María Sabina, la sacerdotisa olvidada
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María Sabina, la sacerdotisa olvidada

Es por medio de la cooperación de los visitantes como los tataranietos dan mantenimiento a la casa


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FOTOS: RUBÉN MORALES

María Sabina, la sacerdotisa que trascendió fronteras y puso el nombre de Huautla de Jiménez en el panorama mundial está olvidada por los gobiernos, estatal y federal.

La casa que habitó, donde nació e incluso los rituales de consumo de hongos alucinógenos se han convertido en un patrimonio que únicamente su familia impulsa.

En las paredes de la cabaña que le dedicó el expresidente José López Portillo en 1977 están sus fotos, la imagen de la mujer y algunos personajes históricos que acudieron a visitarla.

Para llegar a la calle donde se encuentra la casa de María Sabina hay que subir y pasar por un camino sinuoso, sin pavimentar y con poca atención de este municipio de la Cañada de Oaxaca.

LA CABAÑA DE MARÍA SABINA

La vivienda pintada de azul tiene en la fachada el aviso de que fue el hogar de la mística mujer, quien sanó y utilizó los hogos alucinógenos para sus trabajos. La casa conserva su originalidad, pese al paso de los años.
Entre los cuartos hay uno construido de adobe, donde a decir de la familia, fue donde vivió hasta antes de que se construyera su cabaña.

Es por medio de la cooperación de los visitantes como los tataranietos dan mantenimiento a la casa, donde se resguarda el legado cultural e histórico de María Sabina.

Andrés García Martínez, tataranieto de la sacerdotisa, es quien busca mantener vivo el nombre de María Sabina, aunque se ha decepcionado porque hay gente que sólo busca usarlo para su beneficio personal.

El joven mostró las cabañas de madera, el temazcal y el museo que tienen en esta casa cuyo costo de entrada es de unos 30 pesos.

“Como familiares atendemos a la gente y tenemos guías espirituales que trabajan con la medicina como el hongo”, externó para también mostrar las reliquias, huipiles y enseres domésticos que utilizó María Sabina.

Para esta familia, el hongo no es para mal viajar sino para trabajar los problemas de la mente.

Ya es la cuarta generación de “la abuela” la que tiene en sus manos el impulso de la medicina natural.

Cuenta la historia que de niña, la extinta veía a su tío comer hongos, una especie que brota de la tierra en temporada de lluvia, pero que ahora ya no es tan abundante debido a los cambios de la naturaleza.

Desde niña, tuvo una visión de recibir un extraño don para ayudar a la agente y por eso, empezó con su medicina, comentó el tataranieto.

CONTINUAR CON EL LEGADO

Aunque a Andrés le interesa mantener e impulsar el nombre de su abuela, no a todos los integrantes de la familia les motivó continuar con las enseñanzas heredadas.

Algunos nietos y bisnietos ya no están en este lugar y tienen cerrados algunos cuartos, ya que al heredar se quedaron con esos bienes.

Pero también, Andrés García recriminó aquellas autoridades que usan el nombre de María Sabina y en los hechos olvidan procurar que haya un espacio digno para los visitantes.

Aunque han pedido el respaldo para invertir en el lugar, no ha llegado y en el caso de la autoridad de Huautla han preferido que las conmemoraciones para la sacerdotisa se hagan en el centro del municipio y no en su museo.

También, lamentó que algunas personas hacen actividades para supuesto beneficio de este lugar y al final ya no dan la cara.
La afluencia de personas es poca, dijo el tataranieto, quien supuso que podría llegar más gente si se promociona este punto como atractivo turístico.

“El nombre de Pueblo Mágico que consiguió Huautla fue en parte, por el nombre de María Sabina, quien dejó una herencia mágica y la gente quiere probar de su curación.

“De eso no sabemos si hubo apoyo (pueblo mágico) porque ningún programa ha aterrizado”, expresó.

Ante eso, en la pasada visita del presidente Andrés Manuel López Obrador a este municipio, algunos integrantes de la familia se acercaron para pedir apoyo para impulsar la casa de la mujer que es ícono de la medicina tradicional.

“Nosotros queremos que nos ayuden a promocionar, a establecer una ruta para que pueda la gente experimentar lo curativo de los hongos, que sea una opción para los turistas”, pidió.

EL HONGO NO ES PARA MAL VIAJAR

“Acá en Hautla la gente mal utiliza el hongo con fines económicos. El hongo no es una droga, es una medicina y para consumirla debe existir una preparación mental y física”, externó el tataranieto de María Sabina.

Para tener acceso a esta medicina, la gente debe de dar una cuota de recuperación y con eso ser tratada con todas las indicaciones de la sanación. En la casa de María Sabina hay guías espiritistas para esta experiencia.

“La gente viene a Huautla para alucinar, pero ese no es el objetivo, es que vengas a purificarte y que sea un proceso de sanación y relajación”, comentó García Martínez.

María Sabina nació aproximadamente en 1894 y murió el 22 de noviembre de 1985 a los 91 años; entre las plantas que se encuentran en su domicilio está aún la que convertía en cigarro para fumar.