El árbol del que viene, sus beneficios y usos son la razón por la que significa tanto en nuestras tradiciones; conoce más aquí y aprende a cocinar con él.
Es un árbol de la familia de las rosáceas, al igual que las manzanas y duraznos; ésta es la razón por la que en algunos lugares se le conoce como manzanillo. Aún así, su nombre es tan mexicano como su origen. Tejocote proviene del náhuatl Texócotl, una mezcla de vocablos que se aproxima viene de fruta dura o fruta amarga.
Se estima que existen 16 variedades del árbol Crataegus mexicana y éstas se aprovechan de muchas formas por los humanos. Por ejemplo: sus hojas son un remedio tradicional para distintas enfermedades, su madera es utilizada en la construcción y sus flores son muy ornamentales. Sin embargo, lo que más disfrutamos de este árbol son sus pequeñas frutitas.
El origen y los beneficios del tejocote
El frutito del tejocote es similar a una manzana pequeña, naranja y un poco dura. Su sabor es agridulce y casi siempre se cocina, no se acostumbra comerlo crudo a menos que esté muy maduro. Este ingrediente es alto en vitaminas A, C y contiene distintos minerales; su alto porcentaje de calcio y actividad antioxidante disminuye el riesgo de desarrollar enfermedades crónicas. El saborcito agridulce del tejocote queda perfecto en las recetas dulces o saladas. A parte de esto, en la cocina es un ingrediente muy útil ya que contiene bastante pectina; esta “gelatina” que surge de la cocción del fruto, ayuda a dar textura a distintas bebidas y platillos.
Tejocote en la ofrenda
Una de las celebraciones con más significados e importancia cultural para nuestro país está por comenzar; como parte de los preparativos se ponen nuestras majestuosas ofrendas del día de muertos. Estas ofrendas y el resto de las tradiciones en torno a las ánimas tienen mucha relación con la comida; por eso le damos significados a cada uno de los elementos culinarios.
Así como hay pan de muerto en las ofrendas, nunca perdemos de vista a los dulces de frutas que se pueden preparar: los hay de calabaza, peras y otras frutas, pero pareciera que una de las recetas más usadas es la de dulce de tejocote.
Sabemos que en tiempos antes de la conquista, este tipo de dulces se preparaban sin azúcar de caña, endulzados con aguamiel concentrado hasta dejarla como un jarabe. Con estos platillos de frutas se atrae a los seres queridos que vienen de regreso de otra vida y adornan a las ofrendas a lado de los que fueron los platillos favoritos de nuestros fallecidos.
Así mismo, el tejocote en la ofrenda tradicional no se queda solo en dulce. En distintas regiones del centro del país, se pone como parte de este portal entre la vida y la muerte una vara de tejocote. La gente toma del campo una rama con frutos y la hace parte de la preparación para el 2 de noviembre. Esta rama usualmente se deja con espinas para proteger la ofrenda de espíritus que no queramos recibir y a veces se pone a manera de cruz o rosario. Algunos dicen, que como son frutas pequeñas pueden ser mejores para llamar a almas de niños; es por esto que creemos que el tejocote en la ofrenda es fundamental.