Ambulantaje pernicioso
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Opinión

Editorial

Ambulantaje pernicioso

 


Desde que el gobierno perdió por completo el control para paliar la protesta magisterial, las afectaciones en el comercio establecido en el Centro Histórico son brutales. Cada marcha, cada movilización o protesta trae consigo una cauda de nuevo inquilinos en el corazón de nuestra ciudad, que se suman a aquellos que han hecho de los espacios públicos su coto de poder o mina de oro, como es el caso de la franquicitaria del ambulantaje: Carmela Luján Corres. Y es que junto con las hordas magisteriales llegan cientos de sujetos que pertenecen a una u otra de las tantas organizaciones solapadas por el Cártel 22, de las cuales, sin duda alguna los dirigentes reciben alguna parte de las ganancias. Es el caso por ejemplo de la Unión de Artesanos y Comerciantes Oaxaqueños en Lucha (UACOL), que dirige Adán Mejía. El mismo sujeto que hace por lo menos tres años, fue detenido como responsable de haber destruido decenas de cámaras de video-vigilancia, dentro del sistema conocido como C-4. El tipo salió de prisión, resentido y con deseos de volver a delinquir. En la marcha del pasado lunes fue ubicado a la cabeza, junto con otro espécimen de la mal llamada “lucha social”: Marcelino Coache Verano, un personaje de caricatura que se asume la reencarnación de la revolución socialista.

No obstante los buenos oficios del edil capitalino, José Antonio Hernández Fraguas, para darle al Centro Histórico una imagen diferente y regular el comercio en la vía pública, éste se ha salido de control y hoy mismo muestra los efectos del plantón que mantiene ahí el Cártel 22. Con el ardid de que nadie puede tocarlos pues atentan en contra de la fiera de 83 mil cabezas, los que invadieron nuestro Centro Histórico para la venta de todo tipo de baratijas e incluso mercancía de procedencia extranjera, se quedarán ahí de ser posible hasta las vacaciones de julio. Su salida tiene que ser pactada y darse a cambio de generosas cantidades. La imagen que el comercio desordenado y anárquico da a la ciudad es deprimente. Y es que nadie se atreve a desafiar la eterna victimización del magisterio, cuyos dirigentes gozan de demasiada indulgencia y tolerancia de las autoridades. No tarda en que les monten su mesa de diálogo para darles el oro y el moro. Y es ello lo que ha hecho que el Estado pierda su capacidad de contener las ambiciones políticas de este gremio demagogo y simulador.

Seguridad: Como disco rayado

Está por demás decir que en materia de seguridad en Oaxaca estamos mal. Parecemos disco rayado. En las instancias oficiales hay tal abulia y desinterés que parece que los responsables viven en otra dimensión. No obstante el panorama criminal que existe en la entidad, del que hemos dado cuenta los medios de comunicación, ello parece no tocar las fibras sensibles de quienes tienen a su cargo la delicada tarea de salvaguardar la seguridad de los ciudadanos (as) en la entidad. Hace unos días trascendió la visita de una comisión de expertos de Alemania para hacer un diagnóstico respecto a la situación que guarda la entidad en materia de seguridad. Y es un acierto, porque ante tanta cerrazón, alguien tiene que venir a decirnos lo que se ha hecho mal y lo que hay que corregir. Sin embargo, pese a ello, lo que se observa es que no existe voluntad política para atender dicho rubro. Es preocupante que el gobernado Alejandro Murat participe en foros internacionales o acuda a visitas a otros países, como es el caso de Canadá la semana pasada, a promover las inversiones y toparse con la triste realidad de que no se puede ofrecer seguridad a los inversionistas, al estar la delincuencia común u organizada, desatada materialmente.

La semana pasada el Secretariado de la Comisión de Seguridad Pública calificó a Juchitán de Zaragoza, como la novena ciudad más insegura del país. Lo paradójico es que dicha ciudad istmeña es hoy en día depositaria de inversiones millonarias para generar energía eólica. Esto es, ahí se encuentra atascada la empresa “Eólica del Sur”, que no ha podido despegar en virtud de las amenazas de los delincuentes, la extorsión de organizaciones y grupos que se dicen defienden la cultura indígena y el territorio o la delincuencia común, que van por el derecho de piso. La pregunta es: ¿alguien en su sano juicio invertirá su patrimonio en un lugar calificado como inseguro y violento? Es menester pues que el ejecutivo estatal ponga a su equipo se seguridad a trabajar y dejen de una vez por todas de simular. No se trata de venderle la idea de que en Oaxaca todo está bien y que camina sobre rieles, cuando su obligación es decirle la verdad. La entidad atraviesa por una situación compleja en materia de seguridad, que hay que atender de inmediato, incluso son el apoyo de la Federación. Pero nada de demagogia y simulación. Eso es lo que ofende a los oaxaqueños.