Durante más de seis décadas vivió atrás de una barra de cantina el acontecer cotidiano de nuestra ciudad. Conoció vivencias que lo alegraron pero también experiencias que lo marcaron.
De trato amable y cordial, Humberto Hernández Martínez, “El Chato”, fue el cantinero por excelencia de los parroquianos que acudían a saborear las bebidas espirituosas.
Primero en El Capri y más tarde en el Salón de la Fama, pero antes en el Carta Blanca, ubicado en el primer cuadro de la ciudad y que hoy es el Bar Jardín, inició una larga trayectoria como cantinero.
Oficio que lo llevó a adquirir notoriedad con sus “piñas” y su creación “Pantera Rosa” y por su atención esmerada a quienes solicitaban su habilidad para preparar “unos muy buenos tragos”.
El tintineo de los vasos, el hielo en cada uno de ellos, la medida perfecta de alcohol y su generosa forma de mezclar pronto trascendieron su fama que fue socorrida por los oaxaqueños.
Por esos centros de convivencia lo mismo desfilaron políticos, periodistas, artistas, turistas, que ciudadanos de todos los estratos sociales. Gobernadores y presidentes municipales que convivían con quienes acudían a rendir pleitesía al dios “Baco”.
Centros de reunión donde lo mismo se servían bebidas como el ron, brandy, vodka, wisky y mezcal que se preparaban cocteles que el paso del tiempo adquirieron renombre.
También se preparaban botanas, desde los tradicionales cacahuates, queso, quesillo, salchicha, que cócteles de camarón, ceviche, empanadas de cazón y otras delicias más.
Siempre fiel a la amistad, cultivo la presencia de quienes acudían por el aperitivo y una amena charla. Hombre dedicado del trabajo, hizo de su cantina una de las más representativas en nuestra ciudad que permitió a los oaxaqueños celebrar la amistad y el cultivo del ocio.
En la reunión “Épica Contracultural 2015” que fue organizada por la Proveedora Escolar, Editorial Almadía y el Fondo Ventura, se le entregó una distinción por “tantos y tantos años, de darnos alegría y una curación al cuerpo y el alma además de contribuir a un encuentro en el que el diálogo, al intercambio de ideas y emociones se puedan dar a partir de su cantina”.
“El Chato” falleció el pasado 14 de julio. Descanse en paz.