Al criticar las políticas culturales del estado y el acaparamiento de los recursos públicos por parte de la Feria Internacional del Libro de Oaxaca (FILO), una parte de la comunidad literaria y cultural del estado de Oaxaca se pronunció por la diversificación y apoyo a propuestas independientes con impacto en la población.
Este lunes, un grupo de editoriales independientes, gestores culturales, escritoras y escritores, llamó al gobierno a reflexionar sobre el destino de los recursos públicos en una programación como la de la FILO, que llega a su edición 43 y para la cual se emplearán 8 millones de pesos.
En conferencia de prensa, autoras y gestores como Nidia Rojas, de Matanga Taller Editorial; Jorge González, de El Burrito Librería; los escritores Kurt Hackbart y Rodrigo Islas; Karina Hernández, del colectivo Mandrágora, y Luis Ángel Tapia, de editorial Ocho Trueno, dieron a conocer la tercera edición del tianguis, del que consideraron necesario para reflexionar sobre tal uso de los recursos públicos.
Como lo ha confirmado la asociación civil Fondo Ventura, para la FILO habrá al menos 5.2 millones de pesos (65 por ciento) de recursos públicos otorgados por los tres órdenes de gobierno: 1.8 millones del programa de Apoyos a Festivales Artísticos y Culturales, Profest; 3 millones a través del gobierno estatal, que también ha costeado la publicidad y el transporte en Citybus, y 200 mil pesos del ayuntamiento de Oaxaca de Juárez.
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Las y los organizadores del Tianguis Literario Autónomo y Popular, a realizarse los días 14 y 15 de octubre en la colonia El Bajío, Santa Lucía del Camino (a unas cuadras del recinto de la FILO), aclararon no estar en contra de la feria ni de los “proyectos, artistas o escritores que forman parte de los escenarios” de ella.
Sin embargo, coincidieron en que es necesaria la descentralización en el uso de los recursos públicos para programas como la FILO. Asimismo, que tales se empleen para multiplicar proyectos culturales y ferias de lecturas u otras propuestas, además del apoyo a pequeñas editoriales, librerías y bibliotecas de barrio y comunitarias, a escritoras y escritores, gestores, traductores y demás.
Incluso, exigieron la exención o reducción de impuestos a aquellas propuestas que demuestren su impacto en la población, que se implementen políticas culturales de fomento a la lectura y otras que “regulen el control de las grandes corporaciones editoriales y minoristas” a fin de tener una competencia justa, pues han considerado a la FILO y sus organizadores (Fondo Ventura, editorial Almadía y Proveedora Escolar, como un monopolio cultural).
Un proyecto democrático real tiene que edificarse desde la diversidad, no solo usando a la misma como cartelera publicitaria”, expusieron en alusión a las temáticas que la FILO abarca en su edición: comunidad, resistencia, rebeldía, rebelión, paz, inclusión, leguas originarias, feminismos, comunidad LGBTQ+. Pero sobre los cuales señalaron que estas empresas solo usan para “legitimarse” y con programas en los que esfuerzos independientes enfrentan obstáculos económicos para participar (pues los costos de los stands alcanzan los 17 mil pesos o se les pretende reunir en un solo espacio de pequeñas dimensiones).
