Fanatismo a diestra y siniestra
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Opinión

Mis dos centavos

Fanatismo a diestra y siniestra

 


En estos días, quizá por Whatsapp o Twitter —probablemente también por Facebook—pudieron ver el video de una niña de secundaria, participando en lo que parece ser un homenaje en la escuela y en el que declama con esa característica peculiar que el profesorado de nivel básico nos señala debe “declamarse una poesía”.

En esta ocasión, el tema de dicha poesía fue muy actual, habló en ese minuto y medio del material difundido (yo lo vi desde la cuenta de Fernanda Familiar -@qtf- y no, no la sigo, pero cayó en mi TL) sobre el PRI y el PAN, el Chapo, sueldos de magistrados, diputados y senadores, del huachicoleo, de Pemex —obviamente— y no podía faltar, del presidente Andrés Manuel López Obrador.

Una vez enviado el tuit, con un mensaje muy elocuente: “EN LUGAR DE APRENDER temas constructivos, los envenenan. ¡Que mentada de madre! FernadaF” (sic); se vino una ola de tuits, usando palabras como “adoctrinamiento”, “chavismo”, “bolivariano”, “lavado de cerebro”, “adoctrinamiento de Morena y su amado Mesías”.

Si bien me parece repudiable y atemorizante que un maestro o maestra obligue a una niña a aprenderse una “poesía” y sobre todo desde una institución educativa violen el derecho de la niña al grabar un video para luego difundirlo —asumo en esas redes de Whatsapp creadas para apoyar al gobernante en turno, no se hagan los sorprendidos— el que una ciudadana de una secundaria hable de estos temas, me parece fundamental para el país.

Pues la violencia, el huachicoleo, los malos gobiernos, los secuestros no son algo que verán en una clase de historia… ¡lo están viviendo!
Lo preocupante de esta situación es que las personas adultas sigan pensando que como adolescentes, lo que se ve en las noticias, lo que escuchan, ven, viven en sus colonias, no les interesa.

Preocupa también, que cuando se trata de atacar o señalar los errores del nuevo gobierno, el referente constante en las redes sociales sean las ideas del brasileño Jair Bolsonaro. Ese que está en contra de la agenda LGBTTTI, cambio climático y quien pide que las niñas vistan de rosa y los niños de azul.

Sí, preocupa esa derecha reaccionaria, la ultra conservadora. Aquella que llevó a Donald Trump a la presidencia y quienes a pesar de no aprobar su trabajo al frente de la Casa Blanca, siguen a favor de esa ideología, promovida por Steve Bannon, de acuerdo a un trabajo publicado por el periodista León Krauze en el portal Slate.com, esta ideología va en aumento en Estados Unidos.

Preocupa que el “liderazgo” resaltado por personajes de los medios y la política mexicana sea el encabezado por los derechistas Jair Bolsonaro e Iván Duque y que la izquierda sea asociada a Nicolás Maduro, ¡pff! Nada más alejado de la realidad, a pesar de que el fanatismo de personajes como Gerardo Fernández Noroña lo vea como un ídolo.

Cuál es entonces la diferencia entre decirle a una niña o niño que no hable del robo a Pemex, de la violencia del narcotráfico, de las decisiones políticas de los actores y actrices de nuestro sistema mexicano, con el decirles que una familia es únicamente entre hombre y mujer; que si viven en la orfandad una familia homoparental no debe adoptarlos; que una mujer no puede decidir sobre su cuerpo y que si es violada o golpeada es porque seguramente usaba “falditas” o simplemente se lo buscó.

En el otro extremo mexicano, hoy tenemos un gobierno que regala su “cartilla moral”, eso sí me parece que es un intento de adoctrinamiento que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador otorgó como pago a su alianza con los derechistas del extinto Partido Encuentro Social (PES).
A este país más que hablar de lo “políticamente correcto” o de la oportunidad de atacar al gobierno en turno, se necesita respetar el derecho de las niñas y niños. Tan sólo en Oaxaca, cada año se interrumpe el derecho a la educación a más de un millón de alumnos por una “lucha” sindical de uno de los gremios con mayores salarios en comparación con la media a nivel estatal.

Estamos indignadas e indignados, ¡muy bien!

Ahora definamos la razón de dicha indignación, dejando de lado el fanatismo.

Tenemos como país la oportunidad de participar, de opinar, de actuar, no la desperdiciemos dándonos golpes de pecho.
@argelrios