Mientras el presidente municipal de Juchitán de Zaragoza, Miguel Sánchez Altamirano, promueve con entusiasmo las tradicionales Velas de mayo y celebra los anuncios del gobernador Salomón Jara sobre presuntos avances en seguridad y desarrollo, la violencia en su municipio no da tregua.
ATAQUE A DOMICILIO
Este lunes, un nuevo ataque armado volvió a sembrar el miedo entre los habitantes de la Novena Sección. Hombres armados dispararon contra una vivienda ubicada en el callejón de Los Labradores, esquina con Rubén Jaramillo, generando terror entre los ocupantes del inmueble y vecinos de la zona. Afortunadamente, no se reportaron personas lesionadas.
En ese mismo momento, el alcalde ofrecía entrevistas festivas:
“Estamos de fiesta, ya iniciamos. Serán 30 largos días donde vamos a estar para recibir a todos nuestros compañeros. Vamos a celebrar las velas, tener un espacio digno para estar… siempre buscando pasárnosla bien”, declaró.
LA VIOLENCIA SIGUE SIENDO PROTAGONISTA
Las declaraciones optimistas contrastan con el panorama de inseguridad que azota al municipio. La semana pasada, la ciudad vivió una serie de hechos alarmantes: ejecuciones a plena luz del día, ataques a negocios, cobros de piso y una creciente percepción de impunidad.
Uno de los casos más recientes ocurrió el viernes, cuando Alexis Antonio, un joven técnico de la empresa Istmo Redes, fue asesinado a balazos mientras conducía sobre la Carretera Federal 185, a la altura de la colonia Gustavo Pineda de la Cruz. Sujetos armados lo interceptaron, dispararon en múltiples ocasiones y provocaron que la víctima perdiera el control del vehículo, saliéndose del camino. Murió al instante.
A pesar de la intervención de las autoridades, los familiares del joven retiraron el cuerpo por cuenta propia, trasladándolo a su domicilio en la colonia 25 de mayo. El hecho, lejos de resolverse, pasó a engrosar la lista de crímenes impunes en la región.
Tan solo dos días después, el domingo, otro hecho sangriento sacudió la colonia Arboledas, donde un carretonero fue ejecutado a balazos. Hasta el momento, no hay detenidos ni avances conocidos en las investigaciones.
¿FIESTA O SIMULACRO DE ESTABILIDAD?
Las Velas de mayo son sin duda una de las celebraciones más significativas en la cultura zapoteca y atraen a miles de personas. Sin embargo, la falta de garantías mínimas de seguridad pone en riesgo tanto a locales como a visitantes.
Mientras el discurso oficial se centra en “generar condiciones para una buena estancia”, la realidad parece muy distinta. Las balas opacan las luces de las velas, y lo que debería ser un mes de alegría está cargado de tensión, incertidumbre y miedo.
CUESTIONAMIENTOS
La ciudadanía ha comenzado a cuestionar el contraste entre el ambiente festivo promovido por el gobierno municipal y la ausencia de una estrategia efectiva de seguridad. Muchos habitantes de Juchitán reclaman que los temas de violencia sean atendidos con la misma urgencia y visibilidad con la que se promocionan las fiestas.
“No estamos en condiciones de andar celebrando mientras siguen matando a la gente. Que primero se preocupen por la seguridad”, comentó un comerciante del centro que prefirió guardar el anonimato.
URGE UNA RESPUESTA REAL, NO SOLO DECORATIVA
Juchitán necesita mucho más que discursos alegres y decoraciones festivas. El municipio clama por justicia, prevención del delito y presencia efectiva de las autoridades. La violencia no se combate con carteles ni con bailes; requiere voluntad política, coordinación interinstitucional y un compromiso serio con la paz.
Finalmente, el riesgo ahora es doble: que la violencia siga escalando y que las autoridades locales sigan respondiendo con discursos que parecen ignorarla.