Diálogo abierto y público
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Opinión

Editorial

Diálogo abierto y público

 


Sea cual fuera el resultado de la actual negociación del gobierno/Sección 22, en los últimos días, entre los oaxaqueños y la sociedad civil en general, ha ido creciendo como bola de nieve la demanda al gobierno de que, en el futuro, toda negociación sea de cara al pueblo. Ya no más mesas de diálogo a puerta cerrada, en la opacidad y la secrecía. Vivimos tiempos en que se la democracia exige transparencia y rendición de cuentas. Si el magisterio mal llamado democrático se ha sumado a la campaña del candidato de la coalición “Juntos haremos historia”, Andrés Manuel López Obrador, cuya principal demanda es la lucha contra la corrupción, es una desafortunada contradicción que el Cártel 22 siga con esas prácticas manidas de obtener prebendas y dádivas con dinero público, de espaldas a la sociedad y al pueblo a quien de manera reiterada dice defender. Bajo esta perspectiva, todo pliego de peticiones debe pasarse por el rasero del escrutinio público; de la crítica ciudadana; de la revisión oficial y debe ponderarse su relevancia. No hemos estado errados al manifestar que uno de los ejes de la bastarda lucha del magisterio es preservar su nicho de confort: seguir abandonando las aulas para irse a la protesta callejera, tener dobles plazas, canonjías y privilegios sin aportar nada nuevo a la educación que imparte el Estado y a los educandos que están bajo su responsabilidad.

En este entorno la sociedad civil tiene un papel determinante. Se sabe que en Chiapas, en donde también el gobierno y la sociedad enfrentan un problema similar con el magisterio y en donde la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) tiene uno de sus bastiones, el gobernador de dicha entidad, emplazó a la Comisión Política de las secciones leales a la Coordinadora a realizar un diálogo público. El ejecutivo estatal, Alejandro Murat –presumimos- está en esa tesitura, lo que implica que la demanda ciudadana de mesas de diálogo de cara al pueblo y no de espaldas al mismo está tomando cuerpo. Insistimos: los tiempos democráticos exigen rendición de cuentas y nula opacidad. Los espacios de discrecionalidad y secrecía deben irse eliminando. La designación de un consejo ciudadano no estaría de más. Lo que hay que destacar es que el magisterio no puede seguirse conduciendo como si fuera un látigo de la sociedad, pues es con los impuestos que ésta genera, como los maestros reciben su jugoso estipendio que ni desquitan ni merecen.

Agilizar obras

Vecinos de colonias y barrios de la capital oaxaqueña han protestado por la dilación en la ejecución de obras que, en apariencia son del ayuntamiento de la capital oaxaqueña, pero en realidad son del Sistema de Agua Potable y Alcantarillado de Oaxaca (SAPAO), dependencia que, por cierto, está empeñada en llevar a cabo un programa de racionamiento brutal. Lo cierto es que, con el argumento de renovar la desgastada red de agua potable, ha emprendido obras que han tardado demasiado, además de que, no son concluidas del todo, pues las empresas contratistas dejan cepas abiertas o vulgares canales en las calles. En lo que no han reparado los responsables, nos referimos a funcionarios y contratistas, es que estamos ya en temporada de lluvias y los lodazales y encharcamientos afectan a la ciudadanía, ya de por sí molesta con las obras inconclusas y tardadas. La confusión en torno a si es de SAPAO o del ayuntamiento capitalino se da en virtud de que no existe algún señalamiento o letrero que identifique las citadas obras, como ocurre en cualquier ciudad civilizada. Nada de ofrecer disculpas como también es usual. Simplemente se mete maquinaria, cuadrillas de trabajadores, se abren cepas, se perfora el pavimento y listo.

En los medios de comunicación impresos y electrónicos se han manifestado las quejas. Los vecinos de algunos rumbos de la ciudad como La Noria, llevan meses exigiendo el fin de las obras –que se sabe son para beneficio común- sin que nadie les ofrezca una explicación. Estamos en tiempos de transparencia y, al menos las empresas contratistas deben tener un tiempo máximo para concluirlas, si partimos de la premisa de que en la actual administración, por las causas que se quiera, no hay obras relevantes. Hay que recordar que al menos las de SAPAO, hubo varias obras que quedaron en proyecto del sexenio pasado y que la carencia en el suministro de agua se había abatido de manera importante. Pero hemos vuelto a lo mismo. Otra vez el racionamiento y el suministro a cuenta-gotas. Además, por supuesto, de la lentitud de las obras citadas. Las mismas se llevan a cabo en diversos rumbos y colonias de la capital. Con la emergencia que han traído consigo los infames bloqueos del magisterio, se hace más patente nuestra triste realidad: encontrar calles que servían de desfogue del tráfico vehicular, ahora convertidas en tapones, ha creado mayor crispación social.