Jueves Santo
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Editorial

Jueves Santo

 


En pocos lugares de México se celebra la Semana Santa con tanta devoción como en Oaxaca, pese a que no se le reconozca. Hace al menos medio siglo, los días santos, Jueves y Viernes, las familias católicas oaxaqueñas no sólo guardaban celosamente la vigilia, sino que además estaba prohibido escuchar música estridente o romántica. Las estaciones de radio existentes sólo transmitían noticiarios y música Sacra o instrumental. Existe sin embargo, una costumbre arraigada más en la capital que en otras partes del estado el día de hoy, además por supuesto de ceremonias litúrgicas como el lavatorio de los pies de los apóstoles por parte del Arzobispo de Antequera y otros más. Y nos referimos a la ancestral costumbre de visitar “las Siete Casas”. Esto es, familias completas acuden a visitar siete iglesias en donde encontrarán los altares mayores tapados con lienzos morados, el color típico de estas fechas, en señal de preocupación pues según las Sagradas Escrituras, el jueves habría sido preso nuestro Señor Jesucristo. Es digno de admiración para el turismo que nos visita, ver a familias enteras con devoción acudir a las iglesias por la tarde/noche.
Si bien es cierto que ello ocurre sólo en la capital, es una tradición que se renueva año con año. Los puestos de vendimias de comida típica y fritanga hacen más placentero éste rito devenido también, momento de devoción y esparcimiento. Cuando en las playas y balnearios miles se divierten, aquí los citadinos hacen un acto de contrición y fe cristiana. La irrupción de doctrinas cristianas y otros dogmas religiosos no han menguado la visita de “Las Siete Casas”, no obstante que la doctrina católica ha reducido su número de creyentes que, se presume, no es nada fortuito. Pero no es momento de hablar de otras cosas más que del fervor religioso en este día y mañana Viernes. Es importante subrayar que en los últimos tiempos, a diferencia de hace décadas, Oaxaca se ha convertido en un sitio privilegiado para el turismo nacional y extranjero en estas fechas. Ya no son sólo las playas encantadoras que tenemos en la entidad, que hoy mismo registran llenos totales, sino que hay un segmento importante que busca los destinos culturales como la capital oaxaqueña. Y es justamente por tradiciones como las que hemos mencionado líneas arriba, las que como imán atraen a miles de visitantes.

Frenar abusos

Uno de los factores que más influyen de manera negativa en la imagen turística de determinado sitio o lugar es, sin duda alguna, el de los malos servicios o los abusos en contra de los visitantes. En el pasado, la Secretaría de Turismo a nivel federal tenía un área de vigilancia y supervisión que era la responsable de verificar los servicios adecuados, a la oferta que se disponía en la publicidad de cada lugar, así como, en coordinación a las autoridades sanitarias, la calidad de los alimentos. Ya no existen dichas acciones, salvo las que realiza la Procuraduría Federal del Consumidor que supervisa que no se cometan abusos. Sin embargo, en el ámbito turístico es difícil verificar cuando hay excesos de los prestadores de servicios, como es el caso de las fondas de los mercados, en donde se le cobra al turismo como si fueran hotel de cinco estrellas o los taxistas, que en Semana Santa, no sólo en julio, hacen su agosto. En esta temporada hay un sinfín de ferias, exposiciones y muestras. Tampoco es posible verificar si los precios son los justos, porque existe la mala costumbre de no mostrarlos al público. Hay lugares –ya lo hemos mencionado- que han vivido del turismo, pero siguen exagerando en los precios, como un conocido restaurante en la Villa de Zaachila.
En poco contribuyen a la buena imagen o en fomentar nuestros destinos turísticos tanto culturales como de playa, prestadores de servicios abusivos, negocios que no otorgan el servicio adecuado, hoteleros que no respetan las tarifas o rentan habitaciones sin asear, entre otras. Tampoco nos benefician líneas aéreas que cobran las Perlas de la Virgen por un espacio en el avión o empresas que se dicen de bajo costo que en estas temporadas venden o sobrevenden boletos a un costo que sale más barato viajar a Nueva York que a Oaxaca. Ahí el usuario está en total indefensión. No tiene defensa y las empresas aprovechan la necesidad del viajero. Todo ello, amén de los malos tratos o discriminación a bordo de las aeronaves, el servicio deficiente, las demoras o cancelaciones, etc. En cualquier circunstancia, es el pasajero o el turista el que sale perdiendo, justamente porque los señores y señoras legisladoras no se han tomado el tiempo necesario para aprobar iniciativas o leyes que protejan a los usuarios. Todo esto, aunado a lo que mencionamos anteriormente, hacen un cóctel de abusos y atropellos, que en poco contribuyen a la imagen turística de Oaxaca