Con más de 35 años en el medio, conozco el tráfico de influencia que los chayoteros mayores hacen para llenarse los bolsillos con dinero que por debajo de la mesa les llega por parte de los poderosos: políticos y empresarios corruptos.
Por eso me da gusto que en los medios decentes y en redes sociales se informe: que el INAI, quite las caretas a los chayoteros mayores, cuyos nombres son conocidos y repudiados por los mexicanos.
Los oaxaqueños decentes, esperan que ese tumbadero de máscaras también lo hagan los gobernadores de los estados, donde los chayoteros muy conocidos se llevan a sus cuentas bancarias gran parte de nuestros impuestos.
Desde que se publica esta modesta columna de comentarios luchamos contra la corrupción, y para encausar una información democrática que sea de utilidad para la sociedad. Porque en democracia, la información y la libertad de expresión son patrimonio de todos y no privilegios de grupos elitistas que no tienen interés de defender la justicia ni la equidad social y de poder.
Por eso, saludamos la firme determinación del gobierno federal para establecer reglas claras en las relaciones profesionales entre comunicadores y los gobiernos. Esta histórica apertura para informar: transmitir los hechos, y analizar sus efectos, debe ser justamente valorada por los comunicadores y por la comunidad, porque la libre información nos afecta a todos, especialmente cuando las redes sociales de la internet superan por su diversidad a los medios tradicionales de comunicación masiva.
Además, esta apertura pega derechito a los “chayoteros” de cuello blanco que viven colgados del erario. También la información democrática obliga a las escuelas de periodismo a mejorar sus programas de estudios. Porque los programas de estudios de esas escuelas son muy pobres en su contenido libertario, por eso padecemos periodistas sometidos a los poderosos.
No se trata de dividir a los periodistas entre malos y buenos. La idea es impulsar periodistas capaces de ser críticos en todos los temas, privilegiando siempre la libertad, la verdad, la justicia, la igualdad, la inclusión. El gran objetivo es, que ningún sector, ni persona alguna, sea invisible ante los poderosos y los gobernantes.
Sé por experiencia en los medios de comunicación, que se cometen muchas injusticias prejuzgando a los reporteros calificándolos de chayoteros, cuando los dueños de las empresas mediáticas donde ellos trabajan, hacen convenios millonarios con políticos poderosos y otros grupos mafiosos.
Esos convenios entre los dueños de las grandes empresas de comunicación y los grupos de intereses oscuros son los verdaderos chayoteros perversos. Esos chayoteros mayores y de cuello blanco, son los que dañan a la sociedad vendiendo a los medios de comunicación masiva para hacer negocios sucios en plena impunidad.
Así las cosas, es bueno saber, que no hay enemigo más peligroso para los reporteros honestos, que un reportero chayotero perverso apoyado por un patrón poderoso y también chayotero de cuello blanco. Así de claro.
Esto debería ser bien entendido por aquellos políticos que creen que todos los reporteros son deshonestos y que por lo tanto, todos merecen ser medidos con la misma vara.
COMENTARIO: Cayotero es quien da el moche, como el que lo recibe, en Oaxaca por ejemplo, muchos en su calidad de directores de Comunicación Social de los ex gobernadores, facturaron a discreción infladas “ganancias” y algunos se hicieron millonarios y de pasadita, sacaron de la jodidez ancestral a muchos periodistas serviles.
AVISO OBLIGADO: Muy cercano el día de la Libertad de Expresión (7 de junio), quien escribe esta columna, no autoriza a ninguna “organización de periodistas” a pedir en mi nombre, apoyos para festejos a periodistas, tampoco para aniversarios de revistas, ni para cumpleaños, carnes asadas, celebraciones de cuates, congresos de reporteros y proyectos culturales…
Ni para otras ocurrencias como cubrir necesidades relacionadas con familiares enfermos, entierros y otros pretextos. ¡Denuncie a las organizaciones de periodistas pedigüeñas! Esto es importante. Y ¡Hay que decirlo!
“Nunca subestimen el poder de la palabra escrita”
Es mi opinión. Y nada más…
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