Pilar Fatás: El arte comienza en la Prehistoria
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Pilar Fatás: El arte comienza en la Prehistoria

La antropóloga y directora del Museo Nacional y Centro de Investigación de Altamira, desvela datos sobre los autores y las pinturas de la Cueva de Altamira


El arte, como muchas de las invenciones humanas, parece confirmarse más antiguo de lo que se creía. Incluso, se ha llegado a señalar a las sociedades neandertales (que desaparecieron hace poco más de 30 mil años) como las responsables de las pinturas rupestres datadas hasta ahora en más de 40 mil años de edad. Lo que sí es claro, al menos para la antropóloga Pilar Fatás, directora del Museo Nacional y Centro de Investigación de Altamira, es que el arte comienza en la Prehistoria.

Fatás, licenciada en Historia del Arte y Ciencias de la Antigüedad por la Universidad de Zaragoza y quien desde 2016 es directora de la institución española, explica que aunque todavía no hay datos precisos sobre los mensajes dejados en la Cueva de Altamira, lo que se puede afirmar es que quien o quienes hicieron estas obras (en distintos periodos) dominaban el arte y destacaban entre sus pares.

Con la Cueva de Altamira, una de los 46 sitios del mundo con arte rupestre (que han sido declarados patrimonio de la humanidad), la historiadora ha estado en contacto desde el año 2000, y antes de asumir la dirección estuvo como subdirectora de la institución española creada en 1979.

Para ella, este patrimonio da cuenta de una gran maestría y genialidad de quienes pintaron este sitio ubicado al norte de España, cerca de Santillana del Mar. Y esto, añade, se observa en la cavidad plagada de imágenes, y entre las que hay un espacio muy significativo conocido como el techo de los polícromos.

También porque las pinturas reúnen todas las técnicas, temas y elementos distinguidos hasta ahora en el arte rupestre. Por ejemplo, hay grabados, dibujos y pinturas en diferentes técnicas, como se observa en el techo de los polícromos.

“Son representaciones magistrales porque la persona que las hizo era un maestro o maestra entre sus congéneres”, añade Pilar, quien refuerza esa idea tomando como ejemplo el techo de los polícromos, donde están los bisontes y en el que todas las representaciones “están ahí posiblemente porque la persona creadora de estos bisontes, al ver los volúmenes naturales de las rocas”, encontró la sugerencia para plasmarlos. Incluso, “las propias gritas de las rocas fueron usadas para contornear a los animales”.

En los bisontes polícromos, agrega, abundan muy diferentes técnicas y nociones de arte, como las de volumen.

“Además, hay un invento en el paleolítico: la aerografía, que es lo que les permitió soplar” el colorante, explica Fatas sobre las conclusiones a las que han llegado varias de las investigaciones de la cueva, a partir del análisis de las creaciones y de los instrumentos hallados por los especialistas.

“La aerografía, que al final es algo tan moderno en los artistas actuales, es un invento del paleolítico”, remata.

Pilar Fatás estuvo hace unos días en México, país donde visitó los tres sitios incluidos en la lista de patrimonio mundial de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). Oaxaca fue uno de los estados visitados, por tener dos de tales patrimonios: las Cuevas de Yagul y Mitla y el Valle de Tehuacán-Cuicatlán.

Como parte de esa visita, compartió algunos datos en torno a la Cueva de Altamira, uno de los sitios donde el arte rupestre es también un punto de partida para conocer a las sociedades de sus tiempos. Asimismo, para indagar más en las edades de las pinturas y sus autores, ya que “el arte rupestre no es un elemento aislado y no lo podemos poner fuera de su contexto de vida cotidiana”.

NATURALEZA Y PERSONAS COMO INSPIRACIÓN

En la Cueva de Altamira, que para los visitantes tiene acceso restringido como parte de un plan de conservación, Fatás señala que hay representaciones varias de animales (como bisontes o caballos) y de personas, además de signos.

Pero, aclara Fatás, los dibujos y pinturas no son de todos los animales del entorno ni toda la naturaleza, lo que permite reconocer que había intenciones en lo representado. Los bisontes, además, aparecen de pie o tumbados y en otras tantas posturas, “lo cual nos hace ver cómo los artistas conocían a estos animales”.

En cuanto a los signos, las investigaciones han arrojado que se trata de elementos abstractos, a veces con formas geométricas, pero que carecen de referente natural.

“Encontramos las mismas formas, idénticas, a cientos de kilómetros de distancia. Eso qué significa; fundamentalmente que para ellos tenían un significado y por eso reproducían esas formas, algo querían expresar con esos signos abstractos”. Sin embargo, “desconocemos, lamentablemente, lo que nos querían decir, porque no nos ha llegado el código para descifrarlos”.

También hay representaciones humanas, pero algunas de estas no son figurativas, por eso no se puede afirmar que sean personas, sino solo figuras antropomorfas.

En Altamira, desde su descubrimiento en 1879, se han realizado excavaciones arqueológicas, pero la complejidad de la historia de su descubrimiento ha impedido realizar todas las excavaciones que les hubiera gustado, señala la directora del museo.

Fue de las primeras cuevas en ser excavadas en tiempos donde los métodos del siglo XX distaban mucho de los actuales y por ello es muy posible que se hayan perdido muchos datos, ahonda. Sin embargo, en medio de las complicaciones, Fatás destaca otros hallazgos, como los referentes a las sociedades que crearon las pinturas, a las que describe como cazadoras-recolectoras, y que desarrollaron tecnologías con piedras y huesos, muy similares a las actuales.

“Al día de hoy no sabemos si el arte de Altamira y el resto del arte rupestre paleolítico lo hacían hombres o mujeres, u hombres y mujeres”, apunta quien como parte del proyecto del museo ha liderado la creación de un video donde se ve a una mujer como la “artista” de la cueva. La razón de usar a una mujer como referente, señala Fatás es para hacer frente a la tradición.

“La Prehistoria de Europa siempre la han escrito los hombres, siempre se les ha dado más a los hombres cazadores y se ha considerado un papel secundario el de las mujeres”, apunta, por eso “hemos puesto a una mujer pintando, pero de una manera muy consciente”.

LAS PINTURAS DE ALTAMIRA

En el mundo, las pinturas rupestres más antiguas que se conocen fueron hechas desde hace 40 mil años, aunque se están datando otras más antiguas, explica la directora del Museo Nacional y Centro de Investigación de Altamira.

Sobre la Cueva de Altamira, los bisontes, que son de un mismo momento, se estima que fueron realizados hace 14 mil o 15 mil años. Pero la cueva cuenta con otras representaciones más antiguas, como los signos abstractos de una de sus salas han arrojado una edad de 35 mil años.
En tanto, algunos caballos se cree que fueron hechos hace más de 20 mil o 22 mil años.

 

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