A casi cinco años de la inauguración de su segunda y última etapa, en el andador semipeatonal Cruz de Piedra, la inversión se ha esfumado poco a poco. Decenas de luminarias y divisores (fantasmas) del ciclo carril han desaparecido o apenas queda rastro de ellos, así como de los biciestacionamientos.
Desarrollado sobre la calle García Vigil, las seis cuadras del “tramo aislado” que el gobierno considera ciclovía es invadido constantemente por motociclistas o incluso automovilistas. Los biciestacionamientos están deteriorados y ya no cuentan con las herramientas para uso de ciclistas.
Entre las cuadras más afectadas por la falta de divisores se encuentran las dos últimas en dirección al zócalo, ubicadas entre las calles Manuel Bravo y Morelos, en donde apenas queda huella del ciclo carril.
En todo el andador, una obra con la que se pretendía beneficiar a 26 mil personas (según lo dicho en la segunda inauguración), faltan o se han dañado totalmente al menos 65 luminarias entre las calles Cosijopí y Allende. Al igual que ellas, otras tantas de la banqueta ya no existen.
El andador semipeatonal fue una obra con inversión de los gobiernos municipal, estatal y federal, que se efectuó en dos etapas. Al inaugurar la primera, en septiembre de 2015, se informó de una inversión municipal y federal de 41 millones de pesos; la segunda, inaugurada el 31 de diciembre de 2016, contó con 45 millones de pesos de inversión, según un comunicado del gobierno estatal.
Sin embargo, las decenas de millones de pesos no han quedado blindadas del deterioro y el tiempo. Parte de la banqueta de cantera entre las calles Allende y Manuel Bravo han sido destruidas. Las bahías de carga y descarga tienden a ser usadas como estacionamientos, a pesar de la señalética.
Algunos árboles y plantas sembrados en jardineras o a ras de piso también se han secado, mientras que las jardineras son usadas como basureros. Además de que la maleza ha acaparado parte de los espacios.