2020 y la agenda mundial
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2020 y la agenda mundial

 


Hace once años, en 2009, la Organización Mundial de la Salud, lanzó una alerta mundial por una inminente pandemia de influenza denominada A(H1N1), anunciando la muerte de por lo menos el 25 por ciento de toda la especie humana si no se tomaban algunas medidas preventivas de emergencia. Ningún país estaba preparado y cundió la alarma. En México se suspendieron actividades laborales, productivas y escolares; las autoridades de Salud no hicieron más de anunciar algunas medidas de cuidado y avisar que pronto vendrían vacunas. No pasó nada, ni subió el índice de morbilidad por influenza. Auténtica “fake news”.
Como ese anuncio catastrófico, el año 2020 nos recibe, por acción de agencias mundiales y de “influencers”, con inminentes desastres especialmente en materia ecológica: uso de plásticos y productos no degradables; cambio climático y elevación de los océanos, como principales enemigos de la humanidad. Se predicen catástrofes que la población atiende como si debiéramos prepararnos para el fin del mundo, mensajes de un presagio apocalíptico que imputa irresponsablemente la culpa de esos males, al trabajo humano.
De la ONU y sus agencias se pueden esperar anuncios de desastres mundiales, como también se esperan de políticos y líderes globales que aceptan las teorías de debacle y anticipan cómo evitarlas (caso de Al Gore). Pero debe recordarse que en los primeros días del cristianismo se esperaba ya el fin del mundo; después los milenaristas medievales se preparaban estoicamente; sectasmodernas que tuercen el evangelio; Malthus; el choque de meteoritos con la tierra, entre otros espantos en la serie de grandes mentiras o equívocos universales.
Lo cierto es que el año 2020 trae peligros que no causará la naturaleza, sino la voluntad de individuos y de grupos colectivos que, fundándose en ideologías torcidas, continuarán con movimientos agresivos que sólo desestabilizarán gobiernos y sociedades enteras.
Es tal la influencia de los activistas, al grado que una adolescente con clara deficiencia mental y sin conocimientos científicos, ha fijado la agenda sobre el cambio climático y los países se la creen a pie juntillas. En Chile, la mejor economía de América Latina, una cantante incita a la violencia y a provocar desastres, convoca a la destrucción de supermercados porque son ejemplo de “neoliberalismo” y que se debe destruir lo material: esta mujer los “acusa” de haberle destruido la vida y de ahí se desata un caos social inesperado. En México, durante la Feria del Libro en Guadalajara, un grupo de feministas vandaliza un stand de libros y los quema porque, dijeron, “violenta” su lectura a las mujeres (Psicoterapia pastoral, que critica la diversidad de género), en una de las peores muestras de intolerancia.
El Año Nuevo trae muchos temas de influencia mundial y que pueden afectar a México. Donald Trump será enjuiciado, exonerado y se reelegirá en noviembre. Boris Johnson concluirá el Brexit y se acentuará la idea autonomista de Escocia e Irlanda del Norte. Habrá Juegos Olímpicos en Tokio. Enfrentaremos la más potente realidad: la consolidación de la inteligencia artificial, que seguramente coadyuvará a simplificarnos la vida, pero también a inmiscuirse en ella. Las agencias espaciales como la NASA seguirán tratando de ir a Marte, en vez de destinar recursos a combatir el hambre y la pobreza.
Sin embargo, más peligroso que los supuestos desastres climáticos o los daños de usar plásticos, es la acción misma de seres humanos, de hombres y mujeres que han tomado banderas radicales. Ante el fracaso de la ideología marxista de la lucha de clases, se han inventado luchas activadas por la intransigencia, la violencia y la sinrazón: feminismo radical, género (perspectiva-cuota-equidad-enfoque-diversidad), LGBTIIIQ+ y lenguaje inclusivo. La llamada “ideología de género”ha venido a poner en el mundo unainfame cuota de tensión, odio, violencia, a imponer criterios de minorías e inocular en la gente rencor y fobias. Algunos gobiernos parecen no sólo tolerar, sino estimular esas corrientes para su uso político. Contra eso parece no haber vacunas.