Postura irracional
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Opinión

Editorial

Postura irracional

 


La semana pasada, pese a haber trascendido el regreso del Senado a la Cámara de Diputados del dictamen sobre la Reforma Educativa, por no haber alcanzado los votos para la mayoría calificada, la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) y su brazo golpeador, el llamado Cártel 22 siguió con su paro loco de actividades por 48 horas y tienen previsto uno más, el 15 y 16 de este mes. Desde hace al menos un par de semanas su dirigencia había convocado a una movilización “nacional”, para protestar por lo que ellos advertían sería un madruguete a su propuesta de nueva ley, una vez derogada la Reforma Educativa que promulgó el ex presidente Enrique Peña Nieto. La CNTE no es un movimiento nacional ni, mucho menos, representa a todo el magisterio del país, dado que sólo está focalizado en cuatro estados: Michoacán, Guerrero, Oaxaca y Chiapas. Aún en esas entidades enfrenta una gran oposición. He ahí el por qué tanto hemos criticado las complacencias gubernamentales con dicho gremio, a sabiendas de que la disidencia sólo es una parte que no representa ni el 10% del magisterio mexicano. No obstante lo anterior, se le ha metido en la cabeza al presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, de tal manera que buscan la abrogación de la Reforma Educativa y una ley, ad hoc con sus intereses.

En lo que no repararon es que dicha acción tenía que ser realizada por el Poder Legislativo que si bien está en su mayoría en manos de MORENA, existen otras fuerzas políticas que no están de acuerdo en otorgarles ni una sola concesión. Una vez aprobado el dictamen en la Cámara de Diputados, sus resolutivos tampoco han dejado satisfecha a la dupla CNTE/Cártel 22: ésta va por el todo o el nada y seguirá presionando, con el ardid de traición en el gobierno de la Cuarta Transformación y de los representantes populares. Esta situación, por supuesto, exhibe de cuerpo entero a un gremio a quien poco la interesa la política educativa o el mejoramiento en la calidad de la educación, que habrá de beneficiar a millones de niños y niñas, sino que sólo le apunta a mantener sus privilegios. El mejor ejemplo lo tenemos hoy mismo. Su vieja demanda de abrogar la Reforma Educativa del “espurio” Peña Nieto, fracasó hasta el momento. Pero quieren más, algo que favorezca la tendencia de esta disidencia a permanecer en las calles y no en el aula; a actuar en desapego total a su responsabilidad docente y todo aquello que no les comprometa con la educación y la docencia.

Campañas de prevención

Cada año, en temporada de primavera y sequía, se registran siniestros derivados del descuido humano, la mayor parte de las veces. Nos referimos a los incendios forestales. Cerca de 170 se han registrado en Oaxaca en lo que va de este año, algunos de ellos con repercusiones importantes en el medio ambiente y en la salud de los oaxaqueños. La semana pasada, en nuestra portada, publicamos una fotografía de cómo se ve la ciudad, casi oscurecida por la calima que se genera por el calor, el humo y otros contaminantes. Y es que desde el inicio de año, en administraciones anteriores, se iniciaba una campaña de prevención para evitar que personas que suelen acudir a las zonas boscosas como espacio de esparcimiento, prendieran fogatas o dejaran cenizas que se habrían de reactivar con el viento, generando incendios. Es importante asimismo, que el área correspondiente a nivel local, la Comisión Estatal Forestal (COESFO), en coordinación con su contraparte federal, la Comisión Nacional Forestal (Conafor), se coordine con las comunidades que se dedican de manera autosustentable a explotar sus bosques, para evitar mayores daños a la flora oaxaqueña.

Si bien es cierto que puede no haberse publicitado, dado que la COESFO es de reciente creación, la capacitación a los comuneros es un factor indispensable, además de proveerlos de los instrumentos adecuados. Hace al menos dos semanas, la comunidad de San José Tenango, en la Sierra Mazateca, emitió gritos de auxilio para sofocar el incendio que amenazaba extenderse y quienes lo hacían, pedían a los solidarios habitantes de comunidades vecinas que ayudaran con botes de agua de dos litros, palas y picos. Los siniestros de esta naturaleza y hay datos de experiencias desafortunadas, en los que campesinos sin mayor apoyo que sus manos, han muerto al desviarse las llamas con el viento. No existe pues ni la prevención ni la capacitación de parte de las instancias del gobierno, tanto federal como estatal para hacer frente a este tipo de siniestros. Por ahora, Oaxaca ha perdido ya varios miles de hectáreas de bosques por incendios, cuestión a la que urge darle prioridad antes de que nuestra población forestal vaya desapareciendo, lo mismo por la tala inmoderada o por los siniestros. Pero no podemos quedarnos con los brazos cruzados ante una tragedia que amenaza también a los humanos.