Un día, el hambre lo llevó a improvisar una torta con el pan que le compró a una panadera y el queso que llevaba en sus canastos, pero apenas la estaba terminando de preparar cuando una clienta se alegró por el nuevo producto y le solicitó uno. De vender quesos elaborados por él mismo, quesillo, crema y mantequilla, a Rolando Hernández Acevedo se le presentó una oportunidad para ampliar el negocio.
“Esto fue una sorpresa porque cuando empecé a vender la torta yo tenía hambre. En realidad, pasó la señora que vendía pan, pensé en comer un pan con queso y le dije a la señora: véndame usted unos panes. Me vendió 20 pesos, en aquel entonces eran 12 panes. Estaba preparando mi torta cuando llegó una de mis clientas y me dice: ‘don Rola, qué bueno que vende usted tortas, prepáreme una’. Y le di la torta que me iba a comer, enseguida la señora se fue comiendo su torta.
Todavía no acaba de prepararse la otra torta que planeaba comer cuando la señora regresó para pedirle una más para invitarle a la hermana que encontraría.
Aquella primera clienta de las tortas volvió por una tercera (ahora para el esposo de su hermana) y fue así como otros transeúntes llegaron en el momento de la preparación y también le solicitaron varias. “Le puedo decir que en ese momento no me comí un solo pan con queso porque en realidad me puse a vender tortas”, cuenta don Rolando, quien, aunque ganó clientes se quedó con hambre.
Al día siguiente, Rolando le compró 40 pesos de pan a la panadera que afortunadamente volvió a ver. Fueron esas 24 piezas con las que, ahora sí, decidió ampliar su negocio: “desde entonces me puse a vender mis tortas de pan con queso y chile pasilla, chiles en vinagre o salsa hecha en casa”, dice.
Su andar por las calles de la ciudad de Oaxaca, principalmente en el centro, comenzó entre los años 1978 y 1979. Siempre con su diablito y los canastos. Aunque de buscar la clientela ahora ésta prácticamente llega a él, como ocurrió la tarde de este sábado en la calle de Armenta y López, donde se detuvo para platicar unos minutos.
“¿Tiene quesillitos?”
Don Rolando le responde que de los botaneros ya no le quedan y pronto el momento se vuelve peculiar. “¿Tú mamá es Jose, verdad?” La joven asiente y se ríe. Tantos años en la venta de queso le han permitido a Rolando conocer a muchas personas y familias de una ciudad donde la venta ambulante es parte del día a día, pero también un fenómeno que los gobiernos tratan de regular.
“Llevo aproximadamente unos 44 años, siempre he trabajado así con mi diablito repartiendo o tocando en las casas buscando a los clientes. Gracias a Dios les daba a probar mi producto, les gustaba y me encargaban”, rememora el adulto mayor sobre un trabajo que comenzó en la agencia Santa Rosa Panzacola y en otras colonias de la ciudad de Oaxaca, como las cercanas al hospital regional Presidente Benito Juárez del ISSSTE.
Con sus canastos y un diablito que resguarda diariamente cerca de su zona de trabajo, don Rola, como es conocido, también ha sido testigo de los cambios en la ciudad. A sus 73 años de edad, el nacido el 14 de octubre de 1951 dice que seguirá en la venta para la cual también ha creado sus recetas, entre ellas la de queso botanero con salsa de chile habanero y las tortas.
Aunque en la ciudad de Oaxaca las autoridades constantemente han buscado regular el comercio en vía pública, casos como el de Rolando Hernández Acevedo son algunos de los de vendedores oaxaqueños que por mucho tiempo han encontrado en la venta ambulante el sustento diario. Se estima que actualmente son cerca de 900 las y los comerciantes que laboran tanto de forma ambulante (como Rolando) como a través de puestos fijos y semifijos, principalmente en el Centro Histórico.
Con 73 años de edad, Rolando es también una de las personas adultas mayores que por diversas causas sigue laborando en un estado donde de los 4 millones 132 mil 148 habitantes, el 12.7 por ciento son personas adultas mayores (de 60 años y más), es decir, 524 mil 782, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) retomados por el Consejo Nacional de Población (Conapo) en el 2022.
(Con información de Jesús Santiago).