Con prendas usadas y raídas, en sus rostros las arrugas y canas evocan el paso de los años y la sabiduría, pero también la edad avanzada. De pie, a veces con sombreros y pañuelos, parecen ver fijamente a toda persona que pasa frente a sí. Sin inmutarse o hacer gestos, su presencia casi nunca pasa desapercibida. Son la representación del año “viejo”, aquel que será quemado a la medianoche, entre el 31 de diciembre y el 1 de enero.
Desde hace algunos días, los “viejos” son parte del paisaje de la ciudad de Oaxaca u otras poblaciones donde quemar a esta representación del año “viejo” es una tradición que sobrevive, pero que a decir de algunos, se remonta a varios siglos.
Es casi como un ritual para deshacerse del pasado y dar paso a la renovación, a una nueva oportunidad o año. “Sobre todo en el Istmo de Tehuantepec, la ropa y cosas viejas se forman como viejitos, como el año que va terminando; son las cosas que ya no se usan, que están por cambiar o renovar”, cuenta Ricardo Jiménez Toledo, integrante del Tianguis Cultural Libertad y Resistencia, que opera en la plazuela del Carmen Alto.
En este espacio público de la ciudad de Oaxaca, un par de “viejitos”, yace sobre la cantera de una de las jardineras. Sus presencias han hecho que propios y visitantes se detengan a verlos y tomarles fotos o tomarse alguna junto a ellos. Son un hombre y una mujer, dice Jiménez sobre esta manera de mantener la tradición y compartirla, como en otras temporadas, con la sociedad.
Aunque en el caso del tianguis no se quemará a estas representaciones por cuestiones medioambientales, Jiménez refiere que es usual que los “viejos” se quemen en la última noche del año. Pero no es algo nuevo, ahonda, pues ya fray Bernardido de Sahagún mencionaba los antecedentes de esta tradición en su libro de Historia general de las cosas de Nueva España.
En el volumen “relata cómo al llegar la noche en que celebraban el año nuevo, en diferentes zonas y fechas”, según los pueblos originarios del país, la gente solía quemar lo viejo en el último día del año que terminaba. “Con eso hacía una petición de lo que quería en el próximo año”.
Desde el tianguis cultural, la tradición retoma esos significados y simbolismos, pero enfocándose en la región Istmo de Tehuantepec.
Como en este sitio, otros establecimientos del Centro Histórico de la ciudad han colocado las representaciones del año viejo, así como en las riberas del río Atoyac y la avenida Ferrocarril.