Sucede que los sordos de la Suprema Corte Nacional de Deshonestos, no fueron a Roma por la respuesta a su negativa de bajarse el sueldo a lo que cobra por su trabajo el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador.
Más allá del desenlace que tenga ese controversial conflicto de altos vuelos, lo que trasciende en instancias de política, es que AMLO los calificó de deshonestos al pagarse 600 mil pesos al mes, mientras millones de mexicanos viven en extrema pobreza.
Ese cañonazo juarista de “honestolina” retumba en los bolsillos de la burocracia dorada nacional, y por supuesto, merece el aplauso de todos los mexicanos que luchamos por un país menos injusto y por una mejor distribución de los ingresos nacionales.
La respuesta que AMLO da a los dorados de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, confirma que la limpieza de escaleras de arriba hacia abajo, va en serio, y por lo tanto, la oligarquía tan acostumbrada a los privilegios financieros debe obedecer a la nueva realidad nacional.
Los magistrados de la SCJN deben entender que la separación de poderes no es para consumar injusticias en nombre de la constitución. Los magistrados también deben saber, que los títulos académicos del extranjero, no son garantía de honestidad y mucho menos amparo de impunidad.
Que un alcalde, o un diputado sean corruptos no me sorprende tanto, pero que los magistrados que suponemos tienen una formación académica y ética de excelencia, es inadmisible que sucumban ante la avaricia legal.
Los escandalosos sueldos que los magistrados cobran, en la percepción popular son sobornos anticipados y legales para garantizar impunidad a los peces más gordos y poderosos.
Ante el Jaque Mate de que ningún funcionario debe ganar más que el Presidente de la República, los defensores de la constitucionalidad y del estado de derecho, salen con la jalada de que “por ley no podemos bajarnos el sueldo”.
Ante esa aberración legal y sin que mi sugerencia cause honorarios, les presento una idea para que no sigan haciendo el ridículo: en virtud de que la SCJN es un poder constitucional y autónomo, los magistrados pueden acordar colegiadamente aportar la mitad de sus escandalosos sueldos, a un fondo para pagar la defensa y las fianzas de miles de mexicanos inocentes que permanecen encarcelados solo por ser pobres.
Esta es una forma ética y legal de hacer justicia, y una oportunidad histórica para que los magistrados demuestren su voluntad de hacer justicia y defender el estado de derecho con equidad. Se las dejo de tarea, a hombres y mujeres tan respetados y venerados en la clase política.
Decepcionante desempeño de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, sucede que, mientras los nuevos legisladores federales luchan por quitar los fueros a los políticos deshonestos, la SCJN está lista para libertarlos en caso de que un juez los condene.
Esa elite de impunidad del poder judicial de la federación debe terminar, para dar paso a una justicia de aplicación universal y equitativa. Para quitarles ese nicho de intocabilidad, es necesario modificar la constitución, y por lo tanto, los legisladores federales que ya trabajan en la trasformación de los poderes del estado deben hacer su chamba más pronto que rapidito.
No puedo dejar en el teclado, el hecho de si AMLO quiere acotar la corrupción y la impunidad barriendo las escaleras del poder de arriba hacia abajo, caray, a la Suprema Corte de Justicia de la Nación le toca turno en primer lugar.
No digo que los magistrados sean corruptos, afirmo que tienen la obligación ética y patriótica de apoyar la lucha contra la corrupción endémica que a todos empobrece.
Mi comentario: Un señor que se llama Luis María Aguilar Morales, es ministro de la Corte Suprema, gana 651 mil pesos mensuales, ¿Qué puede hacer con tanto dinero? ¿Qué cosa ha resuelto a favor de la nación? Mientras un médico que salva vidas, un maestro que educa, un policía que protege, un soldado que salvaguarda el territorio etc…No los ganan ni en tres años.
Ahora, el sujeto está furioso al saber que AMLO va a parar el despilfarro. Señores magistrados…Su sueldo me es insultante. Si no pueden trabajar por menos, renuncien a su cargo. Esto es importante. Y ¡Hay que decirlo!
“Nunca subestimen el poder de la palabra escrita”
Es mi opinión. Y nada más…
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