Hospitales: Otra promesa
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Opinión

Editorial

Hospitales: Otra promesa

 


Durante la pasada visita del presidente Andrés Manuel López Obrador a territorio oaxaqueño, hizo el ofrecimiento de que la Federación se hará responsable de la terminación de una cincuentena de hospitales y centros de salud, que fueron dejados en obra negra o inconclusos por gobiernos estatales anteriores. Nótese de que se habló sólo de la cuestión de infraestructura, de ninguna manera se mencionó la operación de dichos nosocomios, habida cuenta de que como todo mundo sabe, una cosa es la construcción y otra, muy diferente, el funcionamiento, que implica gastos más fuertes que la primera. Lo que no dijo AMLO es el tiempo en que su administración tardará para cubrir esa deficiencia en el rubro de salud que hemos arrastrado durante mucho tiempo los oaxaqueños y sólo ha servido para hacer escarnio de gobiernos y funcionarios del pasado. Es común en Oaxaca y particularmente en esta administración, encontrar en el pasado la justificación de las deficiencias de quienes actualmente tienen el pandero de la gestión gubernamental. El efecto es el mismo que se da en el régimen de López Obrador. Echarle la culpa a la mafia del poder y la corrupción de todos los males del país, para meterlo en una dinámica de la que sólo Dios sabrá como saldremos.
El tema de salud, como se sabe en la entidad, es un asunto complejo. Existe en los Servicios de Salud en el Estado (SSO), una cantidad impresionante de trabajadores que fueron contratados fuera del techo presupuestal debido, cuestión que ha propiciado un desorden financiero que rebasa los 6 mil millones de pesos, aunque otras fuentes afirman que es mucho más. He ahí el porqué se han descuidado otros rubros del sector, como la remodelación de hospitales o la conclusión de los mismos. En esta administración no hay obras, mucho menos en Salud. Es más, diversos organismos empresariales del sector de la construcción afirman que padecen una crisis nunca vista, justamente porque el Estado es el principal constructor y promotor de obras. Simplemente no las hay. El desempleo y la descapitalización que ello ha originado es preocupante. Jamás habíamos padecido en Oaxaca una situación similar y el sector salud es un indicador inequívoco de esta crisis. Esperemos pues que AMLO le cumpla a los oaxaqueños y que siendo la salud una prioridad de su gobierno, no le dé tantas largas como es el caso de las súper carreteras.

Cuentas claras

No obstante los problemas de organización, sin duda alguna, la famosa Feria del Mezcal fue un éxito. Y nos referimos a la cuestión económica. El costo del boleto fue de 60 pesos, ello sin tomar en cuenta la renta de los estands para los expositores y el resto de espacios que tuvieron altos costos. Las botellas de mezcal, salvo los negocios tradicionales, estuvieron por las nubes. La Secretaría de Economía estimó en más de 85 mil asistentes, cuestión de sumar y hacer cuentas. Un asunto similar ocurre con La Guelaguetza, con llenos totales en sus cuatro emisiones. Ello hace de este evento anual, con certeza, un fondo millonario para las arcas estatales, siempre que en ello se haga con suma transparencia y certidumbre. Es evidente que también hubo erogaciones, algunas de ellas fuera de la ley, como fue el caso de algunas licitaciones primero declaradas desiertas y luego renovadas en asignación directa por la titular de la Secretaría de Cultura y Artes (SECULTA). De todo ello debe informarse al pueblo de Oaxaca. No basta con participar en la mañanera del gobernador Alejandro Murat, para dar a conocer informes superficiales y simplistas. Hacen falta cuentas claras y precisas.
En efecto, La Guelaguetza tiene asimismo erogaciones millonarias, si partimos de la premisa de que se tiene que dar hospedaje, alimentación y transporte a las delegaciones participantes, que llegan acompañadas de sus autoridades municipales, durante los días que dura el evento, incluyendo días de presentaciones, desfiles, ensayos, etc. En ello va también el vestuario, los regalos que hacen a los asistentes, los avituallamientos normales para este tipo de eventos. Pese a ello, los ingresos son mayores. Hay que recordar asimismo, que hay un pendiente con la ciudadanía: informarle con oportunidad qué fue lo que pasó con la venta fraudulenta de los boletos para el evento, lo que motivó que agencias de viajes los tuvieran considerados con un costo mayor a los 20 mil pesos, lo cual constituye un verdadero robo. Acabaron las cuatro presentaciones en los dos lunes y tal parece que el tema entró en un impasse de olvido. Hay que recordar que el mismo gobernador Alejandro Murat ofreció que se investigaría el caso y se sancionaría a los responsables. Nada ha ocurrido a la fecha, lo cual implica que una vez terminadas las fiestas de julio, el tema entrará al olvido.

 

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