Un corazón musical para Oaxaca: Maestro Heriberto Sánchez Tovar
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Un corazón musical para Oaxaca: Maestro Heriberto Sánchez Tovar

Para Eliseo Martínez García, director de la OSO, la pérdida del maestro Sánchez Tovar cierra una página en la música de Oaxaca, al ser el último integrante de una generación de maestros que impactaron el quehacer musical del siglo 20


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Por José Luis Pérez Cruz

El maestro Heriberto Sánchez Tovar (1925-2020) llegó a Oaxaca en 1952, invitado por el arzobispo de Oaxaca, Fortino Gómez León, para dirigir las actividades musicales de la Catedral de Oaxaca. Así, a lo largo de 67 años, la figura de Sánchez Tovar quedó ligada a la vida musical de Oaxaca.

Este martes 8 de diciembre el maestro Heriberto Sánchez Tovar dejó de existir físicamente, pero su nombre se vuelve imborrable y se transforma en historia viva de la ciudad que lo abrazó, y a la que él correspondió con sus enseñanzas y virtuosismo musical.

LA NOCHE DE UN GRAN MÚSICO

En mayo de 2013, el Instituto de Órganos Históricos de Oaxaca (IOHIO) le rindió un  sentido homenaje al músico Heriberto Sánchez Tovar en la Basílica Menor de Nuestra Señora de la Soledad, espacio religioso del cual fue su insustituible organista titular. 

En esa velada musical, Sánchez Tovar recibió —entre una fuerte ovación— un reconocimiento de mano de la maestra Cecilia Winter, directora del IOHIO, por su invaluable contribución a la música oaxaqueña y su constante servicio que dispersó en la comunidad católica.

“Este homenaje al maestro Sánchez Tovar es muy importante para el IOHIO, porque además de tener una vida entregada a la música en esta tierra, ha sido compositor de villancicos, misas y maitines; además de un cuarteto de cuerdas. Pero, sin duda, es invaluable su aportación como organista de la Basílica de la Soledad”, detalló Cecilia Winter aquella noche de 2013.

ÚLTIMO GRANDE DE UNA GENERACIÓN INOLVIDABLE

Para el maestro Eliseo Martínez García, director de la Orquesta Sinfónica de Oaxaca (OSO), la pérdida del maestro Heriberto Sánchez Tovar cierra una página importante en la música de Oaxaca, al ser el último integrante de una generación de maestros que impactaron con su talento el quehacer musical del siglo 20.

“Es el último de la generación de aquellos músicos antiguos que conocí de la mano de mi padre. Lo recuerdo con mucho cariño cuando fue mi maestro en la Escuela de Bellas Artes; siempre lo miré como un grande de la música. Pero en su papel como organista titular de la Basílica de la Soledad dio su vida y corazón entero”.

Para el director de la OSO, hablar del maestro Sánchez Tovar es evocar a un músico bien hecho, “porque antes, un organista titular de un templo tenía que estudiar con rigidez la música de la Iglesia. Era toda una especialidad; no cualquiera se metía. A él le tocó interpretar el canto gregoriano y contestar en latín”.

UN CORAZÓN MUSICAL PARA OAXACA

Heriberto Sánchez Tovar nació el 14 de marzo de 1925 en Pátzcuaro, Michoacán. En 1935, a los 10 años, ingresó al coro infantil de la Basílica de Ntra. Sra. de la Salud, Pátzcuaro. En 1939 fue seleccionado para formar el Coro Michoacano dirigido por el maestro Miguel Bernal Jiménez y tomar parte en el primer Congreso de Música celebrado en la Ciudad de México.

En 1941 ingresó a la Escuela Superior de Música Sagrada en Morelia (hoy Conservatorio de las Rosas) en donde estudió piano, órgano, composición, canto gregoriano y polifonía vocal. Obtuvo la licenciatura en canto gregoriano a los 20 años, en 1945.

En 1952 fue invitado a Oaxaca por el arzobispo de Oaxaca, Fortino Gómez León, para dirigir las actividades musicales de la Catedral de Oaxaca. Antes de su traslado a Oaxaca contrajo matrimonio con doña Lucila Valencia Cortés, en Morelia. Al llegar a Oaxaca entró a las plazas del maestro de capilla y sochantre de la catedral y fundó el Coro de Niños Cantores de Oaxaca.

Como maestro de capilla fue el responsable por la música en la Catedral y La Soledad; profesor de música en el seminario; organista suplente al organista titular de la Catedral, maestro Eliseo Martínez Vargas, organista titular de la Basílica de la Soledad, y director de los coros en ambas iglesias.

Como sochantre se encargaba de seleccionar y dirigir el canto llano (gregoriano) en la liturgia. Quedó como organista titular de la Catedral de 1976 a 1980 (después de este año se canceló el puesto) y simultáneamente seguía como organista de la Soledad.

En 1953 ingresó como catedrático a la Escuela de Bellas Artes de la UABJO y fundó el coro de la Escuela. Fue director en los años 70 y 90; también profesor de música en la Escuela Normal y en el CEDART.  Fue subdirector de la Orquesta Filarmónica de Bellas Artes bajo la dirección del maestro Ricardo Vera Castro entre 1955-56.