Tradición oral en riesgo en las comunidades de Oaxaca
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Tradición oral en riesgo en las comunidades de Oaxaca

Dos escritores en las lenguas mixteca y zapoteca coinciden en la necesidad de registrar, escribir y motivar la interacción entre generaciones para preservar los idiomas


Tradición oral en riesgo en las comunidades de Oaxaca | El Imparcial de Oaxaca

La tradición oral –dice la docente y escritora Griselda García Mejía– es muy importante en las comunidades, al ser “un pilar fundamental para la transmisión de conocimientos y de saberes comunitarios”, y en donde “los abuelos juegan un papel importante porque poseen una variedad de conocimientos ancestrales y culturales que nos van formando como sujetos históricos”. 

Ella, que fue criada principalmente por su abuela, ahora de 90 años, recuerda cómo le platicaba de su vida, su trabajo como artesana, de cómo sus abuelos y papás le contaban cuentos y leyendas. Los mismos que transmitió a ella, como la historia del collar rojo que usan las mujeres en varios municipios de la Costa, entre ellos su natal San Pedro Jicayán.

“La tradición oral es muy importante para conservar nuestra lengua. Los niños ahora se la pasan más en la computadora y celular, y esta relación con sus padres y abuelos ya es diferente, y por eso se puede perder la lengua”, cuenta Griselda, quien ante esto marca como importante la interacción entre generaciones para que la lengua tu’un savi (o mixteca) se mantenga viva en pueblos como el suyo.

Lo mismo considera Juan Reyes Ruiz, originario de Las Cuevas, en Santo Domingo de Morelos. Para el hablante de zapoteco, la tradición oral es un cúmulo de conocimientos, experiencias que están reservadas en “las bibliotecas de los ancianos”, como una forma viva de la tradición oral.

Por eso, explica, él se ha dedicado a grabar las historias que cuentan las personas mayores, y luego se pasan a la escritura, a fin de guardar un registro de esas historias que no siempre conocen o entienden las nuevas generaciones, incluso varias de ellas ya adultas.

Tanto Griselda como Juan Reyes, también docente y escritor, han ganado uno de los premios CaSa de creación literaria, en una primera edición que retomó el año pasado la tradición oral para una de sus categorías. Griselda aprendió la lengua tu’un savi por su abuela, y eso la ha llevado a trabajar y participar con cuentos, narraciones, tanto en la escuela.

Sin embargo, ambos coinciden en que la tradición oral está en riesgo debido a que en sus comunidades y otras que han visitado o conocido, ya son muy pocas personas con la habilidad de narrar sus experiencias o transmitir los conocimientos ancestrales. A eso se suma el factor edad, al tratarse de adultos de más de 60 o 70 años con mayores riesgos de fallecer y llevarse así los saberes, leyendas y demás elementos de la tradición oral, de una tradición que la lingüista mixe Yásnaya Aguilar prefiere llamar de la memoria.

“Ahorita, podemos ver que lamentablemente, las personas que narren ya son muy pocas”, señala Juan, quien ante esto destaca como importante hacer las grabaciones o registrar “todo lo que podamos porque en unos años los abuelos partirán y se llevarán todo ese conocimiento”.

Pero también cree bueno propiciar la interacción entre menores y los ancianos, como explica Griselda. Y es que como refiere Reyes Ruiz, “las personas mayores se están yendo y están desapareciendo los lugares de convivencia, esos espacios donde los abuelos se sentaban en las fogatas y brasero a contarles a sus hijos y nietos ese cúmulo de saberes”. Espacios ahora desplazados por otras dinámicas, en las que, por ejemplo, los menores se inclinan por las tecnologías y por lo que ya no hay interacción entre nietos y abuelos.