Agradecen a Toledo su sabiduría e ingenio

El moño negro en señal de luto permaneció como en el último año, lo mismo que las puertas cerradas desde marzo. Pero lo distinto en la que fuera su casa y desde 1988 alberga al Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO) fueron las flores blancas y fucsias, la veladora que junto con algunas de ellas dejó una vendedora de dulces. A un año de su muerte, Francisco Toledo fue recordado por sus colaboradores o empleados de sus institutos, amigos, familia y personas en quienes dejaron huella la vida y obra del autor zapoteco.

La emergencia sanitaria por Covid-19, por la que se mantienen cerrados los recintos artísticos y culturales, lo mismo que las actividades presenciales, no impidió que Oaxaca dejara su ofrenda. Ni la puesta en la fachada del IAGO ni la hecha en la virtualidad, en Facebook, Twitter u otras redes sociales.

“Hace un año despedimos al maestro Toledo. Su legado está vivo y se expande. Toledo conjuró la falsa pelea entre la alta cultura y la cultura popular. Su vida pública ejemplar es un faro moral. Los espacios que fundó son baluarte de formación para nuevas generaciones. Viva Toledo”, escribió en Twitter Alejandra Frausto, secretaria de Cultura en México.

El primer aniversario luctuoso de Francisco Benjamín López Toledo abarcó estas y otras descripciones, videos, publicaciones y otras formas de homenaje por su obra en las artes, la cultura, la defensa del patrimonio natural y el activismo en pro de los derechos humanos, la justicia y libertad de expresión.

“El artista oaxaqueño de humor irreverente fue un gran promotor de la cultura mexicana en el extranjero con extraordinario compromiso social y ecológico”, se leyó en las redes sociales del Museo del Palacio de Bellas Artes.

Toledo nació el 17 de julio de 1940. Aunque en diversas entrevistas reconoció que fue en la ahora Ciudad de México, siempre se consideró oriundo de Juchitán de Zaragoza, en la región Istmo de Tehuantepec, Oaxaca. Su muerte ocurrió el 5 de septiembre de 2019 en la Oaxaca de Juárez, afectado por un cáncer.

Desde la asociación civil Amigos del IAGO y del CFMAB, su legado fue recordado mediante un video sobre algunos de los espacios e iniciativas impulsadas. Desde 1972, cuando inauguró la Casa de la Cultura de Juchitán, y con el que “comenzó el recorrido de una serie de espacios culturales que buscan acercar y compartir el quehacer artístico al público del estado de Oaxaca”: el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO, 1988), el Cine Club el Pochote (1992), el Centro Fotográfico Manuel Álvarez Bravo (CFMAB, 1996), la Fonoteca Eduardo Mata (1997) y el Centro de las Artes de San Agustín (CaSa, 2006).

“De esta forma queremos recordar la vida de Francisco Toledo. Gracias por compartir tu sabiduría, ingenio y tiempo”, fue parte del mensaje del video conformado por fotografías de particulares sobre tales recintos.

En el Senado de la República, fue evocado como “artista plástico, amante de los rehiletes, activista y promotor cultural”. De él, el gobernador de Oaxaca, Alejandro Murat, escribió que “dejó espacios emblemáticos en donde las diversas artes se hacen presentes e imprescindibles para la difusión cultural de nuestro estado”.

Como pintor e incansable activista, fueron las palabras que en la cuenta del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura se escribieron de Francisco Toledo. Y a las que se sumaron que “su defensa por los derechos humanos, culturales y ambientales, además de su imponente creación plástica, es una herencia vital para Oaxaca y México”.

“Hablar de Francisco Toledo es hablar de un artista multifacético, su acervo cultural se visibiliza en la cerámica, la gráfica, óleo, escultura, la herrería. Fue un hombre que luchó por las causas sociales, filántropo, promotor incansable de la cultura”, se escribió en las redes de la Casa de la Cultura Oaxaqueña.

En Twitter, María Isabel Grañén Porrúa, presidenta de la Fundación Alfredo Harp Helú, escribió: “¡Cuánta ausencia Francisco Toledo! Te recuerdo siempre con infinito cariño y agradecimiento”.