Rezagos en el agro
Oaxaca
La Capital Los Municipios
El Imparcial del Istmo El Imparcial de la Costa El Imparcial de la Cuenca
Nacional Internacional Súper Deportivo Especiales Economía Estilo Arte y Cultura En Escena Salud Ecología Ciencia Tecnología Viral Policiaca Opinión

Opinión

Editorial

Rezagos en el agro

 


Los buenos oficios para tecnificar el campo oaxaqueño se han quedado en eso y hoy se encuentra en serios predicamentos para producir, sobre todo porque la mayor parte de los campesinos cuentan con 60 y 65 años y no utilizan tecnología. Desde hace años Oaxaca es deficitario en maíz, frijol, arroz y prácticamente todos los productos básicos, con lo cual la situación se complica seriamente para atender las crecientes necesidades de la población.

En el país subsisten dos agriculturas: una tecnificada, comercial, exportadora, sobre todo en la parte hortofrutícola; y una agricultura de subsistencia, minifundio, con grandes potencialidades. Sin embargo, poco o nada se ha hecho para tratar de sacar del marasmo en que se encuentra, pues los presupuestos no llegan en tiempo y forma y quienes hoy manejan la política agropecuaria en el estado siguen extraviados.

Un ejemplo de esta situación se presenta en los pequeños productores y que representan 86 por ciento del padrón total, ya que sus tierras son de bienes comunales y solo poseen una o dos hectáreas. En este escenario, solo 10 por ciento de los campesinos adquieren semillas mejoradas y fertilizantes por su alto costo, mientras que solo 2 y 3 por ciento utilizan algún tipo de tecnología para su producción.

A decir de organizaciones campesinas, el campo sigue abandonado y a la fecha se ha demostrado que las políticas que se han aplicado al agro no han dado resultado. Las causas de la crisis en el campo se deben principalmente a que los recursos no llegan directamente a manos de los campesinos, se quedan en manos de la corrupción y dinero que ha ido a parar a los bolsillos de funcionarios y seudo líderes, quienes se han llevado cifras millonarias.

Es por ello que han hecho un llamado a las autoridades y en especial a las dependencias para que se incremente la producción en el campo, con lo cual se podrá generar empleos y mejorar la calidad de vida de quienes viven del campo.

Es indudable que una reforma del campo sería necesaria por lo menos dirigir un presupuesto de 8 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), el cual se tendría que ver reflejado en la tierra del país, así como contar con una reserva estratégica de alimentos con precios de garantía y que asegure la alimentación de los mexicanos.

Hoy en día los grupos productores necesitan de transparencia y acceso a la tecnología y asistencia técnica, así como capacitación y educación y acceso a crédito bancario.

Infantes en el olvido

El trabajo infantil se observa en zonas conurbadas, principalmente en las cabeceras municipales que es donde se detona la economía como Oaxaca de Juárez, Juchitán de Zaragoza, Salina Cruz, Huatulco, Puerto Escondido y Tuxtepec, entre otras. Mientras en México 3.6 millones de niñas, niños y adolescentes entre los cinco y 17 años de edad trabajan, lo que equivale a 12.5% de la población infantil en ese rango de edad, en Oaxaca existen 159 mil 700 niñas, niños y adolescentes que trabajan.

Ante esta situación, la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) asumió el desafío que representa alejar a niños de los centros de trabajo, lograr que cuenten con una mejor educación y enfrenten con dignidad los nuevos retos de la sociedad del conocimiento. Pero como de buenas intenciones está empedrado el camino, no se han alcanzado los objetivos y más niños, niñas y jóvenes se han incorporado al trabajo.

Tras la ratificación del convenio 138 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) que se refiere a la edad mínima de admisión al empleo para las personas, se ha buscado contribuir al cumplimiento de dos compromisos internacionales: erradicar las peores formas de trabajo infantil en 2016 y eliminar todas las formas de trabajo de menores de edad en 2020. Hasta ahora el primero no se ha logrado atender por completo.

Con la reforma se reforzó lo establecido en los artículos 3 y 123 constitucionales, sobre los derechos de los menores de edad en cuanto a sus derechos a la educación y al trabajo garantizados a efecto de que tengan una vida plena. Adicional a esta reforma que prevé erradicar la explotación del trabajo infantil, sobre todo de niñas que son utilizadas en el servicio doméstico, se debe trabajar desde el Congreso para dotar a la población infantil de una educación de calidad.

Además, se debe establecer un plan permanente y eficaz de integración social para que el trabajo infantil sea prohibido de manera concreta y erradicar la trata de personas y reclutamiento de menores de edad en los conflictos bélicos y otras actividades que vulneran sus derechos. Es indudable que las peores formas de trabajo se encuentran en la parte agrícola donde los infantes están expuestos a todo tipo de riesgos físicos.