Entrevista a Luna Miguel
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Arte y Cultura

Entrevista a Luna Miguel

“Da miedo que podamos disfrutar en soledad”


Entrevista a Luna Miguel | El Imparcial de Oaxaca

PRIMERA PARTE

Luna Miguel (Alcalá de Henares, 1990) tiene una gran disidencia de si deben o no seguirla llamando “escritora joven”, pero, al verla, es inevitable no pensar en su juventud. Muy precozmente, desde los 18 años ha publicado libros de poesía y narrativa como El funeral de Lolita (2018), El coloquio de las perras (2019) —donde rinde homenaje a Eunice Odio, Elena Garro, Victoria Santa Cruz y Guadalupe Amor y otras escritoras— Caliente (2019) y Poesía Masculina (2021). Sus textos se han traducido a una docena de lenguas, lo que la convierte en una de las representantes de la nueva escritura española.

En octubre estuvo en México, le solicité una entrevista y amablemente me citó unas horas antes de que saliera su vuelo de regreso a Barcelona, en el patio del céntrico hotel donde se hospedaba. Era mediodía y la esperé a que hiciera checkout, al acercarse, la vi batallar con dos grandes bolsos llenos de libros, “tuve que sacrificar la ropa por los libros” me dijo y tomó asiento frente a mí. Vestía un corto vestido negro y botas uniforme, sus tatuajes eran un toque de color en su blanca piel; acto seguido se acomodó el cabello y se cruzó de piernas, atenta para comenzar con la entrevista.

Hablamos de su acercamiento con el mundo de los libros, siendo hija de un profesor de Literatura y una madre escritora, era impensable que esto no ocurriera. Desde que trazó sus primeras letras, la escritura se convirtió en una obligación, que entre juego y juego la hicieron adquirir la costumbre de la escritura y el amor por los libros.

A los 11 años, descubrió que los libros podían ser de deseo o erotismo, desde entonces la exploración del cuerpo y los sentires ha sido algo que la ha fascinado. Su pubertad coincidió con la época de explosión de los blogs y publicó sus primeros poemas en Fotolog.

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El erotismo y la marginalidad forman parte de la mejor literatura

¿Cuál fue el primer libro con el que flipaste, como dicen?

Uff, lo recuerdo perfectamente, fue La Senda del Perdedor, de Bukowski. Mi padre me lo dio a los 11 años y me emocionó, porque de repente vi que literatura no solamente eran aquellas cosas que parecía que no me interesaban, sino que se podía hablar de “guarradas” en los libros (risas) y yo creo que gracias a las guarradas empecé a leer.

Tú escritura es muy erótica, transgresora, hasta puede ser incómoda, pero haces que suene poético y muy bien ¿Cómo lo logras?

—Bueno gracias (sonríe). Creo que el erotismo y la marginalidad forman parte de la mejor literatura, son temas y estados de ánimo difíciles de expresar, que conlleva mucho trabajo pensarlos y escribirlos. También creo que la literatura no tiene que ser agradable, no tiene que ser bonita; tenemos normalmente la idea de que la poesía tiene que ser preciosa y como una joyita, pero yo creo que también puede ser fea; a mí me interesa mucho explorar la fealdad de la literatura.

¿Qué es la fealdad para ti?

—Es una enorme pregunta, pero supongo que es eso que de entrada nos genera rechazo porque no lo entendemos o porque no es normativo, y de repente lo más feo puede convertirse en lo más atractivo o lo más bello.

¿Por qué crees que si es algo normal sea incómodo hablar de erotismo?

—Mi teoría es que la sexualidad, tanto con uno mismo, como en compañía, es algo que hacemos en la intimidad, cuando estamos en nuestros cuartos encerrados, y por lo tanto es algo que nadie puede controlar. A los poderosos les gusta controlarnos, les gusta saber lo que hacemos, lo que pensamos, basta ver los anuncios de Google, que nos salen y tienen que ver con la conversación que tuvimos ayer con nuestra amiga. Entonces en un mundo en que tenemos que estar constantemente controlados, la sexualidad es lo más libre que hacemos y da miedo que podamos disfrutar en soledad y que nadie pueda controlar nuestro deseo.

Muchos escriben textos eróticos, pero no los publican ¿Qué hizo que rompieras esta barrera?

—Sí que la tengo, y no me atrevo muchas veces a escribir sobre lo que quisiera, pero yo creo que esa barrera simplemente se quita con la lectura. Creo que hay una gran tradición de voces femeninas y masculinas que han tratado el tema del deseo, la sexualidad, el onanismo, etcétera, y cuando te das cuenta de que es algo que lleva escribiéndose desde la antigua Grecia y que realmente por todos los tabúes de la sociedad no lo elevamos a la categoría de “buena literatura”, pues solo hay dos opciones: o seguir perpetrando el tabú o atreverse también a hablar desde ese lugar.

¿Romper tabúes en la literatura?

—A mí me molesta mucho esto de que la literatura tiene que romper tabúes. Yo creo que, en realidad, en literatura no hay… (piensa unos segundos) o no debería haber tabúes.

Sin embargo, es un hecho que los hay.

-Claro, porque son tabúes sociales, no literarios.

¿Recuerdas la primera vez que leíste un texto en público?

—La primera vez que leí en público creo que fue en un bar (se toca la frente al recordar) en Almería —la ciudad en la que crecí, al sur de España— y pues muy nerviosa, me trabé, no sabía hablar en público, yo era una adolescente, menos mal que de eso ya han pasado más de 15 años (risas).

¿Qué tanto ha aprendido Luna Miguel en estos 15 años?

—No sé si he aprendido a escribir, pero sí a leer, crear itinerarios de lectura, a ordenar mis obsesiones como escritora; también a aceptar las críticas, obviamente.

¿Cuáles son tus obsesiones como escritora?

—Me obsesiona como hemos dicho antes, el retrato del cuerpo, el tema del deseo, no solamente el sexual, sino el de estar vivos. El deseo en general es algo que me preocupa.

@Urieldejesús02

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PIES DE FOTOS:

El funeral de Lolita (2018).

Luna Miguel (Alcalá de Henares, 1990) ha publicado libros de poesía y narrativa.