Taxista ebrio termina huyendo tras enfrentar a turistas
Los visitantes, oriundos de la Ciudad de México, se cruzaron con el transportista en el camino al Rosario; el chafirete terminó escondido en un puesto de venta de cocos
JACOBO ROBLES
Dos lesionados, entre ellos un Policía Municipal de Santa Lucía del Camino, además de un caos vial y un taxi asegurado, fue el saldo de un zafarrancho protagonizado por taxistas en la carretera al Rosario.
Ayer a las 15:30 horas aproximadamente, varias personas viajaban en un taxi del Sitio 4 de Febrero sin placas ni número económico de color azul con blanco, marca Nissan, tipo Tsuru.
El taxi viajaba por la carretera al Rosario con dirección al puente del Río Salado cuando de pronto, al estar en estado etílico, el taxista se hizo de palabras con el conductor de un automóvil con placas del Distrito Federal.
De las palabras pasaron a los empujones y golpes; el taxista y quienes viajaban en su unidad no se imaginaron que el auto de la persona a la que habían agredido formaba parte de una caravana familiar de al menos cuatro vehículos.
El afectado detuvo su marcha y a su manera trataba de entender qué quería el taxista y su pasaje; por desgracia no se entendieron y vinieron los golpes.
En el lugar de lo ocurrido volaron zapatillas, sombrillas y hasta caguamas, pues el taxi fue rodeado por al menos diez personas que estaban en esta ciudad en calidad de turistas y provenían de visitar la localidad de Santa María El Tule.
El alboroto atrajo a la Policía Municipal y, ante el llamado de emergencia, en cuestión de segundos personal de la Brigada de Búsqueda y Rescate Escuadrón Oram (BREO) también arribó al lugar para auxiliar a los lesionados.
Al verse acorralados y superados, el taxista y sus pasajeros se refugiaron en un expendio de cocos y sus derivados, de donde no fue posible para la policía sacarlos, pues los propietarios del local los protegieron en todo momento.
Un policía municipal y una mujer identificada como Olga, de 35 años de edad, fueron los lesionados de la riña que originaron los taxistas en estado de ebriedad; en el taxi, en el asiento trasero, llevaban parque para rato, pues desde la ventanilla y a una altura ideal se podían apreciar 4 caguamas.
Los turistas dijeron a los policías: “no nos vamos hasta que salga el taxista o el automóvil sea asegurado”; ante esta postura, los efectivos así lo hicieron y, finalmente, el taxi fue asegurado y llevado a un encierro oficial, en donde se espera que sea reclamado en las próximas horas.
Pasado todo, el taxista que había ocasionado el alboroto fue lanzado a la calle por sus amigos, quedándose dormido sobre la banqueta sin taxi, sin chelas y sin amigos.
