Pueblos afrodescendientes se muestran en la gráfica
Una exposición abierta en el IAGO muestra la vida, el sentir y el pensar de comunidades, a partir de los trabajos del centro cultural Cimarrón
Cerca de 50 gráficas muestran al público el pensar, sentir y vivir de los pueblos afrodescendientes de la región Costa de Oaxaca. A través de la exposición Gráfica Cimarrón, artistas formados en el Centro Cultural Cimarrón, de El Ciruelo, Pinotepa Nacional, recrean aspectos de sus comunidades, vistas desde las relaciones entre habitantes o en las danzas que hablan de su pasado.
La vida en el campo, la niñez o las músicas son otras de las temáticas que se exponen en la muestra, abierta del 24 de mayo al 2 de julio, en el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca.
Las piezas que se comparten con el público son reimpresiones de las placas hechas en el Centro Cultural Cimarrón, que impulsó en los años 90 el párroco Glyn Jemmott, originario de Trinidad y Tobago. Estas nuevas piezas fueron reimpresas en el taller La Curtiduría y dieron lugar a tres carpetas gráficas.
Lluvia Sepúlveda, directora del Museo Nacional de Culturas Populares, señala que una de las carpetas se mostró en una exposición que aún permanece en tal recinto de la capital del país. Asimismo, recuerda que su importancia se remite a los talleres impulsados por Glyn Jemmott, quien como afrodescendiente estaba interesado en trabajar el tema de la negritud en pueblos de Oaxaca. Entre sus objetivos, explica, estaba la búsqueda por el reconocimiento de las comunidades afroamericanas o afromestizas que habitan la Costa chica (una zona que bajo ese nombre intenta denominar a varios pueblos de las costas de Guerrero y Oaxaca).
“Cuentan por ahí que (en los talleres) pedía a los niños que se pintaran, y ellos se pintaban de color ‘carne’, que nadie tiene. Y él empezó a trabajar en el tema de ser negros, tener el orgullo e identificar sus particularidades culturales”.
La exposición Gráfica Cimarrón muestra parte de ese trabajo propiciado por el párroco, a través de las piezas en las que sus autores recrean las danzas, como la de La tortuga.
“Este proyecto es muy importante porque el Centro Cultural Cimarrón puede considerarse como la semilla de los movimientos de los pueblos afromexicanos”, señala Sepúlveda.
