Estancias infantiles
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Opinión

Columna sin nombre

Estancias infantiles

 


El viernes se desarrolló en Michoacán el segundo round entre la CNTE y el Presidente.
El Mapache Guasón

Antes de entrar en tema, me voy a referir a la respuesta que dio la señora Olga Sánchez Cordero, Secretaria de Gobernación, a una nota del periódico Reforma que la “acusaba” de no haber declarado en su 3 por 3, un departamento de su propiedad en Houston, con un valor, según la noticia, de poco más de quinientos mil dólares, cosa de once millones de pesos.
Ella dijo: ese departamento es producto de “cien años de trabajo”, así literalmente y aclaró, tengo cincuenta años de casada y hemos trabajado mi esposo y yo cincuenta años cada uno.
Respuesta de antología. Veracidad absoluta. Mi respeto a la señora.
Aparte el hecho de si lo declaró o no.
Por el lado de las estancias infantiles, enfrenta el señor presidente una nueva protesta, por el hecho de haber reducido a la mitad el subsidio a dichas estancias, y no solo eso, sino que ahora en lugar de entregar el dinero a las direcciones de esos establecimientos, la ayuda la canalizará directamente a las madres, en forma personal y sin intermediarios.
Difícil en verdad pronunciarse en definitiva y con bases sólidas en apoyo al presidente o a quienes se quejan del retiro del subsidio.

Para entender bien el problema que está algo confuso por múltiples declaraciones, incluso la de López Obrador que señaló en una de sus conferencias para el Club de Madrugadores, que serían cerradas las estancias, en contradicción a su declaración del uno de diciembre durante su toma de posesión, en donde entre otras metas y proyectos, afirmó que seguiría ayudando a las mencionadas estancia infantiles.
Me pongo un ejemplo, a mí mismo, para ver si entiendo el asunto.
Imagino un kínder privado, en donde el gobierno federal otorgaba un subsidio de mil pesos por alumno a dichas instituciones, insisto, en mi ejemplo, privadas.
En ese contexto, imaginario, las madres llevaban a sus niños y claro, además de los mil pesos que recibía el kínder del gobierno, las mamás pagaban otros mil pesos mensuales; sigo con el ejemplo imaginario.
Así, que el kínder privado cobraba dos mil pesos mensuales por niño o niña, es decir mil pesos del gobierno y mil pesos de la madre o padres, como sea.
De pronto, el subsidio cambia abruptamente de dirección, y ahora la escuelita privada ya no recibirá los mil pesos del gobierno, pero dice el presidente, que esos mil pesos de mi ejemplo lo entregarán directamente a las madres para que con ese dinerito paguen la colegiatura de su bebé.
Bien. En mi ejemplo, todo se ve muy cuadradito, muy aritméticamente claro, aunque en la realidad puedan suceder otras cosas tales como el intrincado procedimiento para hacer llegar directamente a las madres el mentado subsidio, o a la posibilidad que las madres lo dediquen a otra necesidad urgente, subsidio que por cierto se ha reducido a la mitad.
Entonces tomo mi decisión y opino, con base en mi ejemplo claro está.
No se debería haber quitado el subsidio a las escuelitas, y si en algunas existía corrupción como dar informes falsos sobre el número de alumnos, bueno, se les debería sancionar después de una investigación, porque estamos hablando de cosa de trescientos mil bebés y miles de madres de familia.
Ahora bien, el señor presidente informa que no desea participar con su gobierno en los riesgos que implica manejar tales estancias, y allí es donde la puerca torció el rabo, porque me pregunto:
¿Y las estancias del IMSS?
¿Hay estancias en el ISSTE?
¿Las dependencias federales que mantienen esta clase de escuelitas para los empleados y empleadas del Gobierno?
No lo sé, falta información que esperamos alguien explique con más detalle nos proporcione, porque el señor presidente va a estar muy ocupado con la rebeldía de los maestros de la CNTE.

Yo también soy pueblo.
Por allí nos encontraremos.