Hari Sama: resolver preguntas “no es mi intención”
Oaxaca
La Capital Los Municipios
El Imparcial del Istmo El Imparcial de la Costa El Imparcial de la Cuenca
Nacional Internacional Súper Deportivo Especiales Economía Estilo Arte y Cultura En Escena Salud Ecología Ciencia Tecnología Viral Policiaca Opinión

Arte y Cultura

Hari Sama: resolver preguntas “no es mi intención”

El cineasta estrena Esto no es Berlín, una película con la que revisita su pasado, pero también el de un México rebelde y ambiguo


  • Hari Sama: resolver preguntas “no es mi intención”
  • Hari Sama: resolver preguntas “no es mi intención”
  • Hari Sama: resolver preguntas “no es mi intención”
  • Hari Sama: resolver preguntas “no es mi intención”
  • Hari Sama: resolver preguntas “no es mi intención”
  • Hari Sama: resolver preguntas “no es mi intención”

“Un impulso importante que tenemos los artistas es que necesitamos revisitar los espacios personales para, de alguna manera, transfigurarlos o darles un sentido nuevo”. Con esta explicación, el cineasta Hari Sama justifica y comparte el resultado de ese viaje a su pasado, el que se recrea en Esto no es Berlín. La película se estrenó en Sundance en enero pasado y el 12 de diciembre llega a las salas de cine de su país.

Como una aproximación a los años 80, el quinto largometraje de Sama plasma las vivencias de Carlos, un joven de 17 años que como él entra en contacto con un grupo de artistas del performance y de la música. En un contexto en el que el futbol marca la pauta de la masculinidad o de la unión en el país.

Junto a su amigo Gera, y la hermana de este, el protagonista se adentra en la ambigüedad sexual y las drogas del año 1986, en el club clandestino “El Azteca”. Y de ello habla el cineasta.

La película retoma varios aspectos de su vida, ¿por qué recurrir a lo autorreferencial?

—Creo que en primera instancia un impulso importante que tenemos los artistas es que necesitamos revisitar los espacios personales para de alguna manera transfigurarlos o darles un sentido nuevo. Por eso es probable que estemos viendo tanto cine de corte nostálgico en la generación X, de directores de mi generación, porque es la época donde defines de manera definitiva las cicatrices que te van a terminar de formar la personalidad. Y regresar a ese momento se vuelve muy importante para seguir comprendiendo esas cicatrices.

Otro de los intereses, apunta Sama (Ciudad de México, 1967) es hablar de una situación familiar, “muy de clase media” que le tocó vivir, en la que la desconexión con el ser propio y de la sociedad era generalizada. “Y sí me encontré con un grupo de artistas que siendo muy chico me mostraron otra manera de ver la vida, muy extrema, pero también muy rica y creativa, que me cambió para siempre”, ahonda el autor que hasta ahora dice no haber visto en el cine esos años 80 de sus recuerdos. Aquel que ve cómo de esos años, a diferencia de otras décadas, “se conoce tan pero tan poco”.

El filme aborda la diversidad sexual, un tema que mantiene luchas y reflexiones hoy en día, ¿a más de tres décadas del año que recrea, considera que ha cambiado algo respecto a ello?

—Yo creo que sí se han abierto espacios, no puedo decir que no cambió nada. Al menos en la Ciudad de México y en otras ciudades de la República veo que hay más espacios para la comunidad. Sin embargo, vemos cómo hay mucho trabajo todavía por hacer, (como) ganar respeto en muchas áreas de la vida cotidiana no sólo para la comunidad LGBTQ, sino para las diferencias en general. Hay mucho que necesitamos aprender los seres humanos. Siempre que sigamos pensando que la diferencia de color de piel, de idiomas, de nacionalidad o de preferencia sexual es una verdad, estaremos condenados. Y a vernos como entes separados, y siempre que nos veamos como entes separados habrá recelo, miedo, y eso siempre genera violencia.
El futbol es una constante que en la película parece hablar sobre una sociedad en la que este se asocia con lo que se cree muy masculino.

Como asumiendo que esa es la masculinidad aceptada, que esa tiene que ser la masculinidad y que no se vale otra, como que no se vale una masculinidad en la zona de grises. Y creo que ahí sí hay un error enorme.

En Esto no es Berlín, los personajes recrean una serie de vivencias y pensamientos que incluso hoy se cuestionan. Hari Sama expresa que incluso al final hay varias preguntas que se lanzan, pero de las que no necesariamente se buscan respuestas. “Y las preguntas son muchas, desde quiénes somos hasta por qué hago arte: ¿hago arte porque necesito expresar qué o porque necesito reconocimiento de quién? ¿Cuál es el sentido de este lugar? ¿A dónde va mi sexualidad? ¿Realmente necesito pertenecer a un grupo? En fin, hay preguntas que pretender resolverlas no es mi intención, sino que como creadores y espectadores nos permitan preguntarnos y hacer una reflexión que arroje una mirada nueva para cada uno.
Para Sama, el cine es esa vía para compartir las preguntas o para ser empático con personas que han pasado por cosas similares a las vividas por él.

En un momento, el nombre de la película emerge como una respuesta que hace algunos personajes caigan en una “realidad”, de que “esto no es Berlín”.

Sí, esa comunidad en específico (de los artistas conceptuales) era una que vivía muy añorante de lo que estaba sucediendo en otros lugares del mundo, como diciendo: en Nueva York están pasando cosas increíbles en el underground, en este universo estético, en este tipo de arte, en Berlín, y aquí estamos en un país que no nos deja hacer nada, que no tenemos conciertos de rock y no hay lugares en donde exponer, que no hay más contracultura más que esta pequeñita.

Esto no es Berlín llega a las salas comerciales el 12 de diciembre, luego de haber pasado por el Festival de Málaga, en donde ganó el Biznaga de Plata por mejor fotografía y actor de reparto. Y aunque ya ha estado en el Festival Internacional de Cine de Morelia, su director reconoce que se trata de un filme que en el país le “ha costado mucho a la banda del universo del cine encontrarle el cajoncito”, pues “no es la película latinoamericanista puramente ni es una peli comercial”.
Y sin embargo, es justamente “esa ambigüedad” la que ha hecho de ella una producción que “el público está agradeciendo”. “Creo que sí está aportando algo al discurso del cine nacional. Creo que abre un espacio de diálogo musical, artístico, de identidad, de un montón de cosas”.