“Hemos olvidado que en la vida todo es un juego”: Vivian Mansour
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“Hemos olvidado que en la vida todo es un juego”: Vivian Mansour

El peinado de la tía Chofi es una de las obras más icónicas de Vivían Mansour, pero la autora señala que no desea hacer una continuación


“Hemos olvidado que en la vida todo es un juego”: Vivian Mansour | El Imparcial de Oaxaca

Hace meses la reconocida autora de literatura infantil, Vivían Mansour estuvo de visita en la Ciudad de Oaxaca, como homenajeada de la FILO, tuve el gusto de entrevistarla y la cita fue una fresca mañana de octubre. Mientras la esperaba, pensaba que muchos de los escritores a los que he entrevistado crecieron leyendo a Julio Verne o Antonio Salgari, pero la mayoría de los lectores de mi generación ya no leyó a esos clásicos, sino a autores más modernos como Antonio Malpica, Francisco Hinojosa o la misma Mansour. En eso la vi bajar por las escaleras del céntrico hotel donde se hospedaba, venía ataviada con un vestido negro con puntitos blancos, unas cómodas sandalias y un suéter color negro, movía las manos haciendo grandes ademanes mientras nos saludábamos. 

Desde el momento en que nos sentamos, frente a frente, comenzamos a hablar, los típicos comentarios del clima -para romper el hielo-, luego prendí la grabadora y le conté mi idea de lo mucho que ha cambiado la literatura para niños, me respondió y fue fluyendo, hasta que reaccionó y me preguntó “¿Ya empezaste la entrevista o seguimos platicando?”, “Ya, pero dejemos que la entrevista sea una plática” le respondí y luego comenzamos a reírnos.

***

¿Qué leía Vivían Mansour cuando era niña? 

-Bueno yo tenía la ventaja que mi papá era un gran lector, él me permitía que yo eligiera los libros que yo quisiera y elegía mucho por la portada y por los títulos, porque eran el gancho. Por eso yo me preocupo mucho cuando escribo que la portada esté muy bien hecha y que el título sea irresistible para que, en medio de todo el universo de libros, se animen a elegir mi libro (hace muchos ademanes). Entonces yo leía Cyrano de Bergerac una novela que disfruté mucho porque trataba de un espadachín muy feo, narigón que escribía maravillosamente y que gracias a esas cartas hizo que se enamorara una mujer que, en lugar de preferir al guapo, prefirió al que escribía esas cartas maravillosas y yo me sentía en esa época muy identificada con la historia (sonríe), y luego en mi casa había dos tomos muy gruesos de Las mil y una noches y me fascinó porque uno como escritor se identifica mucho con Scheherezade que si no lograba captar la atención del sultán iba a ser decapitada, entonces como escritores siempre estamos con la espada a punto de caer sobre nuestras cabezas y necesitamos que el lector no se nos aburra. 

Y como periodistas, actores y cualquiera que necesite de público…

-Sí, dicen que aburrir es el crimen más fuerte. Pero bueno yo leí eso, novelas sobre doctores, leí también comics, mi papá me reservaba las historietas que se publicaban en el Excélsior en aquella época, entonces me gustaba porque no había censura. 

A ver, 25 años ya de El peinado de la tía Chofi un personaje icónico de la literatura infantil ¿Qué piensa de esto?

-Que muchas gracias, es un personaje que me ha dado muchas satisfacciones, se presta mucho para el relajo; le tengo mucho cariño a esa historia porque además fue la primera que publiqué gracias a un concurso abierto al público que era el de la Feria Infantil y Juvenil de la Ciudad de México, que tristemente ya no existe, pero en ese momento me abrió las puertas para la literatura infantil, porque tú podías mandar tu colaboración con un seudónimo y yo digo que ese concurso fue muy honesto, porque yo no conocía a nadie y lo gané (se acomoda el cabello). 

¿Puede haber otro libro de la tía Chofi o ya no?

-Fíjate que me han dicho que por qué no hacemos una saga, pero no, yo creo que ya ha cumplido su función y seguirá yendo al salón de belleza todos los días y viviendo esa aventura extraordinaria en una boda, pero creo que no voy a hacer continuaciones, pero se sigue leyendo, reeditando y está muy presente mi tía Chofi. 

Leí que usted acostumbra a escribir por las mañanas ¿Cuándo viaja también lo hace o se torna un poco difícil? 

-La maravilla de nuestro trabajo, tú lo has de saber muy bien, es que con un lápiz y una hoja ya puedes trabajar, no necesitas una producción muy complicada ni nada, entonces yo he escrito en las mañanas con mucha disciplina, puede ser en un viaje, en un aeropuerto o un café, a mí me funciona, pero, así como tú, traigo siempre una libretita, por si se me ocurre algún personaje o algún dialogo, porque uno siempre cree que se va a acordar después de esa idea maravillosa y oh sorpresa, no. 

Está mucho tiempo rodeada de niños y algo que los caracteriza es que ellos juegan ¿Cuándo fue la última vez que jugó? 

-No, la ventaja es que yo juego trabajando, mi trabajo es un juego (se ríe), pero fíjate me gusta esa pregunta, porque hemos olvidado que todo es un juego, aunque no lo crean todos los trabajos son un juego, suena raro, pero si uno lo ve todo es un juego, el juego es la única capacidad humana que hay, los animales lo hacen, pero de una manera muy elemental, los juegos complejos solo los podemos hacer los seres humanos y lo hemos olvidado. Yo juego con las palabras, pero cualquier actividad puede entablar ese placer lúdico del juego. 

¿Hubo algo en específico que la llevó al mundo de la literatura infantil? 

-Es que yo disfruté tanto leyendo de niña, que quiero que los niños también conozcan ese disfrute de pasar las páginas y estar horas leyendo; de niña en el club en lugar de hacer ejercicio me ponía a leer entonces yo quiero que los niños compartan ese placer que yo tuve. 

¿Por qué cree que la infancia sea tan importante para la vida? 

-Dicen que infancia es destino y es totalmente cierto, porque la infancia es realmente un terreno fértil para cambiar al mundo. 

Con tantos años escribiendo para ellos ¿Ha podido asimilar como piensa un niño? 

-Te voy a decir algo interesante, son más las cosas que nos asemejan que nos diferencian, todos tenemos pulsiones emocionales parecidas, los adultos y los niños tenemos miedo, nos enamoramos, tenemos incertidumbre y no es muy distinto lo que siente un adulto que lo que un niño, el chiste es saber cómo dar la información para que la procese según su edad.