En medio de la crisis, se recupera el sentido de la Cuaresma
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En medio de la crisis, se recupera el sentido de la Cuaresma

Para el cronista de la ciudad de Oaxaca, el llamado a permanecer en casa ha devuelto el ambiente y sentido a la Cuaresma, la que hasta el último año se percibió ligada a las vacaciones y al festejo, mas no al duelo


En medio de la crisis, se recupera el sentido de la Cuaresma | El Imparcial de Oaxaca

“Empezamos a vivir una cuarentena casi a la par del inicio de la Cuaresma”. Para el cronista de la ciudad de Oaxaca, Jorge Bueno Sánchez, el contexto de la pandemia por Covid-19 ha influido también en cómo se han vivido las celebraciones religiosas de los últimos días. Especialmente en esta ciudad patrimonio que en las últimas décadas llevó el sentido de esta a uno ligado a las vacaciones, al festejo y al turismo. Pero que se alejó del duelo.

La conmemoración se alejó de ese ambiente, vigilia y sentir que dictaba la tradición religiosa, “a lo que iba marcándose viernes tras viernes con cada uno de los significados de estos días que preceden al Viernes Santo de la Semana Mayor”, apunta Bueno Sánchez.

Al volverse a los recuerdos de su niñez, el cronista dice que el ambiente que se vive ahora es muy similar al que se sentía entonces: “Un duelo total que se vivía desde el lunes de la Semana Mayor o desde el Domingo de Ramos”.

La semana era de duelo, no de festejos, remarca el cronista sobre un contexto que en Oaxaca fue cambiando a partir de los años 1960, cuando “se empezó a relajar la Semana mayor; se convirtió, con toda la difusión nacional e internacional, en una semana de vacaciones, de descanso, de distracción, por el turismo. Se ponderó la necesidad de recibir visitantes y ocasionó la gran afluencia que hemos vivido durante lo que han sido las dos primera décadas del siglo XXI. Oaxaca se ve, literalmente, rebasada en su capacidad de templos, hoteles, calles”.

Para el cronista, esa visión y lo que ha sido beneficio para una industria y ciudad, se convirtió en una fiesta. Se perdió el sentido religioso y de fe, pues los miles de visitantes han llegado para vivir “una ciudad llena de tesoros en cada uno de sus templos, de sus casas y calles; tesoros arquitectónicos e históricos”. Aunque también han existido quienes lo han vivido de fe, señala.

“Hoy, lo que contemplo al ver las calles solitarias es el recogimiento que tenía la familia oaxaqueña de vivir esta Semana Mayor. Estamos viviendo exactamente como en la década de los (años) 50”, narra el cronista sobre un tiempo del que recuerda las actividades específicas para cada día y algunas tradiciones propias de la ciudad, que incluso describe como una manera “mística, con un fervor muy religioso. Así era Oaxaca”.

Para el cronista, la pandemia y las medidas implementadas para evitar el contagio del virus que la causa han obligado a la sociedad oaxaqueña a vivir una Cuaresma distinta, a guardarse en casa y evocar los tiempos de antaño.

“Vivimos una Semana Mayor muy distinta a las que veníamos celebrando desde las década de los 60”.