Juan Patricio Riveroll: Entre la literatura y el cine
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Juan Patricio Riveroll: Entre la literatura y el cine

Tras bambalinas, tomándose un espacio de las pruebas de vestuario para su próxima película, converso con Juan Patricio Riveroll (Ciudad de México, 1979) que luego de 13 años de dedicarse…


Juan Patricio Riveroll: Entre la literatura y el cine | El Imparcial de Oaxaca

Tras bambalinas, tomándose un espacio de las pruebas de vestuario para su próxima película, converso con Juan Patricio Riveroll (Ciudad de México, 1979) que luego de 13 años de dedicarse exclusivamente a la literatura, ha decidido volver al ruedo del cine. Me dijo: “Es complicado, porque apenas estoy regresando, pero vamos a ver cómo me va después con la edición y con lo de los fondos, es un camino largo, pero también es muy interesante”.

Quizá ese interés que le produce su trabajo, sea la razón por la que esa tarde, la mirada de Riveroll destelle ánimo, se ve contento de regresar a sus orígenes, aunque asegura, su interés por la literatura sigue allí, “muy constante y muy presente”. Esta nueva película es solo un paréntesis en su haber novelístico, en donde ya figuran algunos libros que han sido bien recibidos por la crítica; el más reciente, la novela histórica Al Filo de la Revolución (Planeta/2021), donde se adentra por los años olvidados del Che Guevara en México:

Ya has hecho cine y novelas ¿Te decantas por alguno o no podrías decidirte?

—Pues en realidad las películas que hice no tenían mucho guion, fueron películas con improvisación, muy conscientemente quise hacer una película que tuviera varios elementos del documental. Soy más director que guionista, pero acabo haciendo las dos; me asumo como director y a la hora de escribir, pues me asumo más novelista. En este momento de mi vida soy más escritor, desde el 2008 empecé a escribir mucho más duro, entonces ya son 13 años de dedicarme a la literatura. Hace muchísimo no pensaba en hacer cine, ahorita se me abrió esta oportunidad y antes de ponerme a escribir mi siguiente novela, pues quise otra vez aventarme al ruedo y a ver qué pasa.

En tu nueva novela escribiste de un personaje icónico ¿Recuerdas la primera vez que oíste hablar del Che Guevara?

—La verdad es que no me acuerdo, porque fue hace mucho. Yo creo que en mis años de adolescencia ya tenía por ahí la imagen del Che, cuando era adolescente la figura del Che estaba un poco más presente que ahora. Pero en ese entonces era como algo común, luego cuando vi la película de Diarios de Motocicleta (2004), me fui interesando más.

¿Desde adolescente ya imaginabas que ibas a envolverte con la vida de este personaje o ni pasaba por tu mente?

—Uy no, para nada (sonríe), en ese entonces estaba muy enfocado pensando en el cine, no pensaba tampoco escribir ficción, aunque jugaba un poco con la literatura y empecé un par de novelas como a los 20 años. Estaba más enfocado en el cine, no pensaba en ser novelista y tampoco se me hubiera ocurrido hacer algo cinematográfico con el Che. Fue hace como cinco años cuando se me ocurrió la idea de hacer esta novela (Al filo de la Revolución), antes no.

¿Hubo algo que lo detonara o fue simplemente el interés por el personaje?

—Pues estaba en un momento raro, en términos que no sabía cuál sería mi siguiente proyecto, y en eso me atravesé con la biografía del Che de Paco Ignacio Taibo II y me interesó mucho, ya sabía que había pasado por México, pero no sabía bien cómo y ahí es como surge la idea.

Todos conocemos la famosa silueta del Che, pero a veces olvidamos que hay un hombre detrás ¿Pudiste plasmarlo en la novela?

—Sí, lo que pasa es que el Che del que trata la novela es uno previo al que se convirtiera en el imaginario colectivo; es uno que aún se está buscando a sí mismo, un Che no idealizado. No fue como armarle una estatua, sino más bien desentrañar un poco sus acciones y por qué pasó lo que pasó, es un Che más de carne y hueso, porque las imágenes que todos conocemos pues ya son tótems que amas u odias, pero ya son imágenes muy construidas, este es uno que está en constante cambio.

¿Te pudiste identificar en algunas cosas con el Che o fue un personaje ajeno que solo encarnaste para la novela?

—Me pude identificar en el sentido de la empatía que él tenía con la gente, desde pequeño para mí era muy fuerte ver la desigualdad que hay en este país y este dolor increíble que hay en Latinoamérica. Pero más allá de eso, alguien como él pues tiene una vocación que nadie puede decir que tiene, a menos que tomes un fusil y te metas a la guerra (risas). Hay diferentes métodos de ser un revolucionario, yo no me considero uno, yo simplemente soy un escritor y un director de cine; emparentarse con el Che, sí son palabras mayores (sentencia).

¿Desde tu opinión qué es ser un revolucionario?

—Alguien que quiere cambiar el mundo, para mí el más grande sacrificio que puedes hacer es arriesgar tu vida y dejar de ser tú para el servicio de una causa, de un ideal.

¿Crees que este Che que llegó a México en los años 50, imaginaba lo que sería de su vida?

—No, él no venía con esa intención para nada. Si no se hubiera encontrado con Fidel Castro, su vida hubiera sido muy diferente, quién sabe si hubiera agarrado un fusil en algún momento, lo que sí es que para nada tenía la idea de acabar siendo la persona en que se convirtió, de eso tiene la culpa México (risas).

@Urieldejesús02