Jorge Mejía Torres: lo bueno de la historia es que es dialéctica
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Arte y Cultura

Jorge Mejía Torres: lo bueno de la historia es que es dialéctica

El músico e investigador publica los dos primeros tomos de la colección La ciudad de Oaxaca en el siglo XVI, crónicas y documentos


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Sobre el origen de la ciudad de Oaxaca se ha considerado la llegada, en 1486, de tropas aztecas para establecer un bastión militar. “Nuestros cronistas e historiadores han repetido esta versión sin profundizar en el conocimiento de las diversas poblaciones que ha tenido este valle a lo largo de milenio”, apunta el músico e investigador Jorge Mejía Torres, quien agrega que “la versión de los historiadores del siglo XIX estaba fundamentada en los cronistas del siglo XVI, ignorando la lógica de los movimientos humanos”.

Para el autor que por casi cuatro décadas ha desarrollado investigaciones sobre la cultura, artes y otros temas, la historia de Oaxaca de Juárez necesita ser profundizada por toda persona, independientemente del ámbito académico. Y eso es lo que pretende alentar con la colección La ciudad de Oaxaca en el siglo XVI, crónicas y documentos, cuyos dos primeros tomos ha publicado.

Este jueves, como parte del programa por el 487 aniversario de la elevación de la Villa de Antequera a rango de ciudad, actualmente denominada Oaxaca de Juárez, el también director de música se suma con la presentación de dos volúmenes: La fundación de la ciudad de Antequera en el Valle de Oaxaca y La construcción de la catedral de Oaxaca en el siglo XVI, a realizarse este 26 de abril, a las 18:30 horas, en el patio central del palacio municipal de la capital.

Mejía Torres expone en estos libros “lo que dicen estrictamente los documentos” consultados por él mismo en archivos históricos españoles y mexicanos, ya sea gubernamentales o eclesiásticos. “Es necesario dar a conocer Oaxaca, Oaxaca de verdad”, subraya el autor que si bien piensa que el Oaxaca del siglo XIX, con sus historias y leyendas, es muy bonito y entrañable, no ayuda a entender la naturaleza e identidad de, por ejemplo, la juventud. Asimismo, que como toda publicación de este tipo, abre la posibilidad para dialogar y discutir los nuevos hallazgos.

¿De qué manera se aborda la historia de Oaxaca en el primer tomo de la colección?

El enfoque que tiene el libro es, a partir de documentos, de hacer precisiones documentales, describir la historia de Oaxaca. No pretendo cambiar conceptos, ideologías ni nada por el estilo porque, en principio, respeto mucho cada pensamiento.

Lo único que expongo es lo que he encontrado en los archivos históricos, en las bibliotecas, en los textos históricos. Esto es importante porque traza un nuevo rumbo para Oaxaca. Oaxaca se cuece aparte porque es una ciudad que pese a ser una ciudad tradicionalmente española o mestiza tiene un alto contenido de indigenismo que nadie puede negar, en lo que comemos, en cómo vivimos, en cómo convivimos, en lo que hacemos.

¿Hay una carencia generalizada de conocer la historia?

No es una carencia, es que las historias que leemos proceden del siglo XIX y en el siglo XIX era una manera de entender la historia. Estaban estrenando una patria y podían decir lo que quisieran. No era malintencionado, simplemente escribían lo que veían y conocían. Lo bueno de la historia es que es dialéctica, alguien responderá dentro de 20 años con un libro y entonces esta respuesta tendrá que ser seguida por otra.

Mejía Torres es, desde 1988, miembro del Seminario de Cultura Mexicana y refiere que su inclinación por la historia proviene del gusto por leer libros antiguos. Su pasión por la ciudad en la que nació es que a través de publicaciones como esta se conozca más. “No soy un investigador de carrera, soy un investigador de vocación”, subraya.

¿Considera que libros como este den la pauta para indagar en la identidad oaxaqueña y mexicana, y a replantear el racismo que permea?

Aunque no es la idea esencial del libro, cada quien puede tomarlo desde un punto de vista, el darnos cuenta del terreno que pisaron quienes nos antecedieron es importante. No necesitamos ponerles el calimbo (marca) a las personas de raza negra ni a los que tenemos sangre indígena. En algún momento, quiero revisar las cartas que enviaron Isabel de Castilla e Isabel de Portugal para que ya no siguieran marcando a los indios ni a los negros, porque les ponían el fierro caliente en la cara.

La realidad es que atropellos como estos se dieron, pero también es tiempo de que dejen de ser un “lastre”, explica Mejía. “Tenemos derecho a la felicidad y a analizarlo de forma crítica y a solicitar, ¿por qué no?, que pidan perdón. No pasa de ser una solicitud y de ser atendida. Si lo vemos como estrategia política es una súper estrategia.

LA COLECCIÓN

La colección sobre la historia de Oaxaca en el siglo XVI engloba a, originalmente, seis volúmenes, que se convirtieron en cuatro. El primer tomo se refiere a la fundación de la ciudad; el segundo, a la construcción de la catedral; el tercero, sobre la música, teatro y danza en Oaxaca en el siglo XVI y el cuarto es gentes en el siglo XVI.

El tomo 1 (La fundación de la ciudad de Antequera en el Valle de Oaxaca) expone documentos como una carta de 1532, en la que la reina Isabel de Portugal pide a los caciques indígenas que le envíen recursos para salvar a España. “El oro de México y de toda América salvó a España varias veces. No hubiera habido España sin el oro de México”, expresa el autor.

En el segundo tomo se habla sobre la construcción de la Catedral Metropolitana. “Solo ha habido una construcción de la catedral y una serie de agregados que se le han hecho al cuerpo original”, comparte Mejía sobre la edificación atribuida a Arnaldo de Piamonte, a la que en 1690 le subieron el techo y le hicieron las cúpulas y de la que se conoce que el constructor de su órgano fue Agustín de Santiago.