En una reciente declaración, el portavoz presidencial Manuel Adorni anunció que el presidente de Argentina, Javier Milei, ha extendido la prohibición del uso de lenguaje inclusivo a toda la administración nacional. Esta medida, que ya estaba en vigor en las fuerzas armadas, ahora abarcará a todos los sectores del gobierno.
El vocero presidencial anunció que “por decisión de Javier Milei, no se va a poder utilizar la letra E, el arroba, la X, y evitar la innecesaria inclusión del femenino en todos los documentos” oficiales. pic.twitter.com/eFdifd54R7
— TN – Todo Noticias (@todonoticias) February 27, 2024
La resolución correspondiente fue publicada el viernes pasado en la página oficial de Presidencia, y se había aplicado inicialmente al Ministerio de Defensa y a las Fuerzas Armadas. Adorni explicó en una conferencia de prensa que “el lenguaje que contempla a todos los sectores es la lengua castellana”, agregando que no ven necesario introducir estructuras adicionales. Además, expresó que el gobierno considera que las perspectivas de género han sido utilizadas como un negocio político, por lo que no participarán en debates al respecto.
Estas medidas se suman a otras acciones recientes del gobierno de Milei, como el anuncio del cierre del Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI), argumentando que es una institución que “no sirve para nada”.
En cuanto a las directivas sobre el lenguaje inclusivo, Adorni especificó que “no se va a poder utilizar la letra ‘e’, el arroba, la ‘x’ (para citar el género) y evitar innecesarias inclusiones del femenino en todos los documentos de la administración pública”.
El lenguaje inclusivo, según lo señalado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), es una forma de expresarse sin discriminar a ningún sexo, género social o identidad de género, y sin perpetuar estereotipos de género. La ONU destaca la importancia del lenguaje inclusivo para promover la igualdad de género y combatir los prejuicios de género.
Sin embargo, la Real Academia Española considera que el llamado “lenguaje inclusivo” es innecesario, y que el uso genérico del masculino gramatical no supone discriminación sexista. Además, rechaza el uso de palabras con terminaciones en “e”, argumentando que su uso no está generalizado ni asentado en la lengua española.