Fervor guadalupano
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Editorial

Fervor guadalupano

 


En pleno Siglo XXI es difícil abstraerse del mito guadalupano y del fervor religioso que habrá de invadir hoy al pueblo mexicano y, en consecuencia a los oaxaqueños. Cada año, los católicos de este país recuerdan con peregrinaciones, música, baile y otros, la aparición de la Virgen Morena en el Cerro de “El Tepeyac”. Diversos historiadores han estudiado el sincretismo religioso, como Enrique Florescano o David Brading, entre otros, y la similitud entre la adoración que se tuvo en el México prehispánico a ciertas deidades y la imagen de una virgen morena que fue producto de la evangelización de los conquistadores españoles. La Virgen de Guadalupe es hoy en día un símbolo de identidad, de unidad y hermandad entre los mexicanos. No es sólo una imagen que se venera sino mucho más. Por ello, en todos los rincones de México y en los de nuestro estado, hoy es día de fiesta; fecha de reencuentro con nuestra identidad mexicana; en que niños y niñas se visten de ropa típica de indio para ser bendecidos por el sacerdote. Es asimismo, día de comer pozole, tostadas, empanadas, y todo aquello que nos ha ubicado en el mundo como un país excepcionalmente religioso, no obstante las mutaciones tan graves que ha padecido México en los últimos años, abotagado por la violencia y la sangre.

A lo largo de su historia, que se remonta a 66 años, en los que ha sido espectador de primera fila de los acontecimientos de este estado, EL IMPARCIAL. El Mejor diario de Oaxaca, ha publicado a detalle las peregrinaciones, el fervor cristiano que invade a millones de devotos y los aconteceres que se dan en el marco del 12 de diciembre. Si bien es cierto que como lo dispone nuestra Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en el país existe libertad absoluta de culto y creencias religiosas, lo que ha abierto a la ciudadanía la oportunidad de profesar con libertad lo que más le acomode a su idiosincrasia, también es cierto que el culto católico sigue permeando hasta en los rincones más alejados de la geografía nacional, en donde, como ya hemos dicho, hoy sigue vivo como antaño el mito guadalupano. Para algunas sociedades menos religiosas o agnósticas como las hay en otros países, es motivo de admiración la fe y la devoción con la que los mexicanos nos referimos a nuestra imagen más venerada que es, justamente, la Virgen de Guadalupe.

Y los que faltan

No hay duda que el gobierno de Alejandro Murat está sentando un precedente indiscutible en torno al castigo que se espera para quien violente la ley. La detención y vinculación a proceso de cuatro ex Secretarios del anterior gobierno, es sólo la punta del iceberg, en donde debe encontrarse la hebra del espantoso saqueo que padeció el erario público. Se habla inclusive de una deuda secreta del ex gobernador Gabino Cué, de la que poco se ha dicho, pero al menos de la deuda pública, los oaxaqueños podemos testificar que no existen obras relevantes que justifiquen el descarado robo a nuestro pueblo. Sin embargo, a juicio de algunos, falta mucho por hacer. Se debe ir por los que faltan que, de momento, gozan de cabal salud, como algunos del gobierno de Ulises Ruiz, cuyas fechorías quedaron en la impunidad, pues pese a los amagos y amenazas del mal llamado gobierno de la alternancia, jamás hubo voluntad política para ir por ellos. Eso definitivamente no está pasando en este régimen. Todo apunta a que Murat Hinojosa va con todo y así se percibe. Lo que se advierte es que pese a la permanencia en prisión o en arraigo domiciliario de cuatro, faltan las verdaderas cabezas de esta infamia cometida en contra de los oaxaqueños.

Para evitar que durante lo que resta de esta administración se cometan actos similares, las dependencias responsables como es el caso de la Secretaría de la Contraloría y Transparencia Gubernamental, deben imponer medidas de transparencia y rendición de cuentas. Se ha descubierto que hay áreas –denunciadas en diversos espacios de este diario- en donde los titulares han iniciado con prácticas poco transparentes. Se sabe de algunas licitaciones realizadas en la Secretaría de Salud, hace algunos meses o las que se llevaron a cabo en la Comisión Estatal del Agua (CEA), que dejaron en los actores involucrados –constructores y contratistas- la certeza de que se habría operado con ligereza y abierta complicidad. A un año del inicio de la presente administración pues, hay quienes han empezado a sacar las uñas y emular a los que ahora son perseguidos. Pero aún es tiempo de rectificar e imponer correctivos, pues dichas actitudes o la simple sospecha mancha la labor del gobernador Murat. Nada, absolutamente nada justifica las corruptelas del pasado, tampoco las que se cometan en esta administración. Robarles a los más pobres es un delito de lesa humanidad.