En su tronco se aprecian caprichosas figuras de animales u otros seres según la perspectiva que se tenga de él. De sus ramas también se desprenden semillas que se esparcen a sus pies o que nutren el suelo donde se ha desarrollado desde hace más de 2 mil años. Es un ahuehuete o sabino, especie que en náhuatl significa “viejo del agua” y que también se ha declarado como el árbol nacional de México, pero para la comunidad es un orgullo y motivo de fiesta.
Como cada año, al menos desde la primera mitad del siglo pasado según algunos de sus habitantes, el milenario ahuehuete de Santa María del Tule es festejado durante el segundo lunes de octubre. Locales y visitantes pudieron abrazarlo, dedicarle mañanitas y música, una misa y danzas este 14 de octubre, día en el que tocó la celebración de este año.

El festejo, según lo dicho en la misa, se relaciona también con las festividades litúrgicas de las comunidades del valle central del estado, pues en tiempos en que operaban el tren o las carretas la feligresía de la región iba a la fiesta del señor de Tlacolula y a su regreso, especialmente si viajaba en tren o a pie, descansaba bajo la sombra del ahuehuete.
Este es el único día del año en el que todos los visitantes pueden ingresar al área que protege al árbol y dejarle ofrendas, abrazarlo, tomarse fotos junto a él, tocarlo e incluso, en el caso de las y los niños, sentarse sobre sus raíces. Tomar un atole, disfrutar de tamales, un tejate u otro alimento es parte de la posibilidad en esta jornada de festejos que también incluye el acceso gratuito al área, pues en los demás días se pide un donativo de 20 pesos para el mantenimiento del árbol y las áreas verdes que lo rodean.

El ahuehuete (Taxodium mucronatum) se encuentra en óptimas condiciones, explica Abel Ramírez Bautista, representante de la comunidad, aunque reconoce que durante la pasada temporada de estiaje también resintió los efectos de la falta de agua, por lo que hubo que regarlo con pipas (camiones cisterna) durante cuatro meses. La actual temporada de lluvia ha devuelto la estabilidad a este ser, explica.
Abel es el chogol o huehuetl (un tipo de representante) del comité del árbol del Tule y cuenta que cada año al milenario habitante de esta comunidad zapoteca se le hacen estudios para conocer su salud. Del árbol cuya altura se calcula en 42 metros y un peso de más de 636 toneladas, Abel cita que los expertos han confirmado el buen estado del ejemplar. “Dicen que está en plenitud de vida, tiene las secuelas propias de cada ser vivo y si escasea el agua lo va a resentir”, agrega sobre este árbol con el que considera que la humanidad también puede apreciar la biodiversidad del planeta Tierra.