“El Fisgón” cura la guerra de la propaganda
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Arte y Cultura

“El Fisgón” cura la guerra de la propaganda

Estará abierta en el Centro Cultural Santo Domingo hasta el próximo 14 de octubre


“Fue un crimen odioso, repugnante, infame, inaudito si se tiene en consideración el siglo en que ha sido perpetrado”, escribió Víctor Hugo, en ese entonces diputado, respecto a los hechos ocurridos el 2 de diciembre de 1851, cuando mediante un golpe de Estado Carlos Luis Napoleón Bonaparte, Napoleón III, disolvió las cortes legislativas y decretó un estado de sitio sobre Francia. El escritor y representante de la sociedad francesa denunció los actos del presidente-príncipe francés que incluían “confiscación de bienes, las matanzas nocturnas, los fusilamientos secretos… ¡diez mil ciudadanos deportados; cuarenta mil ciudadanos proscritos, sesenta mil familias sumergidas en la desesperación y en las ruinas!”. Al responsable, al perpetrador, le llamó “El Pequeño”.

Sobre él, sobre ese pequeño ser que fue emperador de Francia de 1852 a 1870, hay una caricatura en el Museo de las Culturas de Oaxaca del Centro Cultural Santo Domingo. En ella, la nana le sostiene mientras ansioso “El Pequeño” trata de alcanzar algo fuera de su alcance, un punto del globo terráqueo cuyo nombre desconocemos si logró pronunciar adecuadamente: México.

“Vemos a Napoleón como un niño de pecho que quiere agarrar a México y la nana le dice algo, vamos niño, deja eso en paz, que no se hizo para los chiquitos como tú”, explica Rafael Barajas, “El Fisgón”, el caricaturista que en Valientes hombres de Puebla resistan hace el relato de la oposición mexicana a la misión que ese hombre pequeño envió a México y que terminó con la conformación del Segundo Imperio.

“Contra Napoleón se hicieron dos grandes textos, el 18 Brumario de Luis Napoleón Bonaparte, de Carlos Marx, y un texto de Víctor Hugo que se llamaba Napoleón El Pequeño, se le está haciendo una alusión a eso ‘esto no está hecho para los chiquitos’”, expresa Barajas en un recorrido por la sala donde se exhibe Noticias del Imperio. Estampas y caricaturas de la Intervención Francesa, basada en la recopilación que hizo Carlos Monsiváis de grabados, caricaturas y propaganda realizada respecto a este periodo en el que el país perdió su independencia apenas medio siglo después de haberla conseguido.

Barajas describe el capítulo del sitio de Puebla, que inició el 16 de marzo de 1863, del que se desprende la victoria de Ignacio Zaragoza el 5 de mayo pero también la toma absoluta de los fuertes de Puebla. Era una batalla desigual, era “el ejército más poderoso del mundo contra el Ejército mexicano. Tras lograr la victoria contra los mexicanos, el 17 de mayo, los franceses difundieron una crónica sobre la cual posaron su triunfo: “con lo que quedó del ejército mexicano los franceses no habríamos podido matar ni un gato”.

En la derrota Barajas resalta también el heroísmo, “cuando entran a la ciudad se encuentran con un ejército de harapientos, gente en los huesos de tipos hechos trizas, los franceses deciden, el general Forey, violando un acuerdo internacional, brindarles un perdón a los militares mexicanos siempre y cuando juraran no volver a tomar las armas contra Francia.

“Les explica, ustedes ya están derrotados, si firman esto no van a tener problemas, ¿saben cuántos la firmaron? Ninguno. Y la pena era fuerte, porque se los iban a llevar en cuerdas hacia Francia, ibas a tener la prisión en el exilio. Se llevan en cuerdas como a 300 oficiales, no me sé la cifra exacta, de los cuales llegaron como 70, porque todos los demás se dieron a la fuga, es una cosa increíble”.

Entre esos casos de heroísmo, de presos de guerra que logran su libertad, que se tiran de carretas o que se disfrazan de monjes para burlar a los invasores, destaca el de un oaxaqueño, Porfirio Díaz.

“Es fantástico, Porfirio Díaz lo primero que hace es que se va a Querétaro, donde estaba Juárez, que lo nombra general de los Ejércitos del Sur. El problema era que en ese nombramiento lo único que había era sur, porque no había ejército y el pinche Porfirio se lo toma muy en serio, se va a caballo por el Estado de México reclutando gente y cuando llega al frente ya reclutó a 200 gentes y toma el puerto de Acapulco, luego llega a Oaxaca con 2 mil gentes y toma Oaxaca y a los franceses eso ya les picó el orgullo.

“Mandan a Forey a que tome la ciudad, con un ejército 10 veces más grande que el de Porfirio y se rinde, lo tienen prisionero en Puebla y el día de su cumpleaños que se escapa. Además se da el lujo de fugarse el día de su cumple, así de simple”. Díaz se fugó el 22 de junio de 1865 del convento de Las Carmelitas, donde fue refundido en prisión perpetua. Un año después libró y venció en las batallas de Miahuatlán, de La Carbonera, tomó la capital del estado el 27 de diciembre, se hizo gobernador provisional, ordenó ejecutar al arzobispo y para marzo del año siguiente participaría en cada una de las batallas que significaron la retirada de Maximiliano y su final ejecución en el Cerro de las Cruces.

“Una cosa que hacen los liberales es que fusilan a Maximiliano en el Cerro de Las Cruces, hasta Víctor Hugo le manda una carta a Juárez para pedirle que no lo fusile, y Juárez, que es hábil, dice que no la recibió a tiempo y entonces lo fusila. Será lo que quieran pero después del fusilamiento de Maximiliano ya no nos volvieron a invadir y ahí es donde nace la Segunda Independencia de México, ahí es donde México adquiere su verdadera independencia”, dice “El Fisgón”.

UNA GUERRA DE PROPAGANDA

Era entonces el Ejército más fuerte del mundo y una nación en resistencia, con un presidente legítimo en Benito Juárez y una población que si desde las armas tenía poco poder, en el lápiz, la prensa y la música tenía mucho filo. Uno de los capítulos de la resistencia coral fue el escrito por Vicente Riva Palacio, a quien el viaje a Europa de la emperatriz Carlota de México en 1867 le inspiró versos que aún perduran: “Acábanse en Palacio/ Tertulias, juegos, bailes,/Agítanse los frailes/ En fuerza de dolor. La chusma de las cruces/ Gritando se alborota./ Adiós, mamá Carlota;/ Adiós, mi tierno amor”. Desde los versos se veía ya el adiós.

“Esta guerra fue en gran medida una guerra de propaganda, esta propaganda se hacía por medio de periódicos, de papeles, de revistas, manifiestos, esta guerra tenía varias vertientes, se hacía a través de caricaturas en gran medida, de textos, de canciones, en aquel entonces se forjaron varias canciones que son clásicas”, explica Barajas.

También los caricaturistas participan en la guerra informativa contra el Imperio, se burlan de los sueños de riqueza de los franceses que venían a enamorarse de hermosas mujeres que les entregarían minas de oro, enaltecen los triunfos militares nacionales. Perpetúan las derrotas francesas.
En una de las imágenes se observa a Napoleón tercero en un nicho, “con una virgen dolorosa, con el corazón atravesado por varios puñales que son todas las derrotas que ha tenido el Ejército francés en el mundo, está obviamente China, Italia, Santa Inés y 5 de Mayo, son los dolores del Imperio”, señala el caricaturista.

En Noticias del imperio, que estará abierta en el Centro Cultural Santo Domingo hasta el próximo 14 de octubre, se observan también las respuestas de los franceses, las imágenes que formaron sobre su invasión, una de ellas muestra el cócalo de la ciudad de México, mostrando una escena erguida, pura, sin destellos de oposición. “Como se sabía que los mexicanos habían apedreado a los norteamericanos cuando habían venido al zócalo, los franceses se encargaron de que no hubiera oposición, los franceses querían que les echaran rosas y eso es lo que ves en el grabado y eso es lo que quería Napoleón”.


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