde o frontera, sino a lo que sigue. Hay un ensayista alemán que se llama Boris Groys que habla de cómo la lingüística desde la aparición de Google es diferente, porque lo que él dice es que las palabras ya no significan lo que antes significaban porque no están asociadas entre sí; la asociación de palabras que Google produce es nueva. Esto es una cosa, a parte toda la venta de datos personales, que no es nada más la venta de información, no, hay más cosas que se comercian, eso me da mucho miedo. A dónde vamos a ir a parar si nuestras emociones ya se venden e incluso nuestro comportamiento es predicho por un robot, saben lo que te va a gustar, antes que tú.

En medio de este mar de sustracción de datos ¿Crees que haya algo del ser humano que no se pueda vender?

—Sin duda, estoy convencida de que tenemos un centro —el corazón por ponerlo en algún lugar del cuerpo— y es muy importante mantener ese centro libre de humo, de contaminación. Esa parte que nos dice lo que cada uno de nosotros es, creo que sí no se puede comprar.

@Urieldejesús02