En medio de intensas protestas ciudadanas y acusaciones de abuso de poder, la Cámara de Diputados aprobó una serie de reformas que otorgan al Gobierno federal amplias facultades de vigilancia e inteligencia. Conocida como la Ley Espía, esta nueva legislación crea dos instrumentos legales clave: la Ley General del Sistema Nacional de Seguridad Pública y la Ley del Sistema Nacional de Investigación e Inteligencia en Materia de Seguridad Pública. Ambas normativas facultan a la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) y a la Guardia Nacional para acceder a bases de datos sensibles de los ciudadanos, desde registros biométricos hasta información bancaria y fiscal, con el objetivo de generar productos de inteligencia.
¿QUÉ FACULTADES OTORGARÁ LA LEY ESPÍA AL GOBIERNO?
Las reformas permiten a las autoridades solicitar directamente datos personales sin necesidad de intermediarios, incluyendo información que se encuentra tanto en instituciones públicas como privadas. Entre los datos a los que podrán acceder destacan:
- Registros biométricos.
- Datos bancarios y fiscales.
- Información de propiedad.
- Registros médicos y telecomunicaciones.
Aunque las autoridades aseguran que esta recopilación de datos estará bajo control judicial, las críticas de expertos y defensores de derechos humanos no se han hecho esperar. Se alertó sobre los posibles abusos y el riesgo de vigilancia excesiva.
PLATAFORMA CENTRAL DE INTELIGENCIA Y OTRAS MEDIDAS
Como parte de esta reforma, se creará la Plataforma Central de Inteligencia, que estará conectada con sistemas locales y federales para centralizar toda la información recabada. Esta plataforma, que se espera esté operativa antes de finalizar 2025, incluirá información de diferentes dependencias y será gestionada por la nueva Subsecretaría de Inteligencia e Investigación Policial.
EL PAPEL DE LA GUARDIA NACIONAL Y LOS ESTADOS
Uno de los aspectos más controvertidos de la reforma es la asignación de atribuciones de inteligencia a la Guardia Nacional. Especialistas en derechos humanos han señalado que este movimiento podría abrir la puerta a un modelo de vigilancia más restrictivo y menos transparente. Además, se establece que los gobiernos estatales y municipales deben conformar mesas de paz y profesionalizar a sus fuerzas policiales. En caso de incumplir con estas tareas, el Consejo Nacional de Seguridad Pública podrá retirar el financiamiento federal destinado a seguridad y devolverlo a la Tesorería.
También se exige que las cárceles instalen bloqueadores de señal de manera permanente, como parte de las nuevas medidas de seguridad.
CRÍTICAS Y REACCIONES DE LA OPOSICIÓN
Aunque los partidos Morena, PT y PVEM defendieron la reforma como un paso necesario para combatir el crimen organizado, la oposición mostró su preocupación por los riesgos a la democracia. La diputada Claudia Ruiz Massieu de Movimiento Ciudadano calificó la ley como un modelo de vigilancia sin precedentes, advirtiendo que la concentración de información podría generar abusos de poder.
En paralelo, el Senado aprobó la Ley Antilavado, que permite monitorear a Personas Políticamente Expuestas sin necesidad de una orden judicial, lo que ha generado más críticas sobre el impacto de estas reformas en las libertades civiles. La senadora Anabel Ávalos del PRI señaló que las reformas buscan “amedrentar a quienes piensan distinto al régimen”.
EL FUTURO DE LA LEY ESPÍA: ¿ESPIONAJE O SEGURIDAD?
A pesar de las declaraciones oficiales que niegan que se trate de espionaje, la opinión pública ya ha bautizado la reforma como Ley Espía. El debate sobre el alcance y las implicaciones de esta legislación se mantendrá abierto en los próximos meses. Además, los retos logísticos también son significativos: la Plataforma Central de Inteligencia deberá estar operativa antes de finalizar 2025, lo que implica una importante inversión de recursos.
Mientras tanto, ciudadanos, especialistas y legisladores seguirán de cerca el desarrollo de la Ley Espía, preocupados por el impacto en los derechos humanos y la privacidad, y atentos a que no se vulneren estos derechos en nombre de la seguridad.