Herencia histórica
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Herencia histórica

 


La comunidad zapoteca de San Francisco Cajonos, Villa Alta, recibió en días pasados a hombres y mujeres procedentes de diferentes regiones de la entidad para compartir sus experiencias e inquietudes en torno al funcionamiento de los museos comunitarios que se han abierto en los últimos años en sus lugares de origen, el cumplimiento de los objetivos y los obstáculos que tienen que superar.

Desde San Pedro Molinos, Tlaxiaco, una señora viajó con su pequeño hijo en brazos para participar en el Encuentro Estatal de Museos Comunitarios de Oaxaca. La concentración de los representantes fue en la central camionera de segunda clase de la ciudad de Oaxaca de Juárez y de ahí salieron en autobús hacia la Sierra Norte. Pasaron por Díaz Ordaz, san Antonio Cuajimoloyas y Llano Grande, san Miguel y san Pedro Cajonos hasta llegar finalmente a San Francisco.

Desde Cuajimoloyas hacia adelante el panorama es diferente. La naturaleza está cubierta totalmente de árboles de pino y otras especies que muestran el cuidado y la responsabilidad con que la conservan los Pueblos Mancomunados –los municipios de Santa Catarina Lachatao, San Miguel Amatlán y Santa María Yavesía; las agencias municipales de Santa Martha Latuvi, Benito Juárez y Cuajimoloyas y las agencias de policía de Llano Grande y La Nevería–, que han alcanzado un alto grado de desarrollo ambiental y forestal.

Una convivencia intercultural se vivió en San Francisco durante el Encuentro de Museos Comunitarios de Oaxaca que duró sábado y domingo hace ocho días. Un nuevo enfoque, una nueva visión con alcance social que involucra a todos los componentes de la comunidad, desde los niños hasta las personas de la tercera edad. Los primeros mucho qué conocer y aprender; los segundos mucho qué dar y compartir.

Algunas comunidades enviaron a sus regidores con los representantes de los museos, hombres y mujeres, quienes compartieron sus experiencias con entera libertad y confianza, pues no hubo motivo para inhibirse. Mixtecos, mixes, chatinos y zapotecos utilizaron sus propias lenguas para comunicarse entre ellos mismos, pero la exposición la hicieron en castellano.
Las sesiones de trabajo se realizaron en un amplio salón y corredor del nuevo palacio municipal, construido con la aportación de los habitantes de San Francisco Cajonos, los que viven en el pueblo y los que residen en Los Ángeles, California, así como en diferentes partes de nuestro país.

La construcción tiene una característica especial, ya que el museo comunitario quedó en la parte inferior del inmueble municipal, sobre cuya herencia histórica y cultural se inspira la autoridad municipal para ejercer sus funciones en beneficio de todos sus representados.

Estar en San Francisco y observar desde el Cerro de la Mesa las comunidades de la comarca es vivir la propia historia de los pueblos, en particular, la de esta comunidad zapoteca que ofrendó a sus hijos en aras de la conquista española y la evangelización cristiana. Con solo mencionar a los Mártires de Cajonos, Juan Bautista y Jacinto de los Ángeles, se da uno la idea de lo que fue y es actualmente San Francisco.

Se ha tenido el cuidado de rescatar la historia oral para que quede testimonio para el presente y la posteridad. En el proceso de creación del museo comunitario se acudió en su momento a los ancianos Desiderio Robles, José Yescas Tinoco, Miguel Robles Méndez y Jacobo Robles, quienes ya fallecieron; a Juventino Aquino, Gilberto Hernández Zúñiga, Dionisio Hernández, Eutimio Cruz Aquino, Guzmán Robles Hernández, Alberto Palacios y Adalberto Robles, entre otros, quienes siguen dando la batalla. Ellos dialogaron con los niños y juntos recorrieron también los sitios y parajes históricos.

La banda música infantil, a cargo de Rogelio Monterrubio Llaguno, se formó bajo la iniciativa del museo; el grupo folklórico de la escuela primaria, dirigido por Ya´da´o Ignacio Velasco, rescató también bailes de la región serrana. Ambas agrupaciones dieron muestra de su calidad artística a los representantes de los Museos Comunitarios de Oaxaca. Y no se diga de la gastronomía zapoteca, donde la mano y la genialidad de las señoras Crisanta Méndez Jiménez y Martha Méndez Juárez, conocidas como “wendaw” en zapoteco. Ellas dirigen todo lo relacionado a la comida durante las fiestas del pueblo o eventos especiales como el de esta ocasión.

Esta comunidad emprendió desde hace años una campaña de colocar la basura en su lugar y en contra del uso del plástico. Es una ley se cumple. Un miembro del ayuntamiento dijo en serio y broma que si una persona es sorprendida tirando la basura en la calle, la multa es de 500 pesos. Creo que fue en serio.

 

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