Ivonne Kennedy recrea a las ciudades invisibles
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Ivonne Kennedy recrea a las ciudades invisibles

La artista oaxaqueña retoma el libro de ficción de Ítalo Calvino para mostrar urbes geométricas y coloridas, que lleva a una exposición en Países Bajos


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A la artista Ivonne Kennedy (Oaxaca, 1971), las ciudades le parecen símbolos muy poderosos, que representan a la humanidad, pero en las que prefiere no mostrar a las personas. Y si lo hace, es de una forma muy sutil, como sombras o siluetas escondidas. Esas creaciones hacen pensar en la capital oaxaqueña de un domingo por la madrugada o muy de mañana.

“Me causa mucho placer ver las ciudades vacías”, explica la autora que desde hace unos años recrea urbes en sus cuadros, a veces inspirada en sus viajes por el extranjero o por la lectura de un libro. Lo último es lo que ocurre en su más reciente serie, Las ciudades invisibles de Ivonne Kennedy, que se basa en el libro Las ciudades invisibles (1972) de Ítalo Calvino.

Las 12 pinturas de la serie retoman las descripciones de ciudades “extraordinarias” como las que cuenta el viajero Marco Polo en el libro de Calvino, reconoce la autora que ha recreado urbes de tal volumen, como Dorotea y Despina (de la categoría de las ciudades y el deseo). Sin embargo, en su obra agrega una nueva pieza basada en los colores de los museos de Ámsterdam.
Las ciudades invisibles de Ivonne Kennedy se expondrá en octubre en La Hayal Países Bajos, en una exposición que la artista relaciona con sus incursiones en el extranjero en los últimos años (y que comenzó en 2004 con su primera muestra en Alemania).

Sobre la nueva serie, a la también fundadora del colectivo Arte Guenda, cuenta que la intención es generar un silencio y una paz, “que pueda haber contemplación. Es procurar eso, la meditación”. De ahí que sus estrategias se inclinen por el uso de los colores y las formas geométricas.

Aunque su predilección son las ciudades vacías, Kennedy aclara que también le gusta ver a la gente por las calles, como ese “río de cabezas” del Andador Turístico de Oaxaca de Juárez o las multitudes de la Ciudad de México. “Es interesante ver la cantidad de seres, de personalidades, de circunstancias. Pero no sé, tal vez en otro momento de la vida las pinte”.

EL ARTE ESTÁ EN DECADENCIA

Cuando viaja, Ivonne trata de ver lo que ocurre con el arte. Por eso piensa que éste, en general, atraviesa un momento de decadencia. “Es difícil encontrar arte que tiene alma. De hecho, ir a los museos es como para curarme de haber ido a las galerías.

Consideras que con tal de vender, ¿el arte se ha limitado a seguir una fórmula?
—En varias fórmulas. Y también hay tendencias. Ahora estamos con un público que son los millenials, que tienen otras preocupaciones o quieren despreocuparse. Viene un arte que es un poco infantil, juguetón, como simplón, pero que les encanta. Ellos ya te pueden comprar algo que tiene dibujado un gatito o con ciertos grafismos, como de una adolescencia prolongada porque quieren seguir divirtiéndose, quieren seguir viendo la vida tranquila. Y ha de ser lógico porque el arte cura. Si te pones a ver que el mundo se va a caer, sería la época con más suicidios. Entonces veo una tendencia de los jóvenes a buscar cosas ligeras.

Se habla de Oaxaca como un estado de amplia producción artística, ¿observas que hay constantes que se usan para lograr la proyección?
—Ahora se están diversificando cada vez más. Las nuevas generaciones traen nuevas propuestas. Hay una parte que también está muy necia recreando regionalismos, folclorismo. Y se da el plagio entre artistas, con temas recurrentes, cansinos, planos, vacíos. Y curiosamente tienen un público.

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Pero a la par de ello, de un mercado variado donde los precios también dependen de estrategias para lograr altos precios, Kennedy observa propuestas de buena factura, con cotizaciones de otros tipos y del interés de coleccionistas. “Va a ser muy interesante ver qué ocurre en el mundo del arte en Oaxaca, donde se da todo este alucine, porque sales de aquí y nadie conoce quiénes son los pintores. Ni siquiera a los más sagrados que tenemos acá los conocen en el extranjero. Tú dices México y es: Frida Kahlo, Diego Rivera o Tamayo, y se acabó”.

La urbe es lo natural en ella

Estar en las ciudades parece lo habitual y natural en Ivonne, quien nació en un ambiente urbano. “Sin embargo, cuando he viajado a la naturaleza, al bosque, me pregunto: si se siente tan bien estar aquí, ¿por qué vengo una vez al año, por qué no vivo aquí, por qué soy tan dependiente del sistema? De eso que me da tranquilidad, seguridad, a lo que estamos habituados, a las metrópolis, desde que somos sedentarios”, reflexiona la autora cuya obra se ha mostrado en México (en ciudades como San Miguel de Allende, Oaxaca, Mérida, Guadalajara, Monterrey y Chihuahua) y en el extranjero (en Rusia, Singapur, Indonesia, Estados Unidos, Alemania, Cuba y Suecia).

Ivonne Kennedy, artista y galerista oaxaqueña remarca su historia con las ciudades, constantes en los viajes que aunque no se propuso hacer ha efectuado. “Realmente, yo nunca me propuse viajar, pero es algo que he tenido como regalo de vida porque no me considero viajera, aunque no he dejado de viajar”.

Pero ahora son esas mismas urbes de sus cuadros las que le empujan a seguir en esa ruta, la que ha pasado por Praga y Budapest en los últimos dos años. A su siguiente destino, La Haya, Ivonne y sus ciudades acuden con apoyo de las embajadas mexicanas de Países Bajos y Hungría, algo que en una trayectoria de constante gestión propia agradece, pues reconoce que —por las condiciones en el país— sólo un pequeño grupo de artistas logra la proyección en el extranjero.