ENSFO: ¿Cuándo estudian?
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Editorial

ENSFO: ¿Cuándo estudian?

 


Apenas inició el período vacacional de verano y comenzó también la escalada de chantaje de los alumnos/maestros de la Escuela Normal Superior Federal de Oaxaca (ENSFO), que como cada año ponen la nota con bloqueos y desfiguros. Lo que mucho nos preguntamos es: si son maestros en activo que vienen a tomar clases para especializarse en alguna materia que se imparte en educación secundaria, solamente las vacaciones, ¿cuándo estudian, si lo que hemos visto es que solamente se dedican a delinquir? Se trata de un sistema que debería ya haberse extinguido del entorno educativo, habida cuenta de la existencia de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN).

Hace años, la Escuela Normal Superior era un referente en todo el país. Aquí venían maestros de toda la república a tomar una especialidad. Desafortunadamente, también se contaminó con la movilización perpetua de la Sección 22 y su matriz, la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE). Es decir, en Oaxaca se forjaron generaciones completas de maestros de enseñanza media, que retornaban a sus estados o zonas escolares, para formar a los alumnos de ese nivel.

En los meses que comprenden el ciclo escolar, pero sobre todo los últimos, la presión es de los normalistas que apenas se forman para ser maestros, que exigen -como antaño- plazas automáticas, aún a sabiendas de que eso está fuera de la ley. Pese a ello son arropados por la Sección 22, en el entendido de que los jóvenes, alocados, radicales y desenfrenados, se han convertido en su carne de cañón. Sin embargo, dichos estudiantes temerarios que igual secuestran unidades de empresas comerciales que toman casetas de cobro y siempre caminan al filo de la ley, están de vacaciones. Dejan el lugar a los alumnos de la ENSFO para que sean éstos, como cada verano, hagan de las suyas.

Esta vez exigen la cantidad de 27 millones de pesos para becas, pago de asesores y otras peticiones, todas ellas vinculadas con recursos monetarios. El magisterio -y lo hemos dicho siempre aquí- es el sector más desprestigiado de la clase trabajadora en el país. Pero ningún sector se compara con el de Oaxaca, en donde se trata de verdaderos parásitos de la educación, que lucran y perviven de ella, sin aportar nada al proceso educativo, mucho menos para insertar a sus alumnos en la modernidad del conocimiento, en las que están sencillamente en el atraso total.

“Autenticidad” en entredicho

Con la cercanía de nuestra fiesta máxima, La Guelaguetza, asoman también los problemas que conlleva dicha celebración. Uno de ellos es la calificación que hace el llamado Comité de Autenticidad de los bailes y presentaciones en cada una de las regiones o municipios de la entidad.

En los últimos años los bailes y el folklore han sido sustituidos por bautizos, bodas y mayordomías, ocasionando en los espectadores al Auditorio del Cerro de El Fortín, tedio y cansancio. Lo animado de los bailes y danzas se ve opacado por actos que si bien son parte de la tradición de nuestra identidad indígena, no es justamente lo que el público quiere ver. Hace al menos tres años dejaron fuera de los dos Lunes del Cerro a la delegación de Huautla de Jiménez. Este año, a las delegaciones de Juchitán de Zaragoza y Pinotepa Nacional que, si mal no recordamos, han sido pilares fundamentales de la que en 1932 fue llamado “Homenaje Racial”. La organización de nuestro evento más reconocido sufrió mutaciones inexplicables, disposiciones de este gobierno. Por ello, pocos saben quién le da instrucciones o de quiénes depende el controvertido Comité de Autenticidad.

Sin ánimo de desacreditar lo que se ha hecho una y otra vez; de lo que es tema de cada mes de julio, en el imaginario colectivo se ha difundido la especie de que las cosas tienen que cambiar. No estaría mal una reorganización del citado comité y la incorporación de actores que conocen a fondo la tradición y las costumbres de nuestras comunidades indígenas y mestizas. No se trata de descalificar a los miembros distinguidos que conforman hoy mismo el cuestionado comité, sino de verlo bajo otra perspectiva. Los problemas que ha generado la exclusión de Juchitán y Pinotepa -aunque la primera ya fue incorporada- pueden traer problemas, más aún a los que generan las amenazas de boicot. No tiene sentido pues meter en mayores conflictos la organización de nuestro festival folklórico, añadiendo temas que pueden resolverse a lo largo de un año. Al menos tener un órgano que sea el responsable de dar cabida a las impugnaciones o inconformidades y no como hoy, que todos hacen realidad la política del avestruz: esconder la cabeza. Si la idea es que participen delegaciones que nunca lo han hecho, ello no representa que lo que los propios y extraños verán los días 17 y 24 de julio, sea lo más original y auténtico de nuestra tradición y folklore.