¿Un pueblo ignorante y mal educado podrá salvarse?
Oaxaca
La Capital Los Municipios
El Imparcial del Istmo El Imparcial de la Costa El Imparcial de la Cuenca
Nacional Internacional Súper Deportivo Especiales Economía Estilo Arte y Cultura En Escena Salud Ecología Ciencia Tecnología Viral Policiaca Opinión

Opinión

Toltecáyotl

¿Un pueblo ignorante y mal educado podrá salvarse?

 


Cuál es la receta para que los dueños del dinero, y sus empleados, los políticos, puedan asesinar, robar, traicionar y entregar a la nación, en un clima de total impunidad y simulación, como nuca se había visto en los, apenas, 194 años de vida de este país. Parece inaudito, todo lo que se ha hecho, desde Carlos Salinas a la fecha. Los priista y panistas (PRIAM) y sus partidos satélites han destruido este país, de una manera aterradora.

Seguramente en cincuenta años, la gente de aquel tiempo, se preguntará, cómo fue posible que dejáramos que el país se perdiera de una forma tan irresponsable. La corrupción ha llegado a niveles vergonzosos, en el que, casi todas las instituciones están en estado de descomposición total, comenzando con los niveles más altos de los tres poderes. No sólo ha sido el robo del erario, sino la entrega de las riquezas de la nación a las empresas trasnacionales y la deformación de la Constitución para delinquir “legalmente”.

En el siglo XIX existió un Antonio López de Santa Anna, pero ahora, abundan como ratas en alcantarilla. Los dueños criollos del dinero, han hecho y desecho, a su pleno gusto, han usado a las instituciones y al Poder Legislativo para que le modifique la Constitución a su gusto. El Poder Ejecutivo ha trabajado como un mayordomo, atento y servicial, ante las vergonzosas demandas nacionales y extranjeras de los depredadores y explotadores. El Poder Judicial, se ha servido con la cuchara grande y ha puesto la justicia al postor más poderoso. Todos se han confabulado y se han protegido unos a otros, en el mayor cinismo.

El país está en banca rota, endeudado y totalmente maniatado. Los gobiernos neoliberales han sido eficientes lacayos de los intereses privados, tanto extranjeros como nacionales. La infraestructura y riqueza que se construyó y generó, desde Porfirio Díaz hasta Gustavo Díaz, se entregó y se saboteó, para dejar al país de rodillas, sin posibilidad de volverse a levantar. Todo se perdió, por órdenes superiores de E.U., o por incapacidad o voracidad de la kakistocracia.

Lo primero fue acabar con la soberanía alimentaria. Después seguir con la banca nacional, ferrocarriles, puertos, autopistas, empresas estratégicas que garantizaban la soberanía, como C.F.E., Luz y Fuerza del Centro, Aeroméxico, Mexicana de Aviación, Telmex, Nutrimex, Alimentos Balanceados Mexicanos, Constructora de Carros de Ferrocarril, DINA, mineras, acereras, siderúrgicas, Canal 13 y 7 de televisión, laboratorios, Conasupo, ingenios, y un largo y doloroso etcétera, por citar solo algunos. México tenía un sólido camino recorrido en la llamada “economía mixta”, que justamente ahora, se está usando en los países poderosos. Pero, la entrega más vergonzosa ha sido el petróleo. La destrucción, sabotaje y abandono de esta empresa, que era el soporte del gasto público del gobierno. La entrega de Pemex y el sabotaje que se vino haciendo es la más grande traición a la patria, después de la entrega de los territorios del Norte a E.U.
Amble lector, si usted se pregunta, ¿cómo ha sido posible esto? La respuesta es muy sencilla. Para lograr hacer este crimen, la ideología criolla de los poderosos, los dueños del dinero, han sometido intelectual, emocional y espiritualmente al pueblo de este país. La estrategia ha sido borrarle su memoria histórica, que no sepa quién es, de dónde viene y a dónde desea ir.

Dejarlo en un estado amnésico, indefenso, para volverlo vulnerable, inseguro, dominable. Para ello, se requiere: la destrucción de las culturas populares, para despojarlos de la sabiduría de vida acumulada de generación en generación. Impartirles una pésima instrucción académica para formarlos como trabajadores, obreros y empleados, incapaces, inseguros y agachones.

Cuando un pueblo desconoce lo mejor de su pasado y, además, le dan vergüenza sus raíces ancestrales, ya se logró la mitad del sometimiento. Lo segundo es vulgarizarlo, mal educarlo, destruirle los importantes valores y principios, personales, familiares y comunitarios. Educarlos como individuos corruptos, simuladores, abusivos, tramposos. En síntesis, volverlos “conquistados-conquistadores, colonizados-colonizadores”. Solo de esta manera, el pueblo puede ver indiferente la destrucción del país en el que vive, porque, se siente ajeno a él, se sabe sometido y se resigna. Lo más que aspira es a volverse uno más de sus opresores.

El país, el que fue creado en 1824, por un puñado de gachupines y criollos, para favorecer sus intereses y explotar mejor a los nativos y sus cuantiosos recursos naturales. Un país “de ellos y para ellos”, está al borde del abismo. Los visionarios afirman que, “se ha cambiado el capataz, pero sigue siendo el mismo dueño de la hacienda”. En la “cuarta transformación”, otro puñado de personas.

¿Cambiará a este país? Como afirma AMLO, “el pueblo salva al pueblo”, pero…sí el pueblo está amnésico y enajenado, cómo será posible esto.

Descolonizar es dignificar.

www.toltecayotl.org